Desperté con dolor de cabeza, no volvería a tomar con los Lucíanos jamás y nunca. Sentí una mano en mis senos y la retiré rápidamente, suspiré aliviada al darme cuenta que era de una mujer, más exactamente de Luciana por fortuna. Dos toques en la puerta me pusieron en alerta y me senté rápidamente en la cama.
— Es hora de bajar — dijo Antonio asomando la cabeza — ¿Te encuentras bien?
— Si...bueno no, me duele la cabeza — la confusión, me hizo doler aún más y él sonrió.
Lo observé reír y dos hoyuelos se le hicieron en ambas mejillas, al tiempo que sus ojos grises se iluminaban. "Eres la estrella perfecta para mi noche nublada", quise decirle. En realidad, quería decirle muchas cosas, pero no me atrevía era mucho mayor que yo, el hermano de mi mejor amiga y...
Tenía novia.
— Lougina — escuchar mi nombre completo y de parte se él me hizo sacudir la cabeza. — dije que te si quieres bajar conmigo, estos dos no despertaran por ahora — habló señalándome a sus dos hermanos gemelos.
— Si enseguida bajo — le dije sonriente y asintió.
Antonio D'angelo era el mayor de tres hermanos era abogado de profesión (carrera escogida por su padre) y trabajaba para la empresa de su familia, sus dos hermanos menores eran gemelos Luciana y Lucíano. Antonio era mi Crush desde que lo había conocido, pero no era acosadora. Solo me limitaba a verle en silencio, respirar su mismo aire era suficiente para mí.
Sus padres lo habían ha enviado a sus hijos de vacaciones a Roma y Luciana me había pedido ir con ella. Él era el que nos cuidaría solo que la noche anterior no había aparecido y nosotros hicimos de las nuestras. La excusa perfecta para que su amiga se viera con su novio a escondidas y Lucíano y yo hacíamos de celestina. Pero este no apareció, el vuelo se atrasó así que ellos fueron a tomar algo por allí.
Nos excedieron un poco... O bueno mucho, a decir verdad.
Después de asearme, me vestí lo mejor que pude y tuve cuidado de no echarme mucho perfume. Lo poco es mucho, la idea era impresionarle no asustarle. Bajé al lobby del hotel y lo encontré esperándome sentado en un sillón.
— Esto te servirá y para la próxima no tomes tanto — me dijo sonriente entregándome una pasta y una botella de agua— vamos Jessica nos espera.
El mundo se cayó a mis pies, Jesica era su novia intenté que no se notará mi desánimo. Tomé las pastillas y el vaso de agua, que sentí de pronto amarga. Yo tenía 18 y el 29 solo en mis sueños él podría corresponderme.
¡Claro que Jesica vendría, tonta!
— No creo que pueda probar bocado, mejor me quedo aquí — negó insistentemente y tomó mis manos.
— Le prometí a tu madre, cuidar de ti — eso es, has de mi desgracia más grande de lo que ya es.
Solo que al girar hacia mí sonreí, jamás le demostraría que le afectaba. Una vez en el restaurante, una rubia alta con kilómetros de piernas y con un color de ojos similares al cielo despejado los esperaba. Me hubiera gustado que fuera cabeza hueca, tóxica o se hubiera burlado de mí.
Pero no...
Fue increíblemente linda conmigo, pidió por mí un coctel que dijo que dejaría como nueva. Me abrazó y trato como una hermana menor, mientras yo me sentía como un gusano pues, quería con su novio, mismo que en esos momentos me ignoraba. Una dama de cabello largo y vestimenta colorida se acercó a nosotras.
— ¡Ahora no! — murmuró seca Jesica.
La mujer de ojos oscuros me miró fijamente, por un momento me asusté hasta que vi en ella algo extraño. Jesica se había levantado a recibir una llamada y Antonio estaba en línea con sus padres.
ESTÁS LEYENDO
Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2)
RomanceHijos del mal Libro 2 El hombre nace, crece, se reproduce y muere. En todos estos estados Gina ha sonreído, para ella todo es más fácil si sonríes. Cuando en una lectura de manos una gitana le dice, que su príncipe azul vendrá de la mano de su mejo...