Capítulo II

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Estaba detrás de la barra de la cafetería, terminando de atender a un señor, calvo y con bigote. Era bajito y tenia lentes, me agradaba, siempre venia y siempre me contaba cosas. Ya había pasado una semana desde el chico de los ojos rojos, no puedo sacarlo de mi mente, siempre pienso en ello. El señor se llama Chris, y me está hablando de su esposa pero algo me sorprende, suena la campana de la puerta y veo los ojos rojos que me miran y sonríe.

-Eh... señor Chris ya vuelvo- pongo mi mano en su mano y el sonríe asintiendo, tomo mi libreta del bolsillo del delantal y camino a la mesa donde ojos rojos se sentó.

Al llegar el estaba viendo el menú, el levanta la mirada cuando llego y sonríe de lado. Sus dientes son blancos, y grandes, su cabello es negro y sus ojos rojos tienen pequeñas rayas negras, me asusto.

-Buenas... tardes, ¿qué desea ordenar?- pregunto mirando mi libreta y luego muerdo mi labio.

-Jum, quiero una hamburguesa- dice y yo lo miro -Coca-Cola- sonríe.

-Ujum- murmuro anotando en mi libreta -¿Algo más?- pregunto y el niega.

Sus brazos estaban llenos de tatuajes hasta las muñecas, vi uno, muy bonito. Eras unas alas negras grandes, de la muñeca al codo, y botaban un poco de fuego. Siento su mirada roja.

-¿Pasa algo?- pregunta sonriente y yo lo miro, dios me quedé como una estúpida admirando sus tatuajes -Son geniales, lo sé- me mira y yo lo miro.

-Ujum- susurro y me doy media vuelta, camino al mostrador.

Luego de hacer el pedido le llevo la comida a ojos rojos, el me mira y sonríe.

-Me llamo Josh- dice y yo sonrío.

-Un gusto, soy Nathaly- le dijo y me doy media vuelta, cuando iba a empezar a caminar el me detiene, me volteo -¿Si?-

-Salgamos- dice y frunzo el ceño -¿Qué pasa?-

-Primero entras en mi casa y me das un susto, segundo no te dolió el palazo y desapareciste y tercero, apareces aquí y me invitas a salir, idiota- le digo y me cruzo de brazos.

-Oye, si fui yo... ¿que tiene de malo una bromilla?- dice sonriente y yo lo miro histérica.

-Jodete, voy a atender a más personas- me doy la vuelta y veo el mostrador lleno de gente, camino hacia el.

Por un momento había jurado que vi muchas personas, levanté la mirada y toda la cafetería estaba vacía, me volteo y el seguía ahí. Frunzo el ceño y me acerco a el.

-¿Que rayos hiciste?- lo miro furiosa.

-Yo no hice nada- mi mira comiendo su hamburguesa.

-Pero... ush- me siento en la silla, no quería sentarme, noto que sus ojos rojos brillan un poco -Me asustas- susurro.

-¿Por qué?- sonríe -Si te asusto, ¿por qué te sentaste?-

-No lo sé- susurro.

Trato de levantarme pero es como si estuviera pegada a la silla, el se levanta y puedo levantarme, noto un mecho rubio en su cabello y sus ojos se vuelven azules.

-Eh... tu pelo y tus ojos- susurro.

El voltea a el espejo de la pared, bueno toda la pared era un espejo, solo esa parte. El se tapa el mechón y veo que todo su cabello se está poniendo rubio.

-Tengo que irme, adiós- tira el dinero en la mesa y se va corriendo.

-¡Oye espera!- grito y corro detrás de el.

Cuando salgo a la calle una brisa levanta mi delantal y luego no lo veo más, se fue como aquella noche. Una brisa y ahora nada.

El es un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora