Logan
Anoche mientras ordenaba mis cosas de mi escritorio encontré algo que hacía mucho tiempo que no veía, una libreta negra bastante vieja. Al abrirla se callo una foto, me agache y la cogí. Era de Audrey y mía, de hace años. La que hicimos en un fotomatón.
Salíamos en una besándonos, en otra sonriendo y en otra haciendo el tonto. No pude evitar pensar en esa época, en lo felices que éramos, en lo feliz que era a pesar de sentirme como una mierda porque mi padre no me aceptaba.
Volví a guardar la foto dentro de la libreta y mi primer instinto fue tirar la libreta a la basura pero luego pensé en guardarla y lo hice , no sé por qué.
Seguí ordenando pero no era capaz de olvidarme de la foto, esa foto había revuelto muchos recuerdos y sentimientos.
Me fui a dormir pero no lo conseguí, el sonido de la lluvia me desvelaba y el recuerdo del cuerpo de Audrey sobre el mío, el sonido de sus gemidos y su mirada salvaje mientras lo hacíamos. Por eso no quería hablar de lo que pasó hace seis años, porque lo echaba de menos.
Salí de la habitación y fui a la cocina. Me serví un vaso de Bourbon y me lo bebí de un trago, sentí el alcohol quemando mi garganta pero no me importo y me serví otro. Así hasta que perdí la cuenta.
Estaba apoyado en la encimera, intentando controlarme cuando oí que alguien carraspeó. Me giré y la vi.
Audrey.
Mierda.
Es la última persona a la que quería ver, de hecho estaba así por ella.
-Hola.-saludó con voz casi inaudible.
Yo le hice un gesto con la cabeza.
Ella se acercó a la nevera y sacó el brik de leche que dejó en la encimera.
Después sacó una taza y las galletas.
Sirvió la leche en la taza y la metió en el microondas.
Mientras esperaba a que terminase de calentarse la leche se giró y me miró.
Su mirada se posó en mi vaso.
-¿Bebiendo a las tres y media de la mañana?- me preguntó.
-Ya ves.-conteste.
-¿Y a qué se debe el honor? ¿Qué te atormenta?-
Ignoré su pregunta porque no podía responderla y cambie de tema.
-¿Qué hace despierta a estas horas?- dije.
-¿Estás borracho?
-Te he hecho una pregunta, pequeña Gremlin.
-Y yo otra.-contestó de forma cortante.
-No es asunto tuyo.-concluí.
Me dio la espalda y fue a sacar la taza del microondas.
-Lo siento.-la pedí perdón.
-No hace falta que te disculpes si no lo sientes de verdad.- contestó ella de forma cortante antes de darle un sorbo a la leche caliente.
-Si lo siento de verdad.
-No es cierto. Sé cuando mientes.
-No puedo mentir, estoy borracho.
-¿Y?
-Que los borrachos no mienten.
-No estás lo suficientemente borracho como para llegar a ese punto.
-¿Quién dice que no?
-¿Cuántas copas llevas?
-Muchas.
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Más allá de lo racional
RomanceAudrey Hamilton es libre, rebelde e independiente. Nunca le han gustado los juegos de sus padres por eso ellos hartos de su comportamiento deciden mandarla a vivir a Nueva York, concretamente, a casa del hijo de unos amigos suyos, Logan Ross, un chi...