POV Narrador
Entre todo el caos, Aizawa y Shinsou se mantenían quietos, esperando que alguien los salvara. Parte de los pensamientos del mayor eran negativos y se estaba comenzando a aceptar su destino con tal de darle más tiempo al pequeño.
Ambos no pensarían ni por un momento lo que acababa de suceder.Escuchó el sonido de un cuchillo clavarse, pero él no había recibido daño.
¿Pero qué...?
Se giró para ver que pasó y vio el cuerpo de otra persona. Era Hizashi.
Pudo llegar a tiempo y con la flecha partida defendió a los felinos, clavándola en un costado del enemigo haciéndolo caer al piso.Gracias Dioses que escucharon
mis plegarias.¿E-Están bien..? - preguntó con las respiración agitada sin girarse.
Sí, gracias. - Shinsou seguía aferrado a él y detrás la batalla se iba dispersando. - Debemos irnos rápido. - se mantuvo a la misma altura del niño y volvió a revisarlo.
Claro, pero... - murmuró. - Shouta. - el mencionado miró hacia arriba. Hizashi agachó un poco la cabeza. - ¿Recuerdas que me dijiste que no haga alguna idiotez?
Ehm, sí, lo recuerdo, ¿Porqué? - Aizawa se sentía confundido. Se giró lentamente y cuando Shouta se dio cuenta lo que pasaba es como si su mundo se viniera abajo. Estaba más pálido que de costumbre y tenía los labios entreabiertos, como si quisiera decir algo, pero no podía. Shinsou los miraba de igual forma.
Lo que sucedió fue que no midió el espacio entre el arma del atacante y su cuerpo, solo quería detenerlo.
La navaja del enemigo estaba clavada en su pecho y dejaba un rastro de sangre que manchaba su ropa con rapidez.Te dije que era inevitable... - sus ojos tenían un leve brillo. Se sentía desfallecido. - No te vayas a enojar, ¿Si? - bromeaba hasta en esas condiciones. No sentía sus piernas y ya no podía mantenerse parado. Antes de que cayera Shouta lo sostuvo y lo echó en su regazo. - Es raro tener un metal en ti, ¿Puedes...? - habló a duras penas y señaló el arma.
P-Pero yo no... - murmuró y Hizashi solo asentía para que lo haga.
Con manos temblorosas tomó el cuchillo y lo sacó. El rubio soltó un quejido y tosió sangre. Se sentía más liviano ahora.Gracias.. - susurró echando su cabeza hacia atrás. - Shou, sabes que no me gusta verte así. - Aizawa tenía lágrimas acumuladas en su ojo he intentaba ignorar todo a su alrededor para tapar la herida y hacer que deje de perder sangre.
Vas a estar bien. Vas a estar bien, esto va a terminar, te llevaremos a que te curen y-y... - Hizashi pasó su mano por la mejilla del contrario. Shouta no pudo más y rompió en llanto. - Por favor... - susurró y el rubio mostró una débil sonrisa. No le hablaba porque no quería gastar más energía. - Aún tienes muchas cosas por las que vivir. Dijiste que ibas a construir una casa en la playa. Vas a poder hacerla, así que... por favor... aguanta un poco más.. - miró en las proximidades.
Shouta... - susurró y él lo miró. - Eres lo mejor que me ha pasado. - los labios del azabache temblaban. - Te amo muchísimo. - pasó su pulgar debajo de su ojo, secando sus lágrimas.
Yo también te amo. - puso su mano encima de la de él y a los segundos las fuerzas se le fueron. Veía algo borroso - ¿Hizashi...? - lo miró. Se había desmayado por toda la perdida de sangre. - No, no, no, por favor... - revisó su pulso y aún lo conservaba, pero el miedo de que ahora esté llegando la muerte no se iba.
Se giró para hablar con Shinsou, pero de nuevo había ido. Afortunadamente no estaba tan lejos y parecía que hablaba con alguien.
Detrás de una casa aparecieron sus amigos, quienes fueron guiados por el niño.¡Acá están! - dijo el niño al hada de alas naranjas.
Esta era la pesadilla incompleta. - Nemuri corrió hacia ellos junto con los demás y vio la herida. Todos estaban sin palabras.
Por favor ayudenlo... quien sea.. - el azabache miró al resto y Oboro no dudó en cargarlo para llevarlo a un lugar seguro.
Vamos al este de la villa. Por allá ya se dispersaron los ataques. - todos aceptaron esa idea. Emi cargó a Shinsou y Nemuri ayudó a Shouta.
Se fueron a la zona acordada y entraron en una casa. Oboro entró a uno de los cuartos y lo echó en una cama.
Su pulso está cada vez más débil. - el peli-azul se dirigió al resto.
¡Ni se te ocurra dejar de respirar!, ¡¿Me escuchas?!, ¡Iré a buscarte y te mataré yo mismo! - Aizawa lloró con un tono de desesperación, esa era la voz que Nemuri escuchaba en la pesadilla.
Parte de él estaba enojado porque no podía hacer nada.Yo solo sé curar heridas superficiales. - dijo Emi dejando al felino en un sillón fuera de la habitación para que no viera más de lo que debería.
Los otros dos miraron a la azabache, la cual estaba pensando.Podríamos mandarlo a nuestra villa, pero para cuando lleguemos sería demasiado tarde. - murmuraba para si misma mientras mordía sus uñas. Estaba demasiado estresada. - No somos doctores y si intervenimos lo podemos empeorar. - su mirada estaba clavada en el suelo soltando de su boca cualquier idea, pero todas era inútiles por las condiciones en las que estaban.
Podría...
Pronto subió su vista a su amigo tendido en la cama.
Es lo mejor que tenemos.
Se giró hacia el resto y tomó aire.
Tengo una forma de salvarlo. - tragó en seco y levantó levemente sus manos.
Prometí no usarla de nuevo.
Siento romper este pacto, pero
no dejaré que muera.Cerró sus ojos, tomando concentración. A los segundos sus manos se tornaron de un color negro, como si se hubiera manchado con carbón. Era un degradé que se fusionaba con el color de su piel hasta los codos.
Todos estaban en una gran confusión y a la vez tenían miedo. Peor aún cuando abrió los ojos, éstos cambiaron de color a rojo y sus pupilas se hicieron más pequeñas.
Emi entró en razón cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.Nemuri no lo hagas. - murmuró recordando la vez en la que le contó de su pasado.
Soy la única que puede ayudar. - les dio la espalda y caminó hacia la habitación.
¡Te lo pido! - rogó su amiga y la siguió.
No se metan. - al decir éstas palabras corrió una ventisca fuerte.
Al entrar al cuarto solo le bastó chasquear los dedos y la puerta se cerró creando un fuerte sonido.La peli-verde corrió he intentó abrir la puerta, pero usó magia para que solo Hizashi y ella estén en ese cuarto.
¿Emi qué sucede? - preguntó Oboro, quien se acercó con Aizawa.
Es una larga historia, pero va a usar magia negra y eso le va a traer consecuencias debido a la ruptura de un pacto que hizo con ella misma. - habló con rapidez mientras jalaba la puerta.
Los dos chicos se asustaron, especialmente Oboro, y comenzaron a golpear varias veces la puerta o a llamarla, pero no reaccionaba. Ella estaba decidida a tomar el riesgo.