El gran espejo colocado casi al completo de la pared le devolvía su reflejo tal cual y el joven frunció el ceño. Hacía tiempo que no se paraba a observarse detenidamente. Había cambiado. Tanto que en algunos momentos ni él mismo lograba reconocerse. Su piel lucia pálida y sus ojos cansados, e incluso su cabello, antes brillante y reluciente, ahora estaba enmarañado y sin vida. Pero lo más diferente no era su imagen, él lo sabía mejor que nadie, y esa certeza lo asustaba.
-Vernon -llamó y el aludido avanzó por la habitación hasta colocarse a su lado, frente al espejo -¿Me ves diferente?
-Así es señor -el subalterno asintió lentamente -Dejasteis de ser un niño, ahora os veis como todo un hombre.
El joven apartó sus ojos esmeralda del reflejo que parecía burlarse de él y concentró toda su atención en el anciano. Sabía que podía confiar en él.
-Estoy cansado, deseo tanto que todo termine -confesó -¿Crees que he tomado las decisiones incorrectas? ¿Qué en verdad soy el malo?
-Habéis hecho lo que teníais que hacer, lo que se esperaba de vos -Vernon suspiró intensamente -Aunque sabéis lo que pienso de ello.
-Ella me odia -afirmó con voz herida y caminó en círculos por la habitación -No se suponía que pasara, debía verme como su héroe, aquel que la liberaría de las garras del diabólico vampiro y sin embargo... me odia...
-Señor... -comenzó a decir Vernon pero el mencionado no lo escuchaba, parecía completamente metido en su propio mundo.
-Todo es su culpa -siguió mientras se pasaba las manos por la cabeza -Ese maldito vampiro... él la ha puesto en mi contra... piensa que puede quitármela pero no se lo permitiré ¡Debí matarlo cuando tuve la oportunidad! -el joven seguía paseándose por la estancia enloquecido -¿Qué pudo salir mal? Mi sangre debería haber sido suficiente para matar a un miembro de la realeza incluso, pero no funcionó con él, ¿Por qué...? ¿Por qué...? ¿Por q-...?
-¡Kiddo! -el grito del anciano retumbó por la habitación y el chico se detuvo sorprendido al escuchar como lo había llamado, hace mucho no lo hacía, al menos no desde que se había convertido en el jefe -¡Parad de una vez!
Recuperando parte de la cordura perdida el joven fue dejándose caer hasta el suelo, donde se agachó con la cabeza entre las piernas, inspirando fuertemente. Vernon le dirigió una mirada triste y se acercó a él, pasándole la mano por el cabello, desde que lo conocía eso era algo que siempre lo había calmado.
-Para... -susurró suavemente -Este no eres tú, ese odio que lleváis dentro os está cegando, esta no es vuestra pelea, nunca lo fue, no es justo que carguéis con los errores de otros, Kiddo...
El chico levantó la cabeza y lo observó directo a los ojos. Su mirada era dura y sin vida, nada que ver con lo que había sido antaño.
-Yo ya no soy ese -se puso en pie lentamente y avanzó por la habitación hasta la mesa en la que reposaba su máscara negra y, tomándola, la sostuvo entre sus manos -Kiddo murió hace mucho, de ese niño ya no queda nada, solo ella...
-Si le mostráis quien sois en realidad a lo mejor no os odiaría -aconsejó Vernon a sus espaldas -Mostradle esa verdad que ocultáis.
-Te equivocas -el joven se colocó la máscara y se volteó -Mírame, este es quien soy ahora: Shadow, el que es capaz de hacer lo que sea sin remordimientos.
-Os creería si no supiese de primera mano cuanto sufrís, os creería si no os hubiese visto apagaros día tras día -Vernon dio un paso en su dirección pero él alzó la mano para que se detuviera -Ya habéis hecho suficiente, abandonad vuestra venganza, tomad a la chica y llevadla a algún lugar donde podáis vivir en paz por fin, os lo habéis ganado.
ESTÁS LEYENDO
Príncipe Oscuro (Terminada)
FantasiaErika es una chica acostumbrada a lo mejor: las mejores ropas, la mejor escuela privada, el auto del año... y es ahí, cuando su vida no puede ser más perfecta, que todo se derrumba. Pareciera que ya nada podría ir a peor pero un irónico juego del de...