Los pequeños copos de nieve caían suavemente, sobre el cuerpo tendido en la congelada autopista, la sangre, el auto en llamas y las sirenas a lo lejos, hicieron que el pelinegro se sintiera más perdido de lo que ya estaba, su cuerpo temblaba mucho, no sabía si era por el shock, por el frío o por su llanto a punto de salir.
La primera lágrima que soltó vino acompañada de un grito desgarrador, desde lo más profundo de su ser. La falta de oxígeno y el dolor de pecho, lo hacían apretar los puños con rabia, con desesperación, con tristeza, la sensación era tan fuerte que aunque sus cortas uñas perforaban parte de sus palmas no sentía consuelo alguno.
Tomó sus negros cabellos y comenzó a jalar de ellos, su cuero pedía clemencia sin respuesta. Al contrario seguía con la tortura.
Su pierna y sus costillas rotas ya no dolían como antes, la nieve y la mezcolanza de emociones no le dejaban sentir ese pequeñito dolor. El dolor de su alma superaba cualquier dolor físico.
Las emociones abrumadoras, se volvieron tan sofocantes, tan lastimeras, tan perturbadoras, que sin esperarlo, con unos últimos espasmos en su cuerpo, su corta vida lo abandonaba, el frío se volvió más insoportable, su cuerpo no dejaba de temblar y se sentía demasiado cansado.
Antes de que sus ojos, rojos por el llanto, se cerraran, vió una última vez el coche siendo consumido por el feroz fuego, quiso gritar el nombre de su mejor amigo que se había quedado atrapado en aquella bestia de metal, pero ya era demasiado tarde, sus fuerzas lo abandonaron y su corazón, dejó de latir.
El equipo de bomberos, las patrullas y la ambulancia, llegaron al lugar donde aquel coche lujoso volcó tras resbalar por la congelada autopista. El cuadro era como sacado de una película de acción; el coche yacía con las llantas boca arriba, totalmente incinerado, a no muchos metros del incendio, casi cubierto por una capa de nieve estaba el cuerpo de un chico, sus ropas estaban salpicadas de sangre, y su rostro pálido daba a entender dos cosas.
Estaba muerto, o acabó inconsciente debido al shock.
El pulso, ya no había pulso en aquel joven de cabellos negros. Ante la negativa de su compañero quien lo dio por muerto, aquella paramédico, que se dirigió a él mientras los bomberos hacían su trabajo, no permitiría que esa vida joven terminara así como así. Menos en un día tan especial como lo era Navidad, acomodó con ayuda de su compañero el pesado cuerpo del chico, aspiró suficiente aire y posó sus pequeños labios con los de aquel joven, pasando todo el aire contenido hacía el pelinegro. Y con algunas maniobras de RCP, logró que aquel corazón volviera a latir. El latido era vago pero al menos estaba con vida.
Subieron a la ambulancia y aquel joven aún estando inconsciente y mal herido, no dejaba de ser hermoso a la vista de todos.
–Eres tan apuesto y joven– habló con pena la paramédico–. Así que aferrate a la vida– continúo– aún te falta mucho por vivir, aún falta que encuentres una buena pareja, que tengas hijos, o no sé, cumplir tu plan de vida, tus sueños.– finalizó.
Aquel discurso motivacional. Hubiera servido si la hubiese escuchado. Pero no fue así.
•••
El sonido constante del monitor, que indicaba sus ya estables signos vitales, le causaba un piquete intenso en las sienes. La luz blanca e intensa no lo dejaban abrir los ojos totalmente, poco a poco su vista se acostumbraba, y pudo observar el cuarto blanco, su madre dormida en el sofá de al lado, y su molesta intravenosa en la mano, no sé explicó cómo había parado en un cuarto de hospital.
Hasta que los recuerdos llegaron a su mente en una ráfaga dolorosamente rápida. Las cosas con su novio, el alcohol que consumió, el llamado a su amigo, el viaje en auto, su necedad, el accidente, el fuego envolviendo el coche y a su amigo. Todo, todo llegó a su mente, y la culpa se instaló en cada poro de su piel.
Lloró en silencio, temiendo despertar a su madre. Con su mano temblorosa trataba de acallar su llanto lastimero.
"Fue tu maldita culpa", se repetía una y otra vez, le hubiera gustado no haberse levantado de la cama ese día. Le hubiera gustado repetir ese quiz por segunda vez, confirmar que su intento por ser mejor pareja y mejor persona dieron resultados positivos. Tener a su amigo a su lado, riendo porque los dos pese a su pasado nefasto, ahora eran los mejores novios, festejar porque las cosas con sus lindas parejas estaban de maravilla.
Pero el hubiera no existe. Por más que anhelara que existiera, no había posibilidad de eso.
Sus lágrimas empaparon sus mejillas, cada lágrima que recorría su piel, las sentía lejanas.
La calidez de los brazos de su madre, intensificaron su llanto, su cabeza fue acariciada y la suave voz de su mamá le repetían una y otra vez que no era su culpa.
Aquel joven aferró sus manos a las sábanas y asintió para darle paz a su madre y así de paso se mentía a si mismo haciéndose creer que no fue su culpa.
Y lloró toda esa mañana, rogando por el regreso a la vida, de su preciado amigo. Implorando volver el tiempo y no hacer nada de lo que hizo el 24 de Diciembre de aquel año 2013.
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Hola gente, éste es mi primer fic KaiSoo, espero les guste.
Me ayudarían mucho votando o dándome algunos comentarios.
Se les quiere uwu✨
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QUIZ» KAISOO [Kai ; Kyungsoo] (MFF +18)
RandomRecuerdo aquel día de otoño, cuando terminé de leer los resultados de un pequeño quiz y pude darme cuenta que no conocía del todo a mi pequeño novio. Y por esa razón, en ese día de otoño, me propuse dos cosas: Descubrir los sentimientos de mi novio...