Capítulo #8: Una Dulce Disculpa:

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–¡Dime que la encontraste! Exclama Hyejin a través del móvil. Suena preocupada, y es esa misma preocupación inquietante la que me hará perder la cabeza tarde o temprano–. ¿Taehyung?... –«No, lo hagas». Pido en mi mente y me deshago de la máscara sólo unos segundos buscando un respiro, sintiendo con facilidad el inicio de la demencia. –Encuentra a Wheein, ¡por favor te lo pido! Gime Hwasa con consternación. Y esa frase, era lo único que no quería escuchar.

Estoy harto de correr por las calles de Seúl, pretendiendo ser un héroe. Estoy cansado de gritar con voz gruesa sin respuesta alguna. No quiero este tipo de responsabilidades, porque no estoy listo para sentir el miedo otra vez.

–¡¿Wheein?!... ¡¿Jung Wheein?! –Por horas he llamado su nombre. Corriendo de la noche a la mañana, ha crecido en mí ese maldito sentimiento que me niego a padecer–... ¡¿Jung Wheein?!... ¿Dónde estás?... ¡¿Wheein?!

Casi inmediatamente, dos brazos pequeños aprehensan mi cintura. Al principio estaba confundido, me negaba a voltear, simplemente... porque sentí miedo; por primera vez en mi vida.

... Aquí estoy... –Por fin escucho su voz. Wheein solloza esas valiosas palabras con su rostro enterrado en mi espalda, comprimiendo mi cintura aún más fuerte. –No debí escapar así... –gime–. Te he preocupado. He preocupado a mucha gente y me siento fatal con eso... –dice, y yo intento cerrar mis manos en puños y fruncir el entrecejo, pero me rindo a la menor oportunidad, suspirando y evocando una sonrisa–. Perdón. En verdad, verdad lo lamento Tae.

... ¿Qué debo perdonar exactamente? –Inquiero aún de espaldas a ella con mi serio tono de voz–.

Perdón por, h-haber escapado así aller en la noche –suelta–. Por haber agitado a todas las personas que conozco y quiero, por una causa egoísta. Y sobre todo... –su voz vuelve a quebrarse–. Perdón por hacerte sentir vulnerable otra vez Tae, en verdad... Por favor, perdóname.

Una de las cosas que más amo de Wheein, es la forma en la que explica sus acciones. La forma en la que busca consuelo en mi cuerpo. Wheein es una mujer pura, que no puede calgar culpa en su corazón.

Y yo, por otro lado, soy aquel hombre que no puede enojarse por mucho tiempo con la chica que ama. Aquel que aparta con suavidad los brazos de su novia alrededor de su cintura; que se gira bajando su mascarilla y ve a los ojos a la mujer que hace sus piernas temblar, con una simulada expresión de enfado.

Es cierto que escapaste... –Wheein asiente con sus ojos posados en la carretera–. También nos preocupaste. No solo a mí sino también a Hwasa... –mi chica vuelve a asentir y yo me muerdo el labio inferior con tal de frenar mis ganas de reír–. Dígame entonces señorita... Ahora soy yo el que abraza su cintura–. ¿Acaso usted, no necesita, un castigo? Las diminutas manos de Wheein se aferran a los bajos de mi abrigo. Está asustada, y yo estoy siendo un novio horrible, al sacar provecho y divertirme con toda esta situación–. Bien... –río en mi cabeza–. Aquí le va su castigo...

Wheein cierra sus ojos con fuerza, obligándome a morder mi labio inferior por segunda vez. Entonces, comienzo a dejar incontables besos alrededor de su rostro, logrando hacer que se retuerza confundida. Logrando hacerla reír.

Hum... ¡¿T-tae?! –Wheein ríe sosteniendo mi rostro–... ¡¿Por qué?!

–Este es tu castigo –indico y continúo besando su rostro–.

¿E-eso... ¿Eso significa que me amas otra vez? –Wheein me mira directo a los ojos con preocupación y esperanza en la mirada. Es tan ingenua y hermosa, que me obliga a golpear su cabeza con mi dedo corazón suavemente.

Tonta... –río abrazando su cuerpo por completo–. No puedo dejar de amarte. Te quiero y te necesito en mi vida, nena. No vuelvas a asustarme así, por favor.

–... Mi padre tenía razón... –expone Wheein de repente entre mis brazos logrando confundirme con ese comentario.

... ¿Wheein, qué...

¡No te merezco en mi vida Tae... –dice. Rápido y sin titubeos esas palabras surgen de la nada. Y si todo esto es una broma de mal gusto es realmente innecesaria.

–¿Wheein, de qué hablas? –inquiero–. ¿Viste a tu padre otra vez?... ¡¿Cuándo?!

Hace dos horas... –indica, pero aún hay más de esa respuesta–. También, me pidió que vuelva con el a Jeonju por tres días... Sola.

Continuará...

UNA SONRISA EN SUS OJOS:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora