Erika caminaba a paso lento, sin prisas, adentrándose cada vez más en el bosque que parecía querer tragársela con su boca oscura.
Con las manos en el interior de la chaqueta, se protegía inútilmente del frío que comenzaba a incrementar. En esta época del año, el viento soplaba con tanta fuerza que había evaporado a casi todos los seres vivientes en el paraje, con la sola excepción de algún que otro animalito perdido que correteaba de aquí para allá buscando refugio. A pesar de todo, la chica se sentía feliz ante la aparente soledad, en este preciso momento lo que menos necesitaba era la compañía de alguien.
Había dejado su auto unas calles más abajo. Quería caminar, el ejercicio le vendría bien. Dentro de su pecho bullía un torrente de emociones incontrolables que le impedían pensar con claridad. Por eso había decidido venir aquí en primer lugar, necesitaba visitar a la única persona en el mundo que lograba entenderla, que la escuchaba, que realmente la conocía... su hermano Erik.
–¡Venga Erika, apresúrate! –la apremiaba Erik mientras le agarraba la mano para que fuera más deprisa.
–¡Ya voy, ya voy! Pero, por favor, baja un poco el ritmo que el lago aún seguirá allí para cuando lleguemos– protestó la chica jadeante.
–¡Mira, lo veo desde aquí! – gritó su hermano emocionado.– Vamos, ¡estoy loco por meterme en el agua!
¡¿Meterse en el agua?! La niña abrió los ojos ante la idea, sin podérselo creer. Había que ver el nivel de desconsideración de los hombres. Llevaba todo el día arrastrándola de aquí para allá, haciendo lo que a "él" le parecía divertido y ni siquiera se había dignado a preguntarle que quería ella.
Erika, realmente enojada, decidió que tenía que darle una buena lección al tonto de Erik y demostrarle que debería pensar en ella al menos de vez en cuando. Con una sonrisa pícara por lo que iba a hacer se soltó del agarre del chico y se tiró sobre el pasto, cerrando los ojos. Lo conocía bien y estaba completamente segura de que no querría continuar sin ella.
–¿¡Se puede saber qué diablos haces!? –espetó él enfadado.– El agua queda hacia allá –aun sin poder verlo, la chica sabía que estaría señalando el lago con efusividad.
–Estoy descansando y no pienso moverme de aquí –le dijo ella intentando mantenerse firme, sin reírse siquiera, como era su más profundo deseo, al ver la divertida desesperación de su gemelo.
–¡Tienes que estar de broma! –chilló Erik con un resoplido que la hizo regocijarse interiormente.
Animada, abrió los ojos y le cogió la mano, indicándole que se acostara junto a ella.
–Ven –pidió. –Se está muy bien aquí.
–Ah, no, de eso nada. No sé tú, pero yo me voy a bañar. –Fue a alejarse, pero Erika le sostuvo la mano con más ímpetu.
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Príncipe Oscuro (Terminada)
FantasíaErika es una chica acostumbrada a lo mejor: las mejores ropas, la mejor escuela privada, el auto del año... y es ahí, cuando su vida no puede ser más perfecta, que todo se derrumba. Pareciera que ya nada podría ir a peor pero un irónico juego del de...