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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ǫᴜɪɴᴄᴇ :
ɴᴏ ᴇsᴛᴏʏ ʟᴏᴄᴀ

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ǫᴜɪɴᴄᴇ :ɴᴏ ᴇsᴛᴏʏ ʟᴏᴄᴀ

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—¿Qué demonios?

“Hay que ver para creer ”Una frase muy popular que no se aplica a mi en estos momentos, nunca he creído ni en dios a pesar de que fui a un colegio religioso, a pesar de que iba todos los domingos a misa en mi infancia, siempre me fue imposible creer en una existencia superior.

Para mi todo se resume a ciencia  si la ciencia no lo puede explicar no existe, para que yo creyese algo tenía que ver pruebas concisas.

Y ahora, en este arroyo, me encuentro sentada mirando pruebas concisas y precisas de que los vampiros existen, joder que Alex tiene hasta los colmillos afuera y no soy capaz de creerlo.

Mi mente busca probar de que se está equivocando de que no es un vampiro, limitándose a mis conocimientos en cultura popular.

—Pero... —A pesar de que sus ojos están plateados se notan divertidos. —Pero... No brillas en el sol. Ni ardes, bueno ardiente estás de lo sexy que eres... Pero no te estás quemando. —Justifico. —¿Cómo vas a ser un vampiro?

—Soy eterno y chupo sangre. —Se encoje de hombros.

—Pero... Pero Edward, Daemon... Drácula. —Tartamudeo. —No eres como ellos.

Ahora si, sin poderlo aguantar más deja escapar una carcajada que estaba conteniendo desde que soltó la idiotez de “Hola soy Alexander Lieberman y soy un vampiro ”. Mi expresión de confusión cambia a una de enojo y golpeo su pecho. Me vale tres tiras de mierda que sea un vampiro.

—Muchos de los mitos sobre vampiros los creamos nosotros para no ser descubiertos. —Murmura cuando sus carcajadas se calman. —Por ejemplo :El efecto de la luz del sol sobre nosotros.

—¿Eh?

—El sol no nos daña, ni el ajo, somos perfectamente visibles ante los espejos ¡Imagínate privarme de ver esta belleza! —Se señala a si mismo. —Si la gente veía que caminamos a plena luz del sol rápidamente nos descartaría.

—Movimiento inteligente. —Alcanzo a murmurar. —Y lo de dormir en ataúdes.

—Nunca lo he probado —Se encoje de hombros. —Pero debería ser incómodo dormir en una cosa de esas, prefiero hacerlo en mi cama.

Me muerdo el labio mientras mi cabeza maquina toda la información a una velocidad aterradora ¿En que momento mi vida se convirtió en una novela para adolescentes?

—¿Y los hombre lobos? —Pregunto. —Si tengo un Edward, también quiero un Jacob, siempre fui Team Jacob.

Eso pareció ofenderlo, pero la verdad me importaba poco, yo aún estaba muy molesta con él, por lo que hizo con otra en el cine, me da igual que sea vampiro o el príncipe de Inglaterra.

Lágrimas de Sangre ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora