Logan
Tenía miedo, si, tenía miedo de que pillasen a Audrey saliendo de casa del chico con el que se lío el viernes pero lo que más miedo me daba, era que se volviese a acostar con él. Yo sé que no soy nadie para impedírselo pero no puedo evitar sentir celos por ese chico que ha podido tocarla y sentirla como lo había hecho yo.
Era por la mañana, me levanté el primero y me arreglé para ir a trabajar. No sé si Audrey había dormido en casa y eso me inquietaba.
Comencé a oír ruido en el pasillo, voces, concretamente y apareció Sebastián acompañado de Audrey, me relaje al verla vestida y lista para ir a la oficina, porque significaba que no había pasado la noche con el chico.
-Por si te lo preguntas, tú precioso coche está bien.- Dijo en modo de saludo dejando las llaves delante de mí.
-Me alegra oír eso.- Sonreí- Por cierto hoy comemos juntos, recuerda que los periodistas tienen que ver juntos y que esta noche vamos a casa de mi madre.
-Lo sé, no te preocupes que no se me ha olvidado.
-¿Volviste muy tarde anoche?- Le pregunté.
-Ya empezamos, ¿No dijimos que cada uno seguía su vida dentro de casa? .- Se puso a la defensiva.
-Relájate, pequeña Gremlin. Solo quiero saber si te vio alguien.
-O si me acosté con él.
-¿Te vio alguien o no?- Insistí.
-No y tampoco me acosté con él.
-Genial.- Concluí.
Seis años antes
Audrey
Cuando termine de arreglarme para la estúpida fiesta de año nuevo salí de mi dormitorio, baje las escaleras y llegue al salón principal donde se celebraría la cena.
Mi madre al verme se acerco a mi y me susurro al oído.
-Sonríe y causa una buena impresión.- Yo puse mala cara.- Y como la líes estas castigada el resto de tu vida, ¿Te queda claro?, cariño .-Añadió aquella arpía a la que llamaba madre.
-Si, mi general.-Le conteste. Ella se alejó cabreada y yo solté una risa floja. Sabía que a mi madre no le gustaba que la llamase así pero a mi me encanta llevarla al límite al igual que ella hace conmigo.
Caminé por la sala y cogí una copa de champán que repartían los camareros y me alejé de todo el mundo. Estaba a punto de subir a mi habitación y quitarme el vestido que me ha obligado mi madre a ponerme porque me estaba asfixiando cuando me choque con alguien y le tire la copa encima.
-¡Dios! Lo siento.-Exclamé llevándome una mano a la boca.
-No te preocupes.- Dijo él.
Levante la mirada del traje que había mojado torpemente y me encontré con los ojos grises más bonitos que había visto nunca.
Me quedé sin palabras.
-Soy Logan.- Se presentó el chico.
Yo seguía alucinada por semejante belleza pero conseguí articular palabra.
-Audrey.-
Nos quedamos mirándonos en silencio hasta que se me iluminó la bombilla.
-Será mejor que te seques.- Comente.
-Tienes razón, ¿Dónde están los servicios?- Preguntó.
-Sígueme.- Concluí.
Los dos empezamos a subir las escaleras que conducían al piso de arriba y llegamos al baño.
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Más allá de lo racional
Roman d'amourAudrey Hamilton es libre, rebelde e independiente. Nunca le han gustado los juegos de sus padres por eso ellos hartos de su comportamiento deciden mandarla a vivir a Nueva York, concretamente, a casa del hijo de unos amigos suyos, Logan Ross, un chi...