04. Taehyung

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Jungkook se alistó como alma que lleva al diablo y, sin detenerse para mirarse por segunda vez, corrió hacia el primer piso. Sus padres lo miraron sorprendidos por unos segundos y, sin darle más vueltas al asunto, dejaron que se uniera a la velada que, en un principio, este había rechazado, no porque no se sintieran tentados a interrogarlo, sino porque llevar al hijo mayor de la familia a esa cena podría ser fructífero. Si Jungkook lograba entablar una amistad con alguno de los hijos de los Kim, tendrían más oportunidades de entablar lazos con esa familia y su empresa, así que, en un acuerdo implícito, se dirigieron en silencio hacia la casa contigua.

Cuando llegaron a la puerta principal y logró visualizar la cabellera platinada que había llamado su atención hace apenas una hora, Jungkook sintió que su corazón había comenzado una carrera contra el tiempo. Estando lo suficientemente cerca, el pelinegro por fin pudo observar detenidamente el rostro del muchacho al que cada célula de su cuerpo había decidido adorar. Se sentía increíblemente nervioso y ansioso por saber más del otro, y, cuando vio que las mejillas de este estaban teñidas de un intenso color rojo, supo que no era el único en sentirse así.

Su madre le dio un empujoncito para que saliera de su ensueño y saludara como se debía a los Kim. Lo hizo con rapidez, deseando que fuese el turno del menor.

– Taehyung –dijo el más pequeño en un tonito bajito, mientras hacía una reverencia. Entonces, Jungkook pensó que Taehyung era la persona más bonita que había visto y vería en su vida.

Antes de que alguno pudiese reaccionar, los mayores se adueñaron de la conversación y pronto se vieron obligados a separarse. El resto de la noche Jungkook no había conseguido concentrarse en otra cosa que no fuese el muchacho de cabellera platinada. Había buscado la manera de acercarse, pero Taehyung parecía no tener en sus planes alejarse de Namjoon. Estaba pegado a él todo el rato, como si su vida dependiese de ello. Solo cuando sus padres lo apartaron de su hermano, Jungkook pudo deshacerse del espacio que los separaba.

– Hola –soltó con naturalidad y Taehyung hizo una corta reverencia en respuesta­–. ¿Fumas? –añadió y quiso golpearse en la cara, cuando vio que el menor de los Kim lo miró de vuelta con una ceja ligeramente levantada.

– No –respondió Taehyung, salvando a Jungkook de morir de vergüenza frente a él–, pero supongo que puedo aprender.

Jungkook tragó en seco y sacó una cajetilla del bolsillo de su saco, pero, antes de que lograse hacerlo por completo, Taehyung lo detuvo tomando su muñeca. El contacto hizo que su cuerpo ardiera, pero no quiso que este terminara.

– ¿Qué haces? –preguntó el menor, sosteniendo aún su muñeca. "Pensar en ti" respondió mentalmente­–. ¿Pensabas enseñarle a un menor de edad, delante de sus padres, a fumar?

– ¿Menor de edad?

– Tengo diecisiete años –respondió Taehyung, frunciendo el ceño–. ¿Por qué? ¿Eso cambia tus planes?

Jungkook juró que podía ahogarse ahí mismo. Nunca se había sentido así, ni siquiera con Sooyoung, a pesar de haber compartido mucho de su intimidad con ella. Nunca había deseado tanto besar a alguien y Taehyung, rompiendo la distancia entre ellos poco a poco, no se lo estaba dejando para nada difícil. Solo debía inclinarse unos centímetros y entonces podría probar sus labios. Le daba miedo admitirlo, pero su cuerpo estaba ardiendo de deseo por un muchacho de diecisiete años, recién salido de la secundaria.

– ¡Kim Taehyung!

El mencionado se separó de inmediato y se volvió hacia dónde se encontraba su hermano llamándolo. Le dedicó una sonrisa corta y se alejó, deteniéndose al lado de Namjoon. El resto de la noche no volvió a verlo, así que decidió que era mejor irse. Aceleró el paso hacia la salida hasta que chocó con alguien. Sooyoung estaba en la cena también y, cuando su madre los vio, Jungkook dio por muertas todas las posibilidades que tenía de escaparse sin ella del lugar.

– ¿Deberíamos ir a otro sitio? ­–susurró Sooyoung, mientras compartían un corto beso en el balcón de la casa de los Kim.

Jungkook asintió y se dejó guiar hacia su propia habitación. Ya en el lugar, simplemente permitió que sucediera. Cerró los ojos para hacer que las cosas fuesen más simples y lo logró, no porque la oscuridad lo cegara, sino porque solo así pudo imaginar que quien se encontraba a su lado era Kim Taehyung, que era su cuerpo el que estaba tocando, que era su cabellera la que tenía entre sus dedos. Durante el resto de la noche, no dejó de preguntarse cómo se vería Taehyung debajo de él, cómo se escucharían sus gemidos, cómo se sentiría su piel bajo sus manos, cómo sería estar dentro de él. Así, entre sueños, Jungkook se dejó caer, solo para llevarse una decepción al despertar. Sooyoung estaba a su lado, sobre su cama, a penas cubierta con las sábanas, y Taehyung... Taehyung no se encontraba ahí. 

Himitsu (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora