DIECIOCHO

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(Mensaje importante al final del capítulo)

"GUSTOS CULPOSOS"

NARRA PEETA
Algunos años más tarde.

Salgo de la cama cuando mi alarma suena. Estoy tan cansado. Las piernas me pesan y la espalda me grita. Lo único que sé es que necesito mi energetizante de la mañana. Hace mucho que tuve que superar mi negativa a tomar café, pues el té no me mantiene despierto en lo absoluto.

Me sirvo una taza en la cocina y lo mezclo con algo de leche. Preparo un sándwich para llevar también. Hoy tengo varios pacientes y no sé si tendré mucho tiempo para comer entre consultas.

Con el café en la mano, vuelvo a mi habitación para vestirme, aprovechando que suelo bañarme por las noches para no correr tanto por las mañanas. Arreglo mi cabello y me aseguro de oler bien y de tener todo lo que necesito antes de salir de mi apartamento. No sin antes despedirme de Gale. Llevamos años compartiendo este lugar y como que hemos desarrollado la costumbre de vernos unos minutos antes de marcharnos para saber si el otro esta bien. No somos grandes amigos ni nada, pero mantener el consultorio no me dejaría pagar la renta completa y Gale necesitaba un lugar para quedarse que entrara en su presupuesto.

Así que..., sí. Él es una parte constante en la rutina. El dolor de perder a Katniss como que nos unió y... pues ya, que... eso, era tanto el dolor de la partida de aquella chica que necesitamos del otro para sobrellevarlo. Pero lo mantenemos simple entre él y yo. Después del estacionamiento aquella vez en el baile, nunca volvió a abrirse tanto conmigo. Yo lo acepté, lo acepto. Entiendo que los temas sensibles a veces es mejor no tocarlos. Bromeamos, convivimos, pero de ella no hablamos, al menos no directamente.

Ambos perdimos a Katniss, pero ganamos un compañero... En fin, hace años de eso.

Ahora tengo que darme prisa, porque necesito el dinero de las consultas para la renta y tengo que pagarle a mi recepcionista/asistente. Tomo el transporte público, mi coche todavía no vuelve a la vida después de que un día no encendió más y, aunque mamá y papá me han ofrecido ayuda para pagar las reparaciones, quiero hacerlo por mi cuenta. Además, no es para tanto, me gusta observar a la gente, a fin de cuentas, mi profesión se trata de estudiar el comportamiento humano.

Diez minutos después estoy cruzando la calle para llegar a mi consultorio, justo a tiempo para saludar a mi asistente y ordenar unas cuantas cosas antes de que me notifiquen que mi primer paciente del día está aquí.

Ella es una niña, su nombre es Anne y tiene ocho años. Anne sufre de terrores nocturnos severos y, su madre, quien la acompaña, me comentó desde su primer aconsulta que su pequeña hija está aterrorizada.

Intento que Anne me hable un poco de cómo son sus pesadillas para intentar encontrar un origen en su subconsciente. Ella dice que constantemente ve monstruos. Le ayuda dibujar lo que sueña y siempre me trae libretas llenas de sus pesadillas. Estamos trabajando en ayudarla a poder dormir tranquila.

Más tarde, llega Margaret, una agradable mujer mayor que perdió a suu esposo años atrás en el ataque terrorista a las Torres Gemelas. La pobre ha intentado de todo, hasta se mudó de ciudad, pero no ha sido capaz de dejar atrás el haber estado en ese lugar también y salir de allí con vida cuando su esposo no lo logró. Así que trabajamos en ayudarla a enfrentarlo. Es una persona dulce que de verdad busca salir adelante y a veces me trae comida que hace en casa. «Como agradecimiento», dice ella, «es una forma de distraerme en algo que me gusta y de valorar su trabajo, Doctor Mellark». ¿Y qué puedo hacer yo? Negarme heriría sus sentimientos y la verdad es que cocina delicioso.

LOVE IS A LOSING GAME | EVERLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora