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Tatuajes

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Tatuajes

Abro los ojos pesadamente, supongo que me habré dormido durante horas. Aspiro el olor que se desprende del pecho de Carlo, sonrió y me aferro mas a su cuerpo. Cierro los ojos, pero siento como él se remueve y deja un beso en mi frente.

—Despierta dormilona, tenemos que cenar.

—No tengo hambre. –digo sin pensar no quiero moverme de aquí. Estoy tan cómoda.

—Si tienes hambre, vamos.

— ¿Podemos cenar aquí? Por favor

—Está bien, cariño. Pediré que traigan la cena.

El deja un beso en mis labios y se pone de pie para después salir de la habitación. Mi teléfono comienza a vibrar, bueno el teléfono que me regalo Carlo. Veo la pantalla y es Kevin.

—Hola hermanito. –respondo después de dar el botón de aceptar.

—Hola Juls ¿Cómo estas hermanita?

—Bien ¿y tú?

—Bien, todo está increíble, conocí unos amigos aquí en New York, son muy agradables.

—Qué bueno, Kev. Me alegro por ti.

— ¿Tú tienes alguna novedad? –pregunta

Si supieras.

Vivo con Carlo.

Estoy comprometida.

Me voy a casar

—No. –miento

— ¿Segura?

—Ya te contare, las novedades pronto.

—Está bien, Juls. Te llamo luego tengo que entrar a clases de teatro.

—Cuídate, te quiero.

—Te quiero más.

Cortamos la llamada y en eso ingresa Carlo con una bolsa de papel en la mano.

—Ya prepararan la cena y lo traen.

—Gracias.

— ¿Con quién hablabas?

—Con mi hermano.

— ¿Tu hermano?

—Sí, él está en Nueva York. –respondo ocultando la tristeza.

— ¿Lo extrañas?

—Muchísimo. –respondo y el asiente.

—Mira tengo esto para ti.

—No. –digo a modo de advertencia.

La última vez que me trajo algo así, fue un vibrador, que solo use dos veces porque según él.

Esa jodida cosa no me provoca el mismo placer que él.

LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora