Capítulo 31

45 5 0
                                    

Resultó que Luciano y Lilian no había escatimado detalles en la organización de ese evento. Un enorme salón de baile, en donde en estos momentos un puñado de personas bailaban al ritmo del grupo de jazz que tocaba.

El bufete excelente, aunque tengo que confesar no me acerque por esos lados. Pero Gina si, lo que logré ver y olfatear se veía estupendo. Las mesas con manteles blancos y en cuyo centro había un arreglo floral en el centro con rosas blancas y en el centro de ellas había una rosa tudora.

Se veía el gran esfuerzo de resaltar lo típico de toda la región. Lilian tenía un gran futuro como organizadora de eventos y que mejor escenario para demostrarlo que en el evento de su Esposo.

— Al fin te dejan solo — dijo Kurn detrás de mí y no pude evitar tensarme.

Él tenía razón había evitado acercarme a él, me recordaba la humillación vivida, en donde me arrastré en el lodo para poder ver una traición, cuando pude fácilmente, dar por terminado el compromiso. Hoy por hoy, acepto que no fue la mejor manera de actuar, pero ya estaba hecho.

— Señor Tomasevic. — dije girando hacia él y levantando la copa, imitando el hombre mi gesto — felicitaciones por la nueva sede, jamás había visto a Lucíano tan entusiasmado y feliz. — me miró unos instantes serios antes de hablar.

— Es un buen empleado y llegará lejos, su esposa también hizo un buen trabajo. — dijo señalando todo el salón de eventos. — ya no tendré que pelear para obtener lo que quiero. Desde ya, tengo mi organizadora oficial, aunque siga odiándome.

La naturalidad con la que dijo aquello, me hizo soltar una risa sarcástica. Llevaba en una de sus manos el habano y en la otra la copa que giraba de forma despreocupada. Guardé silencio, en ese punto, no sabía que cosa decir, el parecía hurgar en sus bolsillos, de donde sacó un móvil. Lo vi testear algo con una media sonrisa y guardar el objeto.

— Disculpe, un mensaje de casa. — dijo y solo incliné la cabeza, aunque era consciente que ese hombre ya estaba divorciado.

— No se preocupe sé cómo es eso, se debe contestar enseguida o estas frito — aseguré y el volvió a reír, no era la risa cínica de siempre.

— Bueno, no he llegado a ese punto, pero confieso que me gustaría. — ahora sí que me intrigaba, pero no me quitaba el sueño del todo. — tengo que confesar que sentí admiración por su hermano desde que lo ví, tiene una habilidad innata para manejar los problemas.

— No se guíe por eso, es de mal carácter. — dije y asintió.

Señaló a Lucíano unos instantes y luego a mi hermana que había retomado la plática loca con Gina. Estaban en ese momento en que habían decidido recordar su adolescencia y como nos volvían locos a Lucíano, a mí y a todo el que estaba cerca.

— Eso también lo noté, pero lo del manejo de los conflictos es de familia. — siguió diciendo — he notado que los tres lo tienen ¿De quién lo heredaron?

Pensé en papá, pero él no era muy diplomático, era una virtud de Anella Carissi, eso, el amor a nuestra patria y costumbres. La unión familiar, era muy importante para nuestros padres, pero la facultad de levantarnos en cualquier situación era un logro de mamá.

— Digamos que fue un trabajo de equipo— le interrumpí y me alce de hombros — hicieron un gran equipo, lástima que ya no sea así.

La melancolía me embargo, algo normal teniendo en cuenta que la felicidad familiar nos fue arrebatada de las manos. Pasamos de ser cinco invencibles a seccionarnos en grupos y divinos por el mundo. Kurn me observó en silencio, unos instantes y cuando pensé que diría algo mordaz me sorprendió con lo que dijo.

Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora