Meses después...
Llegamos a la ciudad al día siguiente y nos encontramos con la grata sorpresa que ya era una mujer libre, por ironías de la vida, los que me causaron daño estaban en libertad y era yo quien tenía que permanecer encerrada. Pero, era necesario, eso me había dicho Antonio y mis hermanos. Gracias a Dios todo había acabado, ahora podía ir a donde yo quisiera.
Habían encontrado restos humanos en un lugar de cría de cocodrilos, además del hallazgo de algunas prendas, que las familias de ambos confirmaron que eran suyas, desconocía como habían logrado saber que eran ellos, aunque, Neall intentó explicarme. Me bastaba saber que ya no me dañarían más, que mi vida, la de mi bebé y mi esposo no corrían peligro.
Esa mañana decidí hacer unas últimas compras de algunas cosas que necesitaba llevarme. En esa oportunidad iba con Elizabeth de quien, tengo que decir los Jarper la había ascendido, por intervención de mi hoy esposo. Ahora era la jefa del área de finanzas le iba de maravillas, se llevaba bien con Antonio y además se notaba feliz.
Lessie, esperaba condena, pero, todos dudaban que fuera a la cárcel, ya que según el parte médico le habían detectado cáncer en estado terminal. Harry y la esposa de Aidan no le había levantado cargos, me bastaba con que no se acercaran más a mí.
— ¿No está cansada? —me pregunta por quinta vez y solo niego sin dejar de sonreír —Antonio no me perdonará si a usted le pasa algo.
No, me imagino que no, Antonio se enojara y tú no podrás vivir con su odio. Sacudí mi cabeza, para alejar los malos pensamientos e inspiré. Esas ideas no me hacían bien.
—El señor Antonio, me tiene al borde de un colapso nervioso —me quejé — si por el fuera yo estuviera en cama o andará en silla de ruedas.
Elizabeth sonrió divertida mientras me ayudaba a subir las escaleras metálicas. Ella había sido testigo de lo exagerado que era Antonio con sus cuidados y yo era testigo de lo bien que se llevaban, del café que él amaba y que solo Elizabeth podía hacerlo como a él le gustaba...
Igual al que hacía su mamá...
—Eso es porque teme perder a usted y a los gemelos —le defendió, si tenía dos bebés en mi enorme vientre y bastante inquietos, por cierto —¿No le ha preguntado sobre su primer hijo? — negué, ya habíamos llegado al primer piso e hice una pausa para respirar.
Lo cierto era que me daba miedo, conocer esa historia y él no la había tocado más. Tampoco sabía mucho, solo que la mujer había muerto y el bebé también.
—Si hubiera querido que yo lo supiera, me lo diría.
—Si tiene usted razón, pero pensé que por ser pareja no tenían secretos — tomó de nuevo mí brazo y resoplé, frustrada. —a mí me lo contó, fue su primera novia...
—Me gustaría escucharlo de labios de mi esposo —interrumpí.
Elizabeth había tomado al pie de la letra la recomendación de mi esposo. "Cuídala con tu vida, si es necesario", le había dicho y ella hizo señal de firme. Esos dos se llevaban últimamente bastante bien, desde que Antonio le ayudó con el ascenso. Ahora para sumar a mí ya mundo de inquietudes y conjeturas, compartían secretos.
— Y en nuestro caso, hay cosas que compartimos... Otras no. —seguí luego de unos minutos —no se el resto de parejas como sea, imagino que varía de acuerdo a cada quien.
El resto del trayecto lo hicimos en silencio, ella parecía sumergida en sus pensamientos y de vez en cuando respondía algunos mensajes. Decía que era de Antonio y que era preguntándole por mí.
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Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2)
RomanceHijos del mal Libro 2 El hombre nace, crece, se reproduce y muere. En todos estos estados Gina ha sonreído, para ella todo es más fácil si sonríes. Cuando en una lectura de manos una gitana le dice, que su príncipe azul vendrá de la mano de su mejo...