Capítulo I

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Llego a mi casa, cansada de mi nuevo trabajo, una Cafetería. Me tiro en el sofá y frunzo el ceño, estaba ya estresada de la gente que quiere todo y si no se los das rápido ¡se quejan!

Estoy tirada en el sofa unos 10 minutos y me levanto, camino al baño arrastrando los pies y jadeo. Me quito la camisa de botones blanca y el pantalón negro del trabajo, me desnudo en el baño y abro la llave de la ducha metiéndome en ella. Mientras me lavo el pelo pienso, que si debería de estar buscando otro trabajo ya que estudié Comunicación Social, o sea ser periodista.

Los lugares a donde he ido a buscar trabajo nunca me aceptan, suelo se irresponsable pero puedo arreglar las cosas, claro... a última hora. Me quito el jabón del pelo y cierro la llave, salgo y me enrollo en la toalla, suspiro y camino a mi habitación. Al llegar abro el closet y me coloco ropa interior, un short para dormir y una camiseta negra.

Enciendo la televisión y me acuesto en la cama arropandome con la sábanas luego de haberme secado el pelo. Mi cabello es rojizo, tengo 24 años y, como saben, quiero ser periodista. Tengo ojos verdes y algunas que otras pecas en las mejillas. Veo el reloj, son las 8:15 p.m Suspiro, me pongo de lado en la cama, cierro los ojos y me duermo.

Un ruido en la ventana hace que me despierte, miro directamente la ventana, asustada, al sentarme rápidamente en la cama. Paso una mano por mi frente sudada y por mi cabello, tuvo que haber sido la televisión. Me levanto y apago la televisión, al voltearme veo unos ojos rojos en la ventana y grito. Corro al pasillo y bajo las escaleras, oigo pasos por el pasillo de arriba y me asusto, tomo la escoba y me escondo detrás de la pared, así cuando salga estamparle todo el palo en la cara.

Veo una sombra, la sombra va creciendo y los pasos aumentando. Cuando está junto a la pared se para y oigo su respiración, salgo de la pared y le pego con el palo en la cabeza, el palo se rompe. Lo miro asustada, tenía un pasamontañas negro y sus ojos rojos me veían fijamente, un suéter negro y los pantalones rotos igual. Retrocedo y el camina hacia mi, suelto lo que queda del palo.

-Qui... quien eres- tartamudeo asustada, se escucha una risita burlona por parte de el.

-No te haré nada, solo me gusta asustar a la gente- murmuró y levantó el brazo -Volteate-

Miro confundida, la mano llegaba casi hasta mi techo, el era muy alto y hago caso, me doy la vuelta. Siento una brisa por mi espalda y me estremezco, volteo y ya no está.

¿Que rayos acaba de suceder? Veo el reloj 3:45 a.m Maldigo por lo bajo y vuelvo a mi cama volteando a cada rato para ver si alguien me seguía, pero nada. Aquellos ojos rojos me dominaron, no hubiese dado la vuelta.

Me acuesto en la cama y, como pude, me dormí, soñando con aquellos ojos rojos y el extraño momento que pasé ahora.

El es un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora