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POV Narrador

Estoy relajado, tengo el regalo listo y estoy presentable. - Oboro habló a sí mismo levantándose de un sofá.

¿Y si te rechaza qué haces? - habló Shōta echado en una alfombra.

Llorar. - recibió un golpe en la nuca por parte del más alto.

No tonto, le dices que fue una broma. - ahora él fue el que recibió un golpe, en la pantorrilla, por parte del más pequeño.

Idiota, cómo vas a jugar con los sentimientos así. - reprochó. - Debes decirle la verdad y que si pueden intentar conservar su amistad como antes.

Los tres hombres estaban en la casa de Shōta preparando a Oboro para su cita con Nemuri. Estaba nervioso, pero improvisaría, tal y como es su naturaleza.

Probablemente llore, pero trataré de arreglarlo todo. - caminó hacia la puerta. - Deseenme suerte. - se despidió de los dos y salió para recoger a la chica.

Estuvo todo el camino practicando todo lo que iba a decir y no se dio cuenta que ya había llegado a la entrada de la aldea.

Tú puedes Oboro.
Sólo sé tú mismo.

Caminó hacia el centro del lugar, donde habían acordado el encuentro. Ahí, mirando a su alrededor, la encontró. Se veía tan pacífica, con la luz del sol que caía sobre su rostro. Para él era como ver a la diosa Airea.

De verdad es hermosa.

¿T-Te hice esperar mucho? - había estado un poco tranquilo hasta que dijo las primeras palabras y ahí fue donde comenzó a tartamudear.

No mucho, llegué hace un rato. - mostró una sonrisa dulce. Normalmente sonreía de forma burlona y pícara, pero su semblante cambiaba cuando se trataba de él.

¿Debería decirlo?
¿O es mucho?

Tomó aire y se decidió.

Te v-ves muy linda. - murmuró e hizo que la más baja se sonrojara levemente.

Vaya gracias. - miró su ropa. - Tú también te ves muy bien. - ahora vio su rostro y se quedaron un momento mirándose. - ¿Vamos..? - rompió la tensión.

A-Ah, sí, sí. - soltó una risa nerviosa y salieron de la aldea.

Por cierto, ¿A dónde vamos? - preguntó mientras caminaba, pocas veces lo hacía.

Sabes que tengo mis lugares sorpresa. - sonrió de lado, haciéndola reír. - Esta vez no iremos por un túnel, confía en mí.

Continuaron su camino y pasaron por un par de ríos para después entrar a un lugar casi cerrado por varios árboles grandes. Alrededor también habían hongos más altos que ellos, que tenían cristales colgados, dándole al ambiente colores del arcoiris.

Llegamos. - Nemuri miraba hacia arriba con una sonrisa y completamente asombrada por la belleza del lugar.

Me encanta. - habló en un tono alegre y lo miró de nuevo.

Me siento bien al saberlo. - sentía un peso menos de encima. - Oh, cierto. - buscó el collar. - Te traje un regalo. - murmuró tímido. - Espero que también te guste. - extendió su mano y ella lo recibió.

Our Happy Ending (Erasermic) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora