NUEVE

132 13 0
                                    

”NO COMO UN IDIOTA-IDIOTA"

NARRA KATNISS

Gale acaba de disculparse. Él... Se acercó a decirme que lo siento.

Sentir... ¿Qué?

Siente romper conmigo, siente no haberlo hecho antes, siente... ¿Qué siente?

—Eres mi amiga, Catnip... Yo... jamás dejaré de quererte, pero... Creo que no tenemos las mismas ideas y... Tengo que admitir que me devoró el hecho de que hubieras besado a Mellark...

Por favor, dime algo que no sepa.  Lo que quiero ahora son respuestas, pero está bien.

Sé paciente, Katniss, contesta a su primer acercamiento y después escucha lo que ha venido a decirte.

—Ya lo sabía. Lo siento. —Él merece esa disculpa también—. No debí besarlo. Ni siquiera lo planeé... Pero estuvo mal. No tengo excusa para eso. Pero que tú sólo me tomaras en tus planes como, no lo sé..., algo por incluir en lugar de preguntarme y ajustarnos a los deseos de ambos...

Rayos, ya estoy reclamándole. Había quedado conmigo misma en otra cosa. ¡Escucharlo!

—Cuando vi esas fotos... Jamás había visto esa expresión en tu cara. Tan... ¡Por Dios, lucías tan cómoda! Me tomó meses que te acostumbraras a que pusiera mis manos en tu cintura y... tú solo... saltaste a sus brazos... Sé que tampoco tomé las mejores decisiones. Si te quiero en mi futuro, es nuestro futuro, no sólo mío... ¿pero realmente lo eres, parte del futuro? Porque los últimos meses he sentido que ya ni siquiera eres parte de mi presente. No quiero atarte a mí, Katniss, si no es a donde perteneces realmente..., a donde pertenecemos.

—Yo... Quizás sólo es cosa de hablarlo, de olvidar estas cosas, hacer borrón y cuenta nueva para nuestro futuro, como tú lo llamas —sugiero con torpeza.

En ese momento algo capta mi atención. Alguien en el campo tropieza. Me doy cuenta de que son los jugadores de Basketball. Normalmente entrenan en el gimnasio, pero la escuela cree que necesitan un poco de ejercicio al aire libre y uno o dos días a la semana salen a broncearse un poco. Aquél jugador que tropezó con sus propios pies se levanta, y es cuando me doy cuenta de que se trata de Peeta.

Oh, por Dios. Esa fue una caída fea. Estoy segura de que ese es el Karma actuando, aunque dentro de mí espero que no se haya lastimado demasiado.

Al comprobar que camina bien, devuelvo mi atención a Gale, pero él sigue a Peeta por el campo. Es obvio que había volteado para ver por sí mismo qué me había robado la concentración.

Carajo.

—No con él en la jugada...

—Gale...

—No me malinterpretes. Quiero que sigamos siendo amigos, pero nada más por ahora. No hasta que aclares tu postura hacia Peeta, y quién sabe, a lo mejor nos sirve para acercarnos más sin la presión de una relación romántica de por medio.

—No hay nada entre Peeta y yo —me apresuro a añadir. Esto se vuelve incómodo.

—Mejor así... Creo que hay mucho más de lo que conocemos ahora... Sólo mírate: tu cabello... Luces hermosa, aunque admito que jamás imaginé verte así. Pero me gusta.

Suspiro. Tal vez él tiene razón. Ambos estamos muy afectados, las heridas siguen abiertas y puede que la única forma de sanarlas sea comprendiendo qué pasa por la cabeza y el corazón de cada uno.

—Entonces... ¿amigos? —le pregunto suavemente. No quiero que vaya a tomarlo a mal, ni nada.

—Amigos.

LOVE IS A LOSING GAME | EVERLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora