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POV Narrador

No vale esconderse Shou, vas a tener que ir. - Emi estaba en la casa de Aizawa y este se escondió bajo sus sábanas toda la mañana. - O es que no quieres.

Claro que quiero ir, pero me da miedo. - sacó su cabeza para verla.
Justo ahora su amiga quería que saliera de cada porque debía ir al almuerzo con las madres de su novio, pero hasta ahora no lo había logrado.

No creo que te vaya mal, digo, ya te conocen, solo debes seguir lo que has estado haciendo. - ahora intercambiaron lugares dejándola a ella echada en la cama ajena y él levantado, caminando de un lado a otro.

Es diferente. Me conocieron como el chico que se hizo una herida en el río y como el que le dio un collar a una de ellas. - mordió la punta de su pulgar.

¿Y la diferencia es...? - preguntó levantando una ceja.

Que no sé como actuar ante las posibles preguntas incómodas por ser su pareja. - se sentó en frente de ella y reaccionó al instante.

Tienes razón y que suerte que estoy aquí para ayudar. - se acomodó mejor y aplaudió. - ¿Ya pusiste tus manos encima de mi hijo? - actuó como una madre que no anda con rodeos, exactamente como lo era una de ellas.

¿En serio me estás preguntando eso?, A mí, un gato descendiente de la Diosa Tierra, por favor Emi. - resopló y su amiga rió.

Pero bien que te gustaría, ¿Eh? - le dio un codazo bromeando.

No voy a hablar de mi, ahora, no existente vida sexual, muchas gracias. - se cruzó de brazos. - Aunque ahora que lo pienso, su madre si llegaría a preguntar eso.

Entonces hice una buena interpretación. - le dio un empujón. - Venga Shou, no pienses mucho las cosas. Ya diste una buena impresión y eso es lo que cuenta. Solo se tú mismo.

Vale, lo haré, pero si sale mal la culpa es tuya. - caminó hacia la canasta de ropa y sacó lo necesario.

Estoy dispuesta a apostar lo que sea, tranquilo. - salió del cuarto. - Hablando de poner manos encima, ¿Lo has hecho?, ¿O al menos intentado?

Obvio no, Emi. - se cambió rápidamente y fue con ella. - ¿Debería...?

Estaba bromeando, pero solo si quieres, puedes hacerlo. - se encogió de hombros. - También debes tener su consentimiento. - el azabache sacudió su cabeza.

Dejemos esto. - cambió de tema. - Sé que no me importa mi apariencia en la mayoría de ocasiones, pero, ¿Me veo pasable al menos? - se giró.

Te ves divino. Simple, pero lindo. Básicamente como siempre. - levantó su pulgar y se acercó a él. - Te ayudo. - tomó una de sus ligas para el cabello y armó una media cola. No tan despeinada como acostumbraba hacer Aizawa. - Listo. - sonrió de lado. - Ahora no pierdas más tiempo querido. - lo llevó a la salida y se quedaron afuera un momento. - Y recuerda...

Ser yo mismo. - siguió la frase y la peli-verde chasqueó los dedos.

Muy bien, ve al encuentro con tus suegras campeón yo te cuido la casa. - se apoyó en el marco de la puerta viendo como su amigo se iba.

Todo va a salir bien, todo va
a salir bien.

Se repetía a si mismo en su cabeza mientras cruzaba el bosque.
Al llegar, se paró por unos segundos en la puerta y tomó aire antes de tocar.
Cuando lo hizo, no se tardaron mucho en atender. Dos mujeres altas lo recibieron.

Buenas tardes. - se saludaron y pasaron. - Gracias por invitarme. - agradeció mientras se dirigían al comedor.

No hay de qué, querido. Nosotras encantadas de tenerte acá, especialmente alguien que por ansiedad se está comiendo todas las fresas de la cocina - la morena habló lo suficientemente alto como para que Hizashi la escuchara.

Me acaban de delatar, genial. - se quejó y dejó el plato de fresas a un lado para acercarse a su novio y saludarlo con un pequeño beso en sus labios. - Espero que no te estén abrumando.

Oh no, para nada. - rió levemente, dejando su bolso a un lado.

Igual no se salvan de preguntas. Queremos saberlo todo. - la rubia intervino entrando a la cocina.

Ya cielo, no seas tan dura. - la más alta la abrazó por detrás. - Pueden ir a la sala mientras la comida se hace. - asintieron y Hizashi lo llevó de la mano.

Tu casa es muy colorida. - el lugar estaba decorado con colores llamativos. Todos los muebles lo tenían y creaban un ambiente alegre. - Dan más ganas de estar acá que en la mía.

De todas formas si tuviera que elegir, diría la tuya, porque es espaciosa y porque es tuya. - lo abrazó poniendo su rostro en su pecho.

¿Ya te he dicho que eres un tonto? - jugó con sus cabellos.

Y aún así te gusto. - levantó su cabeza solo para sonreirle.

Desgraciadamente tienes razón. - bromeó y presionó sus mejillas.

Eres cruel. - murmuró con una boca de pato.

Y aún así te gusto. - repitió riendo y lo besó dulcemente.

Tortolitos la comida ya está. - Ayaka los llamó y salieron de su burbuja para ir con ellas.

Por cierto nunca pude preguntar por su nombre. - le dijo a la morena mientras ayudaba a poner los platos.

Que tonta soy. - rió. - Me llamo Akane. - al tener todo preparado se sentaron. Comenzaron con una conversación ligera sobre anécdotas de las madres. - Entonces si no me hubiera perdido, a lo mejor no nos conocíamos. - terminó de contar una pequeña historia de cuando se conoció con su esposa.

Agradezco tu gran sentido de la orientación cariño. - rieron juntos y ahora Ayaka miró a Shouta. - Dime, ¿Cómo así te enamoraste de mi hijo?

Mamá. - Hizashi se escondió entre sus brazos porque sabía que detrás de esa pregunta se encontraban muchas más.

Está bien. - sonrió levemente. - Nunca me había gustado alguien y me sentí abrumado al inicio. Lo único que sé es que me sentía a gusto con él y más feliz que antes. - las madres sonrieron entre si. Hizashi lo miraba de reojo y lo notó, los dos se pusieron completamente rojos. Se podría decir que en ese momento podían morir de vergüenza y ternura por las palabras del felino.

Sigan comiendo porque se enfría. - Akane rió levemente he hicieron caso. Al terminar de comer todos fueron a la sala, por más comodidad.

El resto de preguntas de Ayaka se basaban en: cómo fue la declaración, lugar del primer beso, citas, etcétera, etcétera, etcétera.

Vaya conversamos tanto que ya se hizo de noche. - murmuró la rubia mirando por la ventana. - No me parece que te salgas con tanta oscuridad. Puedes quedarte a dormir si quieres.

Ah, claro, gracias. - aceptó con gusto y siguió a Hizashi a las escaleras.

Estaremos abajo cualquier cosa. - las esposas caminaron hacia su cuarto y se despidieron.

Espero que no te hayan incomodado con las preguntas. - dijo el más alto sacando ropa para prestarle.

Para nada, lo pasé muy bien. Son muy amables. - recibió las prendas y se giraron mirando a diferentes paredes para cambiarse.

De ahí saco mi encanto. - rieron y se echaron en la cama, como les era de costumbre, Hizashi en el pecho de Aizawa y este jugando con su cabello. - Me alegra que te lo hayas pasado bien. - murmuró sonriendo con los ojos cerrados.

Y fue mejor de lo que pensé. - habló de igual forma. Besó su cabeza y bostezó.

Ya hay que dormir, pero antes... - levantó su mirada. - Mis besitos de buenas noches~

Tch. - sonrió de lado y se dieron tres besos en los labios, seguido de dos en la frente y uno en la nariz. Los últimos los dio el rubio porque sabía que a su novio le daba vergüenza. - Buenas noches tonto.

Buenas noches querido. - se abrazaron más y entre la calidez que se proporcionaban el uno al otro y agregando las mantas se quedaron dormidos al instante.

Our Happy Ending (Erasermic) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora