Audrey
Es lunes por la mañana, hoy trabajo, concretamente es mi segundo día y eso me hace pensar que desde el concierto no he vuelto a hablar con Lexi, nos hemos escrito algún mensaje pero nada más.
Entró en la cocina y vio a Sebastián y a Logan hablando, ambos vestidos con sus trajes.
-Buenos días.- Saludó entrando cogiendo una taza del armario para llenarla de café.
-Buenos días, pequeña Gremlin.- Digo Logan. Yo puse los ojos en blanco.
Sebastián me saludó con un hola y salió de la estancia dejándonos solos a Logan y a mi.
-No sé si te has dado cuenta, pero no me gusta ni un pelo ese apodo que me has puesto.- Comenté intentando alcanzar unas galletas del estante de arriba.
-Lo sé, por eso te lo digo, pequeña Gremlin.-
Él se acercó al armario y cogió el paquete de galletas que yo no alcanzaba.
Lo tenía detrás de mí. Me giré para mirarle, estábamos muy cerca.
Mi pulso se aceleró al sentir su aliento en mi oído. - Que bajita eres pequeña Gremlin, te voy a tener que comprar los Petit-suisse que toma mi hermana haber si así creces un poco.- Susurro y me tendió las galletas. Cogí el paquete y le lance una mirada asesina pero no contesté.
Logan se alejó, le dio un último sorbo a su café americano y se fue a su habitación.
Me quedé desayunando sola.
Terminé de desayunar y fui al trabajo en el coche de Logan.
Había silencio pero no era incómodo.
Llegamos al Downtown, aparco el coche y nos fuimos directos a la oficina ya que habíamos desayunado en casa.
Entramos a la recepción, saludamos a Marta.
Subimos a nuestra planta y nos pusimos a trabajar porque teníamos mucho curro.
Estaba organizando la agenda del Señor Ross (No me hago a la idea de llamarlo así, me hace mucha gracia.) cuando mi móvil empezó a vibrar, no paraba, pero decidí ignorarlo.
Todo iba bien hasta que Logan me llamó y me pidió que fuera a su despacho. Me levanté y fui directa.
Llamé a la puerta y me dio permiso para pasar.
-Audrey, necesito que te sientes.-
Parecía estresado e incluso enfadado, no era capaz de distinguir qué emoción pintaba sus ojos grises así que obedecí y me senté.
-¿Has mirado tú móvil?- Preguntó con un tono duro. Logan estaba delante de mí con las manos en los bolsillos y los ojos fijos en mí. Tenía la mandíbula tensa.
-No.
-Mejor.- Dijo sacando el suyo del bolsillo. Lo desbloquea y me enseña pantalla.
¡PERO QUÉ DEMONIOS!
-¿Qué es esto?- Pregunté sin dar crédito de lo que estaba viendo.
-Nos han estado siguiendo toda la semana, han creado un rumor falso y este va a ser difícil de arreglar.
-¿Por qué?
-Hay más fotos.
-¿Cómo que más fotos?
-El otro día nos pillaron en el coche y desayunando. Los periodistas cuando ven algo, por mínimo que sea crean rumores y noticias sin base alguna. A eso súmale que están obsesionados conmigo y quieren cualquier noticia jugosa en la que yo esté involucrado.
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Más allá de lo racional
RomanceAudrey Hamilton es libre, rebelde e independiente. Nunca le han gustado los juegos de sus padres por eso ellos hartos de su comportamiento deciden mandarla a vivir a Nueva York, concretamente, a casa del hijo de unos amigos suyos, Logan Ross, un chi...