Capítulo 3

318 30 17
                                    

Las lágrimas volvieron a inundar mi cara y me pregunté si en algún momento dejarían de caer, no era normal, habían pasado meses, pensé que lo había superado, y parecía que no era así, aunque claro, lo que fue cicatrizando mi herida, era lo que ahora había abierto otra más, una quizás mayor y más profunda. Solo a mí, me podían pasar estas cosas.

Sinceramente, siendo clara, jamás esperé que la relación con Mamoru se rompiera. Ni siquiera cuando tenía 14 o 15 años y le celaba por cualquiera cosa, pero mucho menos desde que ambos habíamos conocido el futuro, pero graciosamente o casualmente, había sido ese mismo futuro lo que había acabado rompiendo la relación. Irónico, ¿no?

Nunca me había imaginado viviendo con otro hombre, o con otra persona. Mucho menos sola como estaba ahora, por qué sinceramente había salido de casa de mis padres para vivir con Mamoru, y de su casa, había ido al apartamento de Mina por un par de meses, tardé como dos semanas en poder hablar con mis padres después de la despedida de Mamoru, tenía miedo de su reacción y sinceramente, me esperé los "te lo dije", pero para mi sorpresa, fueron un punto de apoyo e incluso los responsables de que ahora tuviera este bonito apartamento dónde me podía refugiar sin que nadie me preguntara o me acosara para saber si estaba bien o mal, por qué ahora solamente yo vivía aquí.

Sinceramente, de lo primero que me deshice después de recuperar mis cosas del apartamento de Mamoru fue de un álbum dónde guardaba todas las ideas que me había hecho sobre mi boda, desde que había conocido el futuro. Era enorme y cuando Mina lo vio, había alucinado, pero no dijo nada y me ayudó, fue gracioso como ambas nos fuimos a un descampado lejos y quemamos hoja por hoja, imagen por imagen, cualquiera que nos viera pensaría que estábamos locas, encima si vieran a Mina seguro que acabaríamos en una revista, pero por suerte nadie nos vio, lo que fue un alivio.

Después de que la noticia se extendió entre sus amigas más cercanas recibió un montón de apoyo por su parte, pues todas decidieron dejar de mutuo acuerdo a las Outer fuera, más que nada por que yo no me sentía especialmente feliz de volver a ver a Setsuna ahora mismo y, además cada una tenía una vida realmente ocupada.

Los primeros días los pasé en la cama, completamente aturdida y sin parar de llorar, no era capaz de detenerme. Mina intentó mil cosas, pero no era capaz de calmarme, y finalmente contactó a Rei, y con ella llegaron Mako y Amy.

Todas dejaron sus agitadas vidas para tratar de calmarme y ayudarme, ellas sentían mi dolor de la misma manera que yo lo sentía, pero en ese momento yo no era capaz de ayudarme o de enforcarme.

Pasaron semanas antes de que saliera de mi espiral de autocompasión y graciosamente, fue una sola palabra la que logró que sacara mi cabeza de la Tierra, para tratar de dejar de preocupar a mis amigas. Una nueva carta llegó, pues dado que no había recibido respuesta a la anterior, Seiya se había preocupado y pensaba que estaba molesta por no recibir invitación a la boda de la princesa, pero no solo venían escritas palabras de Seiya en la carta.

Ese pequeño recuerdo me hizo sonreír ligeramente, y me perdí en ese pequeño momento de felicidad en la oscuridad.

Me encontraba en la cama, pues sinceramente, salvo el día que había salido de casa para hablar con mis padres antes de que se enteraran en otro lado y fuera peor, jamás salía del apartamento de Mina o si quiera de la habitación que ella me había prestado, pero ese día Mina llegó temprano de una grabación, la escuchaba tararear por casa, pero yo no podía dejar de sentirme deprimida, y de pronto un ligero olor, así como una energía que conocía me rodeo, llamando también la atención de mi intuitiva amiga.

Ella entró en la habitación al mismo tiempo que yo estiraba mi mano para que la bella mariposa se convirtiera en una carta, pero luego posé el sobre en la cama, sin intención de leerlo, no quería saber nada ahora mismo. Pero Mina tenía otra idea, y se acercó a cogerlo, traté de impedirlo y caí de la cama, arrastrándola a ella en el proceso y por primera vez en semanas me reí a pesar del golpe que nos habíamos dado. Aún así ella aprovechó mi risa para escaparse de mí y correr al otro lado de la habitación, mientras abría la carta y leía en voz alta.

Reparar un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora