Capítulo 8

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Abrí los ojos con suavidad, no sabía dónde me encontraba, pero el golpe de luz de pronto me deslumbró, y volví a cerrar los ojos ligeramente, mientras gruñía suavemente. Lo único que recordaba era haber visto a Seiya y luego una sensación de agobio terrible, así como haberme girado hacia Haruka, pero luego mi mente estaba en blanco, así que me pregunté cómo había llegado a dónde estaba y dónde estaba en realidad.

En su segundo intento, si logró abrir los ojos y mantenerlos abiertos, pero sintió un dolor de cabeza agudo, que a pesar de sus ganas por querer levantarse la hizo permanecer acostada como estaba hasta ahora.

- ¿Dónde estoy? – preguntó al sentir ligeros susurros de alguien que no logró identificar al momento.

Después de unos segundos, sintió que alguien se acercaba, y la ayudaba a levantarse. No fue difícil descubrir que había sido Amy, la que la ayudó a incorporarse, para sentarse en el borde de la cama y tampoco fue una sorpresa localizar a Haruka con la mirada completamente llena de preocupación a poca distancia de la cama dónde ella había estado descansando.

- ¿Cómo te encuentras? – preguntó Amy con un tono profesional que pocas veces le había escuchado usar con ella.

- Nos asustaste, Koneko. – murmuró Haruka casi al mismo tiempo que Amy, haciendo sonreír ligeramente a ambas.

- ¿Qué paso? – pregunté con curiosidad, realmente no recordaba como acabé en una cama. – Estoy un poco confundida.

- Te desmayaste cuando íbamos a salir del templo. – respondió Amy con una sonrisa suave. – Fue una suerte que Haruka te atrapase con rapidez, pero aún así. ¿Te duele algo? ¿Cómo te sientes?

- ¿Qué hora es? – pregunté algo nerviosa por haber estropeado la boda de Rei, no sabía cómo responderle a Amy, pero su mirada me dijo que no se iba a mover de ahí hasta que fuera sincera. – Me duele un poco la cabeza. ¿Cuánto llevo aquí?

- No es importante – afirmó Amy, pero la preocupación en la mirada de ambas, así cómo el mutismo de Haruka, me confirmó que no había sido un desmayo de un par de minutos. – Te traeré un poco de agua, pero el lunes debes de ir al médico.

- Pero... - intenté decir, pero fui interrumpida por Haruka.

- Sin peros. – aseguró Haruka con dureza. – Si no vas por ti misma, te llevaré.

- Haruka, por favor. – comenté con voz suave, intentado apelar a la ternura que sabía que producía en ella. – Estaba sofocada en el templo, lo que seguramente provocó el desmayo. No te preocupes, todo está bien.

En cuanto Amy regresó y ella tomó el vaso de agua que le ofreció con cuidado, se levantó de la cama con suavidad, evitando que nadie notase que estaba un poco inestable aún, luego se ajusto y arregló el vestido con cuidado y sonrió hacía sus compañeras.

- ¿volvemos a la boda? – pregunté con una sonrisa suave.

Ambas asintieron, aunque sentí sus miradas todo el camino hacía el salón dónde estarían todos los invitados. Yo no había colaborado en la decoración del salón dónde se llevaría a cabo la recepción, pero debía reconocer que era hermoso y el bello jardín que había justo antes de acceder al salón le daba un toque casi mágico, por un lado, estaban las mesas redondas dónde seguramente había tenido lugar la comida, y lamenté perdérmela, aunque solo pensar en comida mi estómago protesto ligeramente.

De hecho, en el aire se mezclaba el olor que formaba la decoración del hermoso salón y lo que supuse que era el olor de la comida, aunque quizás procedía de las bandejas que ocasionalmente veías a camareras colocar en alguna de las mesas, la verdad que no me preocupé por eso y traté de localiza a la novia entre toda la gente.

Reparar un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora