Capítulo #16: Los Oportunos Caminos que Tomamos 3/4:

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–Cámbiate. Te espero en la cancha... Dijo Tae entregándome la camiseta sin siquiera observar a la chica frente a él. Y sin dejarme intervenir o pensar, corrió a toda velocidad lejos de mí.

No es que esperase un beso o un abrazo. Una simple mirada habría sido suficiente. Incluso si podía notar su respiración; ira en cada palabra que decía. Me sentaba fatal solo escuchar frases sutiles por su parte.

Termino de cambiarme y bajo del auto, tal y como Taehyung quería. Al entrar a la cancha, distingo varias miradas fuera de esta puestas sobre mi chico que deberían hacerme rabiar, pero que al mismo tiempo trato de evadir, para mantener mi cabeza fría y tranquila.

Ahora se entiende el repentino deseo de Taehyung por deshacerse del abrigo y entregarme su camisa.

El comienzo del castigo fue... mucho más procaz de lo que imaginaba... –río llegando junto a Tae, el cual me observa con seriedad mientras me ve recojer mi cabello en una coleta alta–. Dime de una vez... ¿por qué razón estamos aquí?

Taehyung sonríe con causticidad. Seguido de esto sus ojos viajan hacia la red tras mi espalda, encestando una canasta que –desde su posición–, en un juego real de baloncesto, de seguro habría sumado dos o tres tantos sin problema.

–¿Quién te hizo esa marca en el cuello? –Inquiere Tae recogiendo el balón, y tomando desprevenida a esta tonta que permanece de pie en la cancha, con su boca y ojos bien abiertos, puestos sobre la red–. He encestado... –dice mi chico botando el balón de forma violenta. Una y otra vez mientras me observa con complicidad, esperando la respuesta a una pregunta que parece conocer totalmente–.

... Kang apareció –objeto–. Trató de propasarse conmigo, y como resultado se ganó de mi parte unas muy buenas patadas –lo observo segura, exponiendo cada palabra sin tartamudear.

Tae parece querer soltar el balón y correr hacia mí tras esa prevista respuesta. En realidad, lo piensa mucho antes de escuchar el nombre de Kang.

Por pocos segundos aparece aquel chico dulce y preocupado, del que estoy perdidamente enamorada. Mismo que se detiene a medio camino, por orgullo o simple aprensión–.

... ¿Estás bien?... –Es lo único que pregunta. Se nota, ese gentil tono en su voz que pide a gritos una respuesta certera. Más sobre toda su amabilidad, ya tengo entendido el tipo de castigo que debo cobrar, y he resuelto por fin en qué clase de juego de baloncesto estamos interviniendo Taehyung y yo.

No puedo responder a esa pregunta... –señalo coqueta, robando a Tae el balón en sus manos–. Más bien, tú debes responder algo... –volteo hacia la canasta conjuntamente. Lanzo la bola y... encesto. Tan fácil como si llevara en esto toda mi vida–. ¿Te sacaste la camisa como venganza o rivalidad?

–Ambas... –dice el pelinegro rápidamente quitándome el balón de las manos, logrando sacarme unas cuantas carcajadas astringentes en el momento–. ¿Disfrutaste los labios de Kang hace un rato? Pregunta y lanza el balón hacia la red.

Lamentablemente, Tae estaba tan intranquilo con la interrogante, que apenas y la bola pudo llegar a la canasta.

Similar a mi sonrisa que se refuerza por segundos, los berrinches de Tae van aumentando considerablemente según regresa a mi lado con el balón. No tengo palabras suficientes para describir la forma tan adorable en la que mi chico jala su cabello hacia atrás, como no puede evitar estremecerse y pasea su lengua de manera inconsciente dentro de su boca con frustración.

Las reglas del juego son claras; más cuando hay amor... Verdadero amor, cualquier regla puede romperse.

–... ¿Bebé?; creo que perdiste... –continúo picándolo, divirtiéndome con la forma en que Tae continúa tiritando de rabia.

Saber cómo el juego había impuesto que no iba a responder a su pregunta era una verdadera espina en su garganta. Y aún así logro hacer que se sorprenda al recibir un inesperado beso por mi parte, que hace que su sonrisa vuelva a aparecer.

–Solo disfruto tus labios... –Tae se mofa al escucharme decir eso, y con cada siguiente palabra que expongo me acerco más a su rostro–. Aquí, sobre el escenario, en la cama... Sigues siendo la única persona que deseo besar.

–... Hum –Y es entonces que vuelve a reír–. Continúa... –musita, y esta vez sí que no puedo evitar reír mientras abrazo su cintura–.

¡Robar cada gemido, cada aliento... achucharte contra mi pecho fuertemente!...

–Entonces Taehyung, enarcando una ceja con una ladina sonrisa además; inquiere: ¿Cómo una maldita película romántica?

¡Como una maldita película romántica, sí! –respondo entre risas, mordiéndome el labio inferior al sentir como Tae cubre mi cuerpo con sus brazos y acerca su rostro al mío–. Sabes que te amo mucho, ¿cierto bebé? –Taehyung asiente sin pensar y esconde su rostro en mi hombro.

En este estado, es solo el equivalente a un niño pequeño que se contagia con la forma en que rasco su cabeza.

–Te has acostumbrado al mote –indica Tae levantando la cabeza, apartando un mechón de cabello tras mi oreja–.

Ya era hora... –río y cierro mis ojos para notar como sus abultadas manos rozan suavemente mi mejilla.

–... Gracias por aceptar, no evadir mi pregunta... –«Y ahí aparece mi chico».

Por fin siento que todo el enojo de Taehyung comienza a desaparecer. En su lugar solo queda ese chico hermoso y tímido al que le fascina que acaricien su cuello y las palabras dulces. El chico amable de ojos brillantes, que agradece cosas innecesariamente útiles.

–No quiero que vuelvas a sentir celos de otro chico Taehyung –indico–; ¿me escuchaste?

No siento celos de Kang... –responde alzando su cabeza con orgullo para observarme a los ojos fijamente–. Es toda esta situación la que colma mi cabeza cada segundo que pasa Wheein. Estoy molesto, simplemente porque desconozco muchas cosas de ti y tengo miedo de que hoy puedas estar aquí, sosteniendo mi mano, y mañana desaparezcas... Incluso intenté darte celos con todas estas personas alrededor de la cancha –ríe–. Soy un idiota.

–... Sí eres un idiota –consigo hacerlo reír con esa afirmación–. Un idiota que actua adecuadamente, como un novio asustado... Sé que tienes miedo de perderme Tae pero, hay cosas en mi vida que, tengo que resolver –pienso con detenimiento en lo que diré a continuación. Puede ser una noticia impactante o quizás lo suficientemente trivial. Para Taehyung podría ser negativa, pero es algo que acabo de decir: Voy a ir a Jeonju... –expongo.

«Todos buscan Metas imposibles. Todos anhelan encontrar una ruta en línea recta hacia el éxito. Dependemos de las experiencias para madurar pero aún somos el único ser que continúa tropezando con la misma piedra en la vereda. Los caminos deben ser tortuosos. Conducir por una carretera oscura, con una luz frontal que ilumine solo treinta metros del trayecto, es vivir la vida. Caminar hacia lo desconocido esperando lo inesperado positivamente».

El amor que siento por Kim Taehyung estará siempre atestado de errores e inseguridades.

Cruzaremos juntos por muchos caminos oscuros, afrontando palabras como estas. Dejaremos que las luces vallan iluminando los próximos treinta metros de la carretera de nuestra vida, que podría bien no tener un final. Con muchas piedras y baches en el camino, la meta aveces lucirá... utópica. Pero ni Kang ni mi padre tienen razón en su forma de analizar la vida.

Cuando estoy con Tae el miedo es algo que no puedo evitar sentir –lo acepto–. Es una palabra que muchas veces trato de hacer como que no existe u omitir, pero siempre es atraída por mi cabeza.

Tengo miedo de herir o perder a las personas que amo. Esa es la verdad. El amor es algo maravilloso; duele y puede hacerte temer... porque es un sentimiento más fuerte que el miedo.

Continuará...

UNA SONRISA EN SUS OJOS:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora