Era un extraño ser, en sus cuatro patas se veía tan grande como ella misma. Demasiado parecido a un oso pero totalmente blanco y sin un solo pelo, con múltiples arrugas surcando su grasoso cuerpo. De la gigantesca cabeza emergían dos largos y filosos cuernos que hacían juego con los puntiagudos colmillos amarillentos de su boca plagada de dientes. De esta, además, brotaba un espeso líquido blanquecino que caía goteando al suelo. Su mirada, de enojados ojos naranjas, era lo más siniestro que había visto nunca. Casi irreal, como si la única conciencia de ese intento de animal fuese solo eso: matar.
Erika, con la vista fija en la criatura, retrocedió asustada apenas unos pasos. Pero el seguido avance del monstruo ante su movimiento hizo que se detuviera en seco sin atreverse a respirar siquiera. El corazón le latía a mil por segundo y tenía miedo, más del que nunca sintió en su vida. Ahora entendía a que se refería Alistar cuando decía que el bosque estaba plagado de horripilantes seres pero, siendo sincera, nunca consideró la posibilidad real de encontrarse con ninguno.Debido a la adrenalina que en ese momento recorría cada poro de su piel, el frio había desaparecido de una forma casi mágica, incluso hasta le parecía notar como gotas de sudor resbalaban por su frente. Sin embargo aún se sentía débil, quizás demasiado para su propio gusto y sabía con certeza que, de darse el caso, el depredador no tendría problemas en ganarle una carrera en tan solo segundos. Su única opción real era permanecer quieta, tanto como le fuera posible y confiar en el destino para que el monstruo estuviera mal de la vista. Pero, a pesar de desearlo, tenía la sensación de que eso no era cierto, la forma en que sus despiadados ojos parecían clavarse en ella era bastante real.
El bicho volvió a avanzar y ella retrocedió nuevamente, maldiciendo cuando se quedó sin camino a sus espaldas porque sus pies ya habían topado el borde del lago. Por su mente pasó fugaz la idea de que quizás pudiera perderlo entre las aguas. Sin embargo era posible que él también supiera nadar o que, para colmo de males, ella misma terminase ahogada al no contar ya con el apoyo del vampiro.
–Alistar... –susurró temerosa paseando la vista por todo el lugar como esperando que, mágicamente, llegase a salvarla, mas nada pasó y agregó con impaciencia –¿Dónde diablos estas...?
Ese fue su gran error.
Alertado por el sonido de su voz el monstruo pareció perder la aparente tranquilidad que había mostrado hasta el momento y arremetió con fuerza contra su asustadiza presa. Erika apenas tuvo tiempo de reaccionar ante la extraña velocidad del animal pero, por suerte, logró escapar de su embestida a tan solo milímetros de un golpe fatal. Con fuerza y todo lo rápido que le permitían sus débiles y cansadas piernas echó a correr, adentrándose en el espeso y peligroso bosque. Sabía que esa opción podría resultar contraproducente a largo plazo, sería fatal si se encontraba con otra criatura. Pero al menos entre la espesura tenía una mínima oportunidad de perder a aquella que la perseguía, o por lo menos de ganar algo de tiempo para que el vampiro la encontrase.
Lamentablemente no había contado con el hecho de que en el interior del bosque, lejos de ella, quien tenía ventaja era su perseguidor. Mientras Erika avanzaba con dificultad sintiendo como las crueles ramas dañaban sin piedad su piel como si de papel se tratase, el monstruo lo hacía seguro y arrollador, como si la aparentemente débil maleza no consiguiera penetrar su dura coraza.
Para colmo de males la joven, con cada paso, se sentía más y más mareada. Sus torpes pies tropezaban con ellos mismos y la cabeza le daba vueltas, difuminándosele las imágenes que tenía al frente. Estaba cansada y adolorida, con las plantas descalzas laceradas por la carrera. No sabía cuánto llevaba corriendo o ni siquiera a que distancia estaría aquel ser que la perseguía, de lo que si tenía plena seguridad era de que su cuerpo no aguataría mucho más. No tenía idea de que podía estarle ocurriendo de repente, hasta que un involuntario mal gesto la hizo dirigir una mirada dolorida a su brazo derecho.
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Príncipe Oscuro (Terminada)
FantasyErika es una chica acostumbrada a lo mejor: las mejores ropas, la mejor escuela privada, el auto del año... y es ahí, cuando su vida no puede ser más perfecta, que todo se derrumba. Pareciera que ya nada podría ir a peor pero un irónico juego del de...