~ CAPÍTULO 24 ~

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Audrey

Un beso, solo fue un beso. ¿Por qué me afecta tanto? No lo entiendo.

Corrí por la calle lo más rápido posible y cuando entré al edificio empapada me di cuenta que Logan me seguía.

-¡Audrey, espera!- exclamó jadeando.

Me paré en seco y lo mire. Iba igual de mojado que yo.

-Si me acuerdo de lo de anoche.- sentenció.-Me acuerdo que te bese y que nos liamos en el salón.

-Y si te acuerdas ¿Por qué lo niegas?- le recrimine decepcionada. Una parte de mi quería que él se sintiese lo mismo que yo.

-¿Tú qué crees?

-No lo sé, Logan. Dímelo tú.

-Porque no puedo soportar lo que me hacen sentir tus besos. No puedo soportar el daño que te hice y quiero olvidarlo. Todo. Pero no puedo. ¿Sabes por qué?

-¿Por qué?

-Porque llevas en mi mente desde el día que me tiraste la maldita copa. No has salido de ahí en todos estos años y tenerte cerca me mata.-

Unas lágrimas recorrieron mis mejillas.

-Está bien.- dije no solo para él sino para mí.-No volverás a verme.- sentencié y salí del edificio volviendo a dejarle solo.

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Hace una semana de la discusión.

Hace una semana que hui.

Hace una semana que no veo a Logan.

Hace una semana que lo besé.

Hace una semana de su confesión.

Y hoy es el día de volver a verle.

-Hola Audrey.- me saludó él. Sebastián sabía en todo momento donde me encontraba ya que Kaden le llamó para no preocupar a nadie.

-Hola.- le devolví el saludo.-¿Qué traes ahí?- preguntó intrigada señalando lo que tenía entre sus brazos.

-Es hora de que dejes las camisetas de Kaden y te pongas ropa en condiciones. Hoy es la gala.

-Lo sé pero no quiero ir.-

-Tienes que ir.

-No quiero ponerme ese horrible vestido.

-Audrey.- me nombró Seb con tono de advertencia.- El vestido es precioso y te queda genial. Esa no es la verdadera razón.

-Es que no quiero verle.- admití.

-Logan está igual de destrozado que tú.

-Eso no es cierto.

-Si lo es.- afirmaron Seb y Kaden a la vez.

No me quedó otra alternativa que vestirme y arreglarme para la dichosa gala.

Lo hice con mimo aunque no con gusto.

Una vez lista bajamos los tres al coche en que había venido Sebastián y nos llevó hacia el local en el cual se celebraba el evento.

Cuando aparco el coche en delante de la puerta me indicó que bajara. Y eso hice. Me bajé del vehículo y un montón de fotógrafos y periodistas empezaron a rodearme haciéndome preguntas. Mis oídos solo escuchan ruido pero mi mundo se quedó en silencio cuando sentí una mano agarrada a mi cintura.

-Aquí estás.- dijo una voz ronca.

-Suéltame.- conteste de mala manera.

-No hasta que salgamos de aquí.

Más allá de lo racionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora