"Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida".
—William Shakespeare
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CONTINUACIÓN DEL ONE SHOT: "INJURE"
DULCE Y LINDA YASHIRO es bueno que quieras ayudar, sobre todo si salvarás a dos idiotas de odiarse por el resto de sus vidas.
—¡Dame las jodidas llaves!—proclamó con enojo.
Su mirada se endureció y apretó las llaves en su manos mientras las guardaba en su pantalón.
—No hasta que se hablen de nuevo.
—No quiero volver a hablar con él, ha pasado todo un jodido año. ¿No ves que no me interesa?
Yashiro suspiró con incredulidad ante la situación, ¿cómo dos chicos que se amaban tanto podía estar discutiendo tan tontamente por una broma? Aunque bueno, si hablamos de enojos ella es la menos indicada para hablar, después de todo siempre se enoja por bromas de mal gusto.
—Como sea. Solucionen ésto. Los escuché a los dos y ambos se equivocaron. Traten de hablar entre ustedes.
—Jamas.
A la de puntas color menta le entró un tic en el ojo.
—Bien, pues quédense aquí. Vendré en dos horas.
Se marchó dejando al rubio y al pelirosa juntos en la habitación. Aquel silencio era incómodo para ambos. Oh, si tan sólo se dignaran a dialogar entre ellos sobre lo que pasó en realidad aquel día y se ayudaran mutuamente, pudiesen salir de una manera, demasiado fácil incluso para un niño pequeño.
Mitsuba frunció el ceño tratando de buscar qué decir, y cómo no sabía cuál era el mejor momento para justificar lo que había pasado esa vez permaneció en silencio.
Divisó el rostro de Kou quien no había dicho ni una palabra desde que se encontraban en esa situación. Su cabeza estaba gacha, sus ojos perdidos en un punto no específico de la habitación, parecía estar pensando en algo. Pero no podía adivinar qué, después de todo su rostro se mostraba frívolo y sin emociones. Muy diferente de como era antes.
Su tan expresiva cara, que a ojos cerrados podría reconocer si algo le gustaba o por el contrario no; ahora sólo mantenía y dirigía una mirada gélida y sin expresión.
—¿Qué tanto me ves?—bramó dirigiendo la palabra por primera vez.
Mitsuba se puso nervioso y tratando de evitar el contacto visual con esos ojos azules preciosos habló.
—No te miraba.
—¿Ah sí? pues eso parecía. A la próxima deja de mirarme como una puta en busca de semen.
El rostro de Sousuke cambió de ser blanco a rojo de un momento a otro, pues aquello en vez de onfenderle le hizo recordar todas las veces que tuvieron intimidad en su casa y las miles de situaciones en donde follaban sin sentido alguno en cualquier lugar.
