Capítulo 9

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Con mi cabeza apoyada en su pecho y escuchando el latido de su corazón, por fin me deje ir. Dejé de preocuparme por toda la tristeza, dolor, angustia que había sentido estos meses de atrás, dejé de sentir en pasado y comencé a sentir en presente, sentí su calidez, su olor, el tacto de sus manos sobre mi espalda, su suave respiración sobre mi piel descubierta, su cercanía y disfruté.

Por unos minutos me sentí en el cielo, y sentí cómo si todo a mi alrededor fuera un sueño dónde había un final feliz, pero cómo todo sueño o ilusión, éste llegó a su fin al mismo tiempo que la música acabó.

Suspiré con suavidad cuando la música acabo, estaba tan pérdida en el placer de sentirme rodeada por él que realmente no me importó tardar un poco más de lo adecuado en separarme, tampoco me importó que el líder de la orquesta comenzara a hablar o que pudiera pensar el propio Seiya, pero finalmente me fui separando sin ganas de él, sabía que no podía retenerle más, no era correcto.

Mientras había estado entre sus brazos, me había olvidado de todo por unos pocos minutos, pero ahora la realidad se abría paso nuevamente, pero a pesar de todo lo disfruté, por qué pude volver a la realidad con el suave susurró de Seiya en su oído.

- Gracias por bailar, Bombón – susurró Seiya, haciendo que un nuevo escalofrío me recorriera de arriba abajo.

Cómo antes, escuchar mi apodo me sorprendió y alegró, así que sin poder evitarlo subí mi mirada para buscar sus ojos, pero antes de que pudiera decir algo más fui sobresaltada por la intromisión de otra persona.

- ¡Usagi! – exclamó Minako con voz chillona y feliz, muy feliz. - ¡Te estaba buscando! ¡Ven! ¡Yaten y Taiki quieren saludarte!

Me giré hacía mi amiga al mismo tiempo que me separaba de Seiya con un pequeño saltito, que esperaba que pasara desapercibido, pero realmente Minako me sorprendió y podía sentir el rubor que acompañaba a mi salto, pues sinceramente había estado pensando en cosas que quizás no debía pensar mientras estaba en los brazos de Seiya.

- Yaten, ¿eh? – murmuré con diversión, mientras veía cómo las mejillas de mi amiga se incendiaban con un bonito rubor que me hizo sonreír con verdadera felicidad en meses. - ¿Le has...?

- ¡Calla! – exclamó Minako, mientras sus mejillas ardían más, y Seiya tosió ligeramente a mí lado, recordándonos a ambas que se encontraba ahí, así que sin poder evitarlo me reí suavemente al ver el apuro de mi amiga y ella me miró cómo si no se creyera que estaba riendo, lo que bien podría ser cierto y sinceramente, hasta yo me sorprendí.

- ¡Vale, vale! – comenté aún con diversión. – Pero deberías de decirle...

Nunca pude acabar la frase porque Minako se lanzó hacia delante y me tapó la boca con fuerza, haciendo que mi risa y mi respiración se quedaran atrapadas, así que sin otra opción saqué mi lengua y la pase por toda su mano, casi estallando en carcajadas mientras sus ojos se abrían con horror y apartaba la mano para limpiarla contra su vestido.

- ¡Usagi! – exclamó completamente indignada. – ¡Has lamido mi mano!

- ¡No me has dejado opción! – exclamé cuando por fin pude parar de reír, se sentía bien volver a reír. - ¡Necesitaba respirar!

Minako parecía sorprendida, feliz y confusa al mismo tiempo, y por tanto generó ese mismo sentimiento en Seiya, que no entendía por qué la chica que acababa de llegar miraba a su Bombón cómo si no la reconociera, pero antes de que pudiera preguntar la otra rubia agarró la mano de Usagi y la arrastró lejos, dejándole ahí con sus pensamientos como única compañía.

Seiya se alejó de la pista de baile con tranquilidad, no quería bailar con nadie más, si se había acercado había sido por petición de Michiru en un inicio y luego por la posibilidad de tener a Usagi cerca, ya había cumplido con ambos cometidos, así que no tenía sentido permanecer más tiempo ahí, lo último que quería es que alguna mujer le reconociera como el cantante principal de Three Lights y comenzaran a acosarlo, cómo había sucedido el día anterior en medio de la calle con unas antiguas fanáticas.

Reparar un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora