POV Aizawa
Suspiré al despertarme y sentí un peso a mi costado. Sabiendo ya quien era, me giré y lo miré. No pude evitar acariciar sus cabellos y lo abracé más.
Que linda forma de despertarse. - murmuró con voz ronca. Sonreí.
Buenos días. - nos saludamos y mientras acariciaba su mejilla, besé su frente. - ¿Dormiste bien?
Mhm, demasiado bien. - se acurrucó en mi pecho. - Eres cálido. - me sonrojé. - ¿Tienes cosas que hacer hoy?
No creo, ¿Porqué? - negué y lo miré.
Para estar contigo. - sonrió he hizo que me sonrojara más.
¿Te vas a pegar a mí todo el día? - pregunté sonriendo de lado.
Todo el día, pegado como un bichito. - reímos y nos levantamos para ir a la cocina. - ¿Normalmente que es lo que te preparas?
Hm, si te soy sincero, no acostumbro a comer mucho, tampoco es que sepa cocinar. Lo máximo que puedo hacer es pan con lo primero que encuentre. - me senté en un banco.
Uh, uh, jovencito. - negó mirándome. - Ahora que estás conmigo vas a comer todo lo que prepare. - sacó ingredientes y utensilios para comenzar a cocinar. - Sin objeciones.
Lo que tú ordenes. - reí y mientras estaba dándome la espalda, me acerqué abrazándolo. - Huele bien. - miré la olla.
Créeme te va a gustar. - me miró con una sonrisa y guiñó el ojo.
Pasamos un rato así hasta que tuvimos que volver a la mesa para probar la comida.
POV Hizashi
Probó lo que hice y me miró con una pequeña sonrisa.
Está demasiado rico. - siguió comiendo. - Tanto que no te invito. - se levantó con el tazón y se fue corriendo.
¡Hey! ¡Es mi creación debo probar el resultado! - lo perseguí. - Ven aquí. - cuando lo alcancé, tomé su cintura y lo atraje hacia mí.
Vaya, y yo que me lo iba a terminar solo. - rió y extendió la cuchara para que comiera también. Rodé los ojos sonriendo y probé.
Soy un genio culinario. - regresamos a la cocina para terminar el desayuno y pasar el resto de la mañana juntos.
POV Narrador
En el otro lado de la montaña, en una casa en el bosque, Nemuri aún se encontraba durmiendo. Comenzó siendo un sueño lindo, donde aparecen todos sus amigos divirtiéndose, nada nuevo, pero de un momento a otro se escuchaban gritos y se veía fuego por todas partes. No sabía con exactitud en donde se encontraba, pero era una aldea destrozada.
"Soy la única que puede
ayudar."
"¡Nemuri por favor!"
"No se metan."
¡Ah! - exclamó levantándose. Sudaba frío y tenía lágrimas en los ojos. Cuando volvió en si llevó sus rodillas a su rostro. - No de nuevo... - murmuró y soltó un largo suspiro.
Se levantó de la cama y abrió todas sus ventanas, lo primero que hizo fue mirar si todo estaba bien y efectivamente, lo estaba.
Sigo teniendo esas malditas
pesadillas y siempre son lo mismo.
Fue a prepararse un té con hierbas para tranquilizarse.
Voces distorsionadas, gritos,
fuego y destrucción.
Tal vez tiene que ver con lo
que leí en la carta.
