SEIS

149 12 1
                                    

"DIVAGA, SOBREPIENSA Y SOBREVIVE"

Suspiro ante el espejo, viendo como aquella tercera capa de corrector no hace nada por tapar mis ojeras. Es inútil. Me veo terrible y es más que evidente que me he pasado toda la noche llorando.

La ropa la elijo casi sin mirar, mi cabello lo pongo en una trenza de lado sin detenerme a pensar en si ha quedado bien o no. Elijo tenis en lugar de mis balerinas o sandalias habituales y dejo la casa con muy poco tiempo de anticipación para llegar a clase en tiempo.

Efectivamente, cuando llego, la clase ya ha iniciado y me gano un strike en mi reporte de conducta semanal. Tomo asiento en el único puesto libre hasta adelante, junto a Sarah Lane, una geniecillo con pocas habilidades sociales, pero que tiene un gran estilo de la moda que le ayuda a sobrellevar la vida escolar.

—Hey, Katniss —saluda sin más.

—Sarah...

—¿Todo bien?

Giro para asegurarme de que en verdad me ha soltado la pregunta. Debo verme tan mal que ella se ha atrevido a indagar. Maldita sea.

—Claro. —miento y sonrío—. Estoy un poco enferma, es todo.

—Ugh. Lo siento. Detesto los resfriados.

Ya, sobre todo los que se llaman Gale...

La campana suena una hora después. Recojo mis cosas y hago un cambio de salón para ir a la clase pesadilla en la que estoy asignada para trabajar con un tipo que probablemente haya provocado la ruptura de mi relación con Gale. Intencionalmente o no, todavía tenía en la cabeza que ese beso no le había agradado nada a Gale, y con razón.

Evito los pasillos en los que suelo encontrarme con mi novio o... ¿Mi exnovio?

Vaya, duele decirlo.

Llego abatida al salón, antes que Mellark. Ni siquiera me preocupa si me va a jugar una broma o no, ni de qué tipo. Hoy no estoy de humor y bien podría romperle la nariz como me toque un pelo.

—Buenas. —Deja su mochila en la mesa para poder acomodarse en su banco y me mira—. Eh... mira, me enteré de lo que sucedió con Gale y...

—No te metas.

Lo último que necesito es a este hombre pululando a mi alrededor porque siente culpa.

—Yo... No puedo evitar pensar que parte de esto tiene que ver con lo que pasó en tu casa y... No era mi intención, en verd...

—Por favor. El mundo no gira a tu alrededor, ¿sabes? No tiene nada que ver contigo.

Sólo deja el puto tema en paz, joder.

—Está bien... traje un poco de investigación para nuestro stand. Encontré algo muy interesante que podríamos usar...

—¿Ah, sí? ¿Y qué es?

Aprovecho que cambia de tema. Mejor trabajar en ese molesto proyecto que en mi fallida y pisoteada vida amorosa... Eh, digo... resfriado.

—Bueno... Se me ocurrió que quizás podrías vestirte de princesa Azteca...

¡Ja! ¡En sus putos sueños! No me iba a poner eso frente a cientos de chicos adolescentes y padres de familia. No-o. Sólo de pensarlo veía el escándalo que se armaría, además de lo... inapropiado y asqueroso que eso sería...

Por su sonrisa expectante, fue fácil deducir que bromeaba al respecto.

—Sí claro, con las tetas al ire y sin que venga al caso... —escupo, ignorando el hecho de que él aun se veía como si estuviera celebrando su broma en lugar de abuchearla con toda mi mala vibra—.  Vendemos tacos, Peeta, no sacrificios humanos. Tus ideas son terribles.

LOVE IS A LOSING GAME | EVERLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora