Capítulo 29.

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Desperté en alguna hora de la noche, de mi quinto día en el hospital. Mi recuperación era lenta pero satisfactoria, nuestro bebé no había resultado dañado, pero si tenía que guardar mucho reposo, ya estaba en el tercer mes de embarazo. Antonio dormía en la camilla de al lado, el ir y venir de la clínica le hacía moverse inquieto.

Con dificultad, mordiendo mis labios y apretando mis manos en un puño para evitar quejarme del dolor, logré bajarme de la cama. Podía caminar, ya lo había hecho con Antonio y Gino, era bajarme de la cama la que figuraba un problema, exactamente sentarme ese era mi mayor dificultad.

Me quedé en pie un rato, mientras que el mareo cesaba y lo vi dormir. Desconocía si era mi embarazo, pero había cierta alegría en verle dormir, algo que noté hacía muy seguido últimamente. Los malestares matutinos no se habían ido, y dudaba que se fuera pues parecían aumentar.

— Debo cerrar esa puerta o él no podrá dormir — murmuré y empecé a dar pasos lentos.

No podía flexionar las piernas, pues ello me causaba cierto dolor en los glúteos, así que mi caminar era robótico y algo chistoso si no fuera por mi deplorable estado. Aún tenía golpes en los brazos, piernas, espalda, cuello y un ojo morado. Estaba por llegar a la puerta, cuando alguien hizo presencia frente a mí.

Era Ciara O 'Sullivan y no se veía nada bien, tenía el maquillaje corrido, ojos hinchados y su cabello rojo recogido de forma descuidada en un moño. Me miraba con rostro triste, en ese instante me puse en su lugar y en el de Lissie, sin importar el tipo de matrimonio que llevaban, mamá y yo causamos muchos problemas.

— No vengo a reclamar nada. — dijo susurrando y mirando por encima de mi hombro — no se preocupe.

— ¿Se encuentra bien? — pregunté.

Era una pregunta estúpida, ella no se veía nada bien. Dio un paso a fuera de la habitación, la seguí como pude, apoyó su cuerpo en la pared y negó. Por mi parte puse mis manos en el marco de la puerta para controlar el mareo, si caía de trasero jamás saldría de ese lugar.

— ¿Le sucedió algo a sus hijos? — insistí y ella rompió en llanto, miré detrás de mí, Antonio seguía dormido.

— Cata... Mi hija mayor, sufrió una sobredosis — ahogué una exclamación y me llevé la mano a la boca para contenerlo. — llevaba quince días extraviada, la encontraron inconsciente. Había discutido con nosotros cuando nos enteramos a lo que se dedicaba.

Guardé silencio al no entender y ella siguió llorando, no había preguntado más sobre el tema de Aidan, su esposa o hijas. Sentía que, al hacerlo, le daría una importancia que ya no tenía, tampoco quería que entre Antonio y yo hubiera problemas.

— ¿No lo sabe? — negué y me observó con sorpresa — ¿Sus hermanos y novio no se lo dijeron?

— No hemos tocado ese tema, para nosotros está todo dicho. — confesé y ella asintió. — tengo un hogar por conformar y ambos un pasado que queremos enterrar. — seguí y me miró en silencio unos minutos, limpiándose las lágrimas.

— Trabajaba en un club nocturno, según lo que le dijo a Gael, fue al enterarse que su padre y usted... Pero mintió. — habló entre sollozos.

— Le debo las gracias por abrirme los ojos y una disculpa por todo el daño que le causé...

— ¿Qué haces allí de pie? — la voz de Antonio me hizo girar y a Ciara asomarse — ¿Qué desea? — dijo al verla, caminó hacia mí, alejándome rápidamente.

— Tengo a mi hija aquí y supe que ella estaba aquí, lamento mucho lo ocurrido. La policía fue a mi casa no me siento orgullosa de ello, soy causante de los rumores...pero de quererla muerta es excesivo — Antonio solo la miró no le dijo nada, se limitó a mirarla fijamente. — dije todo lo que sabía, juro por mis hijos que no sabía nada de su secuestro, yo estaba buscando a mi hija...

Érase Una Vez En Londres (Hijos Del Mal #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora