Reparar un corazón.

Capítulo 6

Horas después salió de su posición en el suelo del apartamento, se había quedado congelada y sentía su cuerpo entumecido, no le costó mucho saber que tendría problemas de muchas maneras distintas.

Lo primero que hizo fue revisar su móvil y pedirle a su jefe un par de días más, ya había pedido para la boda de Rei y se los había concedido, pero mintió y dijo que había tenido una urgencia familiar, pero su jefe no tuvo problema, por qué el año pasado no había tomado vacaciones y se las debía, así que le dijo que se tomará quince días completos para solucionar lo que fuera que hubiera surgido y disfrutar de la boda de su amiga, lo que agradeció por qué sinceramente, no tenía ni idea de cómo iba a hacerle frente a todo lo que venía.

- Solo estarán unos días... - se repitió como un mantra, mientras leía los mensajes preocupados de sus amigas. – Solo estarán unos días.

Envió un mensaje al grupo conjunto, y les dijo que sentía haberlas preocupado, pero que necesitaba algo de tiempo y espacio, que por favor no le preguntasen porqué ni nada más. No sabía si lo aceptarían, pero rezaba por que fuera así, no podía explicar su situación. Era demasiado tarde.

Después apagó su teléfono móvil y se desconectó del mundo exterior. Se encaminó a su habitación se quedó en ropa interior y preparó un baño con agua muy caliente, así como mucha espuma. Mientras la bañera se llenaba colocó la ropa que había usado durante el día de hoy en el cesto de la colada y bufó al darse cuenta de que su próxima tarea sería hacer la colada, pero al menos eso le daría algo para hacer y distraerse.

Cuando la bañera estuvo llena, se desnudo por completo y se metió dentro. Gimió cuando el cambio de temperatura la afectó, pues debido a su colapso en el suelo, se había quedado helada y sentir el calor a su alrededor alivió un poco la incomodidad que sentía en todo su cuerpo.

Poco a poco el baño caliente, comenzó a relajarla y cumplir con su cometido de hacerla sentir más reconfortada. Pero si cualquiera mirase a sus ojos en ese momento, se quedaría aturdido como mínimo, pues su mirada parecía muerta. Sus ojos no tenían ni una pizca de brillo, estaban muy rojos debido al llanto anterior y sinceramente, parecían perdidos en el vacío, lo que podría dar hasta un poco de miedo.

Inevitablemente su memoria regresó sobre el contenido de la última carta de Seiya y la golpeó quizás con más fuerza aún que la primera vez.

"Me gustaría compartir una noticia que me hace muy feliz contigo, recientemente he comenzado una relación que va muy bien."

Esa frase le había roto el corazón hacía unos meses, y ahora con su posible presencia en el planeta, le había marcado la cicatriz que había generado hasta el alma. Parecía que el universo se burlaba de ella, no había acudido a ninguna de las bodas de las chicas y ahora después de romperle el corazón en millones de pedazos era cuando decidía venir. ¿De verdad?

No sabía cómo comportarse, que hacer o que pensar. Estaba tan destrozada que solo era una sombra de lo que fue, pero además sabía que tendría que enfrentarlo más temprano que tarde, pues solo quedaban un par de días para la boda de Rei y lamentablemente, no podía no acudir, su amiga no se lo perdonaría y ella tampoco se perdonaría el faltar por miedo a cruzarse con él.

El anhelo por ver al chico que amaba con todo su corazón la estaba destruyendo, por qué a pesar del dolor, a pesar de las lágrimas sería tonta si tratará de negar lo que sentía. Lo amaba, lo amaba como no había amado a nadie y sabía con total certeza que Seiya era el amor de su vida, lamentablemente lo había descubierto demasiado tarde.

Por un lado, quería volver a verle, ver sus preciosos ojos zafiros, su sonrisa burlona, sentir su cercanía y seguramente el abrazo que le daría, poder olerle nuevamente, poder sentir su calidez y esa protección que siempre emanó hacia ella nuevamente rodeándola por completo, porque sí, siempre se había sentido protegida en sus brazos y ahora ya ni siquiera podría tener eso.