Carlos un amigo de la universidad la había encontrado deambulando por la ciudad. Pero antes había ido a la pastelería de ella y papá, al parecer, había salido de allí sin decir nada a las chicas. Pero no sé preocuparon y simplemente, trabajaron solas todo el día.
Años atrás, mi padre era el que administraba y mamá la repostera, habían venido de Irlanda jóvenes e instalaron en Londres, era el segundo matrimonio de papá, el primero para mí madre. Tenía dos hermanos mayores que vivían en Dublín a quienes no conocía. Según me habían dicho papá se enamoró de la empleada del servicio, una joven 15 años menor que él y se había escapado a Londres con ella.
Años después y luego de establecerse en el país de la reina viajó y pidió el divorcio. Regresando a de nuevo a nosotras y casándose con mamá, en aquel entonces yo tenía cinco años y fui la encargada de llevar los anillos. En adelante, papá iba y venía de Dublín a Londres, hasta un día cuando yo tenía diez años que se fue y no volvió jamás, nadie nos dio razón de él.
— Deberías ir a dormir linda — escuché a la doctora decir — llevas una quince aquí y no te vez bien, debes estar fuerte para cuidar de tu madre.
— Estoy bien, además en casa no dormiré — le respondí mirando a mi madre.
La mujer me tomó del brazo y me levantó, era alta y rubia debía tener unos 45 años, ojos verdes y grandes. En esos momentos se abrían aún más y me miraba de manera severa. Yo no quería ir a casa y verla sola sin mamá, no podría soportarlo.
— ¡Ve a descansar! Es una orden — habló en tono fuerte— me dejas el número de tu casa y prometo mantenerte al tanto, mañana vienes y la ves.
— ¡Usted no entiende! — dije y mi voz se quebró — solo somos ella y yo, la casa estará vacía...
El rostro de la mujer se suavizó, pasó una mano por mi espalda y me atrajo hacia ella. Fue como descansar, empecé a llorar de manera instantánea, sentí abrir una llave en mis ojos.
— Se pondrá bien, solo que no volverá a ser la de antes ¿No tienes más familia? — preguntó y negué — ¿Abuelos hermanos? — me insistió.
— No aquí, en Dublín, pero no los conozco — no gustan de mí, más exactamente quise decirle.
— Llamaré a mi hija para que venga y te haga compañía en tu casa...
— No es necesario. — interrumpí y me miró con los ojos achinados — me iré a dormir y regresaré mañana.
— Bien, mañana le diré a mi hija que venga, tiene casi tu misma edad se llevarán bien — tenía ese tono de madre que decía no tenía objeción, así que asentí.
Recogí la mochila busqué las cosas y salí a los pasillos, no sin antes darle las buenas noches a la doctora. El viaje a casa estuvo cargado de ansiedad, tendría que vender el negocio de toda una vida o salirse de la universidad. Ambas decisiones eran dolorosas, solté el aire y vi en el móvil varios mensajes, Luciana, Laura y susmira.
Escribí rápidamente que iría a casa a dormir, la recuperación de mamá era lenta pero que los médicos estaban optimistas. Una Vez en mi parada me bajé e hice el resto de camino a pie. Hasta que el claxon de un auto me hizo saltar y montar al andén, con mi mano en el pecho giré y vi a Neall Jarper en todo su esplendor, sonreí al ver al novio de mi amiga hasta que vi quien lo acompañaba...
Antonio...
— Buenas noches cariño — me dijo Antonio saliendo del vehículo y abriendo las puertas del auto para mí.
— Por si no se han dado cuenta, estoy a tres casas de la mía — les recordé señalando la casa de mis papás.
— No dormirás allí — habló Neall saliendo del vehículo y apoyado las manos en el capo del auto. — Estarás sola y deprimida, te llevaremos a casa de Antonio, la señora Anella está de acuerdo ...
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Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2)
RomanceHijos del mal Libro 2 El hombre nace, crece, se reproduce y muere. En todos estos estados Gina ha sonreído, para ella todo es más fácil si sonríes. Cuando en una lectura de manos una gitana le dice, que su príncipe azul vendrá de la mano de su mejo...