El cabello castaño era todo lo que veía, largo y rebelde. Sus ojos bicolores haciendo contacto con los míos, mientras la luz del atardecer le daban un aspecto cristalinos; vivos e impactantes, así es como siempre los he definido. La piel suave de su frente marcada por el delicado gesto de sus cejas fruncidas.
Xena se encontraba más que perdida en el horizonte que se podía percibir desde mi balcón, admirando a cada ave que veía volar y relajándose cuando el viento movía las puntas de los árboles.
—¿Qué piensas sobre el amor?— es aquella pregunta que siempre le hago a todos. Saber que los demás piensan sobre eso que llaman "el motor de la vida", aquello que nos impulsa a hacer cosas ilógicas y cuestionables, eso siempre despertará la curiosidad en mi.
Una leve sonrisa adorna su rostro, pensativa juega con el barandal en busca de una respuesta.
—¿Qué pienso sobre el amor?—hizo la pregunta para sí misma—Bueno, pienso que es el sentimiento más ilógico que pueda existir. El amor puede llegar a ser algo tonto y te hace hacer cosas tontas, pero es el sentimiento más puro si lo sientes de forma sana—delineó el borde del barandal con su dedo.
»Pero llega un punto en el que amas tanto a alguien, que pierdes el sentido de orientación. Tu brújula solo apunta en dirección a esa persona y sientes que puedes ser todo lo que necesite; como si ya no pudieras respirar por tu cuenta—me dio una mirada seria—Pero hay una línea delgada entre amar y perderse. Puedes amar con la fuerza de un dios, pero jamás debes perderte por amar a alguien más.
Se quedó callada, como si asimilara sus propias palabras.
—¿Qué es lo más loco que pensaste hacer por amor?—negué al notar que esto ya parecía una entrevista, pero solo es que siempre me gustó saber cosas nuevas de mis madres. Conocer su pasado me hacía sentir más cerca de ambas; como si desde mi nacimiento hubiera estado con ellas.
Las voces de los demás semidioses podían llegar a donde nos encontrábamos, eufóricos por el entrenamiento que llevaban a cabo. Sus gritos fueron cesando hasta que ya pude escuchar con claridad lo que mi madre deseaba decirme.
—Antes de casarme con Haris, yo era una simple semidiosa. La vejez me llegaría y yo no deseaba ser anciana y tener de esposa a una veinteañera... Imagínate ver eso— ambas reímos al imaginarlo—Teníamos una ventaja: Haris es la diosa del Inframundo, así que se me ocurrió algo... ¿Cómo llamarlo? Puede que trágico sea la palabra correcta. La cosa es que por mucho tiempo tuve la idea de morir por ella—rió con algo de pena, apartando el cabello de su rostro—Mi alma viviría eternamente en el Inframundo y ahí, con la idea de un amor interminable, tendríamos nuestro final feliz.
»Luego tuve que detenerme para pensar lo que quería hacer, para ver todo lo que pensaba perder. Jamás me había sentido tan culpable y estupida. Me sacrificaría para salvar la vida de Haris, pero no lo haría por temor a separarnos— niega de forma repetida—Eso no es amor, es dependencia emocional. Piensas que es mejor morir antes que perder a esa persona y ahí sí que estás jodido.
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Las Hijas Del Alba (DDA#3)
FantasyLa guerra se alza en el Olimpo, arrastrando su destrucción hasta la tierra, donde Angela y Eleonor, deberán luchar por traer la paz y sobrevivir en el intento. En un mundo consumido por el caos, ellas deberán ser el bote que mantenga la humanidad a...