Tomé al pie de la letra mi compromiso con la empresa, eso y la compañía de Gina me ayudaron a seguir, se podría decir que la vida nos sonreía. Lucíano le habían propuesto un nuevo empleo, no mejor, pero si en la ciudad que era lo quería. Le pediría a su prometida venir a vivir a Londres para estar cerca a mamá.
Conocedor del amor que ella le profesaba no dudaba en que aceptaría. Neall y Luciana habían anunciado el compromiso, y decidieron que lo mejor era operarse, después de lo cual se casarían. El avance de mamá era cada vez mejor, en conclusión, todo estaba volviendo a su normalidad.
Eso sí, no había vuelto a ver a mi padre, y mis hermanos desconocían las razones. Con que yo lo supiera, pienso era suficiente. Dejaba a Gina un poco más aliviada y así pudo permitirse trabajar en su negocio y visitar a su madre. Esto último era mi mayor preocupación, pues Belliz Turner, parecía estar por poco tiempo con vida.
Seleccioné los últimos detalles y organicé los del día siguiente. Algunos contratos con las modelos y clientes que habían dejado de hacer pedido. Las estadísticas en la empresa no eran las mejores, últimamente las ventas habían bajado. Podría ser cualquier cosa, sin embargo, los rumores de Gina seguían. Algo extraño, pues ella y el tal Aidan ya no se veían, podría ser quizás el hombre en un intento de dañar su reputación. Saqué el móvil al sentirlo vibrar en mi bolsillo y conteste creyendo que era Gina, que necesitaba algo de mí.
— En diez estoy allá princesa, — solo escuché del otro lado la respiración.
De alguna manera supe que era Giorgiana y la ira volvió a mí, tan fuerte como el día en que la vi en brazos de otro, pesé que me decía que ya no la necesitaba en mi vida, su infidelidad, la mentira y el engaño seguían doliendo. En vista que, yo no tenía nada que decirle guardé silencio y esperé que hablara.
— ¿Gina verdad? — callé y del otro lado se escuchó un sollozo, uno que seguía sin afectarme igual a la última vez.
— Tengo poco tiempo como te habrás dado cuenta, te sugiero seas breve o tendré que colgar. — dije en tono neutral.
— Jamás hubo la intención de casarnos, se supone que era para tener el dinero, el me prometió ayudar a mi padre y a ti ...
— No te lo pedí, y esa misma propuesta se la hizo a Luciana y a Lilian, incluso a Gina...
— La perfecta Gina, tan casta que ni el mismo Kurn quiso tentarla
— No me jodas Giorgiana, ¡Con Gina no! — fue el punto de alzar la voz y de explotar, ella no tenía derecho a cuestionarme y menos a hablar mal o bien de Gina.
— ¿Tan fácil soy de olvidar que ya me buscaste reemplazo? ¿Crees que ella podrá? — ya lo hizo y sin sexo pensé, pero decidí callar.
— No estás en posición de reclamar tu ni siquiera esperaste terminar. — replique ante el enojo de escuchar el nombre de Gina nombre en boca de ella.
Habían pasado meses desde eso ¿Qué se supone que quería? ¿Esperarla hasta que retomará el buen juicio y casarse con ella? Si algo había aprendido en esos últimos años de pues que papá me falló es que cualquiera podría hacerlo y si superé lo de mi padre lo demás sería más fácil y menos fuerte.
— Y no sabes cuánto lo lamento te amaba y me dolía verte sufrir con dinero — me senté en la silla sin decir nada, eran solo excusas.
Que ella no estuviera enamorada de ese hombre no hacía menos difícil lo que había visto. Un Trato comercial que ayudaría a su padre, a mí y a Lucíano, un acto que hacía conmigo por amor, lo convirtió en negocio. Jamás podría perdonar un acto de esa naturaleza, por las razones que sea. Ustedes pueden llamarlo orgullo, yo lo llamo amor propio.
ESTÁS LEYENDO
Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2)
RomanceHijos del mal Libro 2 El hombre nace, crece, se reproduce y muere. En todos estos estados Gina ha sonreído, para ella todo es más fácil si sonríes. Cuando en una lectura de manos una gitana le dice, que su príncipe azul vendrá de la mano de su mejo...