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POV Nemuri

Pase lo que pase, no me permito
dejarte morir.

Estaba en frente del cuerpo de Hizashi.
Con la transformación anterior técnicamente había roto el pacto, solo que aún no lo había puesto en práctica.
Ignoraba las voces de mis amigos, aunque parte de mí quería verlos.

Caminé un poco más, acercándome a él, levanté una mano al cielo y la otra la puse encima de su pecho. Cerré mis ojos y abrí mi boca para recitar unas palabras.

"Luna de sangre, fuerzas oscuras
del bosque y monstruos del más
allá, por favor, permitanme
salvar ésta vida.
Que venga a mí el castigo posterior
a éste ritual y déjennos seguir nuestros destinos en paz."

Otra fuerte ventizca pasó por nosotros y mis manos empezaron a tener un brillo.
Abrí mis ojos. Uno estaba en su color original y el otro seguía en ese tono rojizo.

"Y que de ahora en adelante los
dioses no nos abandonen en
ninguna circunstancia.
Esa es mi única petición a los
creadores de magia virtuosa."

Miré al cielo soltando una lágrima sintiendo dolor por mi cabeza.
Descuidándome por un momento los demás lograron abrir la puerta. Me giré. Quería hablarles, pero cuando intenté hacerlo solo pude tomar algo de aire, el resto lo vi blanco por un gran resplandor y el sonido de una especie de onda expansiva llenó el lugar.

POV Narrador

Se cubrieron por la luz y el sonido. Cuando todo quedó en silencio, se atrevieron a mirar. Nemuri bajó sus manos.

Funcionó... - murmuró algo mareada. - Lo salvé.. - dijo en un susurro y cayó al suelo de rodillas. Oboro y Emi se acercaron y Aizawa se fue directamente donde el rubio. Éste en perfecto estado, tal y como estaba antes de empezar las peleas.

¿Hizashi? - vio su pecho y solo tenía una cicatriz. El recién mencionado solo suspiró, abriendo poco a poco sus ojos y sentándose en la cama.

Te dije que iba a volver. - lo miró sonriendo de lado y Shouta sentía como podía respirar otra vez.

¡Eres un idiota!, ¡Estaba muy preocupado por ti! - exclamó dándole golpes en la espalda.

¡Ay!, ¡Shou ten cuidado! - se cubrió de los golpes de su novio y el resto rió ante la escena.

Después de esto toda la atención fue a la azabache, quien levantaba su mirada. Oboro se sorprendió más que los demás al ver que sus ojos era de color blanco.

Princesa. - la llamó con voz suave y Nemuri giraba su cabeza, como si estuviera buscando algo.

¿Oboro? - preguntaba y el peli-azul tuvo que agarrar su rostro. Buscó su mano y puso la suya encima de la de él. - Ya no puedo... ya no.. - balbuceaba y todos se vieron entre si.
Oboro la tomó en sus brazos mientras lloraba. - Ya no puedo ver... - susurró.

Todo va a estar bien. - acarició su cabello. - Vas a estar bien. - la abrazó más. - Te vamos a ayudar.

"De hoy a futuro si llego a usar
la oscuridad para beneficio propio
o ajeno, que me cueste lo que más
aprecio de mi ser.
Es el castigo que debo pagar por
tanta imprudencia."

Mientras la chica era calmada por las palabras alentadoras de sus amigos y pareja, el ruido del caos de la ciudad iba bajando más rápido. Para cuando estuvieron más tranquilos todo había terminado.

Shinsou entró junto con un soldado al cuarto. El pequeño gato corrió hacia Aizawa.
El soldado los ayudó a salir de la villa y fueron trasladados a un centro médico de las hadas para atender las heridas de los demás.
El hechizo que le habían puesto a Shouta afortunadamente duró hasta llegar donde ellas y fue atendido con rapidez.
Se quedaron días dentro del centro médico. Ahora habrían pasado cinco días desde el ataque. En éste tiempo gente de diversos lugares ayudaban en la reconstrucción de la ciudad.

Es hora de quitarte las vendas. - una enfermera se acercó a Aizawa. Hizashi lo miró. Él se había quedado a su lado todos éstos días, por si necesitaba algo. - Y... listo. - sacó las últimas vendas de su rostro. - La doctora te dejó un parche, por si lo quieres usar. - el felino asintió y llevó sus dedos a su rostro tocando las dos cicatrices, las cuales formaban una cruz al revés. La más pequeña estaba en horizontal, debajo de su ojo, mientras que la más larga, en vertical y cruzaba su ojo hasta un poco después de su ceja. Por este ojo ya no podía ver. Era como con Nemuri, pero a medias.
La enfermera los dejó solos, llevándose las vendas usadas.

Haces que una cicatriz se vea bien. - su novio se acercó y besó su mejilla. Aizawa sonrió levemente.

¿En dónde está Shinsou? - preguntó y el rubio levantó una manta al lado de él.

No se ha querido separar desde que regresamos. - lo señaló y rieron. - Cierto. - sacó algo de su bolsillo. - Ayer vino y dejó estás piedras, no me quiso decir de que se trataba, pero que una es para ti y otra para mí. ¿Tú sabes? - le extendió dos piedras con dos circulos pintados y cuando las vio parpadeó varias veces antes de levantar la mirada de nuevo hacia su pareja.

¿Te las dio así como así? - asintió. - Y las recibiste.

¿Es algo malo? - en su rostro se mostraba una clara confusión.

No, pero técnicamente acabas de aceptar ser su guardián. - Hizashi abrió sus ojos.

O sea que... - vio al niño dormido.

Nos acaba de adoptar como guardianes. Aunque debería ser al revés. - puso las piedras en la mesa. - Lo aclararemos otro día. - ambos rieron. - ¿Cómo están los demás?

A Emi y Oboro los dieron de alta ese mismo día y Nem está en casa acostumbrándose. - suspiró en alivio. - Por fin todo terminó. - echó su cabeza hacia atrás.

Sí, y espero no volver a asustarme así. - se sentó a su lado y le lanzó una mirada. - Mostrar varias emociones a la vez no es lo mío.

Tranquilo precioso, esta vez si te juro no hacer cosas de ese tipo y menos sin pensar. - pasó su brazo alrededor de él y Shouta apoyó su cabeza en su hombro mirando por la gran ventana que tenían en frente. Ésto si que era paz.

Our Happy Ending (Erasermic) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora