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EN LOS TURBULENTOS TIEMPOS DEL PERIODO SENGOKU EN JAPÓN, dos jóvenes nobles, Kou Minamoto y Mitsuba Sousuke, emergieron como líderes de poderosos reinos en constante conflicto. Kou, el rey del reino del Sol, se distinguía por su cabello rubio, que brillaba como los primeros rayos de la mañana, y por sus ojos azules, que reflejaban la autoridad y la determinación de su linaje. Por otro lado, Mitsuba Sousuke, soberano del reino de las Flores, destacaba con su cabello y ojos rosados, encarnando la astucia y el ingenio de su pueblo, desafiando a su rival con cada estratagema y palabra afilada.
Desde la potestad de su torre decorada con flores rosadas y rojas la cabeza de Mitsuba se asomaba con una sonrisa burlona.
—Parece ser que el rey del sol aún no despierta—espetó burlón. —¿Acaso ya ha aceptado que el reino de las flores es mejor?—proclamó escuchando gritos de alabanza de sus súbditos.
Justo es ese instante el imponente rey de ojos azules apareció respondiendo.
—¿Por qué he de rendirme yo?, el reino del sol es lo mejor que hay.
—Deberías darte de alta, rey estúpido.
—Y tú rediseñar tus colores, su majestad rosada—respondió guiñando un ojo.
El pelirosa frunció el ceño, y en un impulso, proclamó un pequeño acuerdo entre aquellos dos.
—¿Qué te parece, si te hago polvo en un duelo entre tus soldados y los mío, quien invada primero el castillo del otro gana?
Kou frunció el ceño, extrañado de aquella propuesta, eso sería muy estúpido sin duda alguna, por lo tanto no aceptaría. Claro, sino fuese porque el pueblo estaba gritando fuertemente palabras como: "eso es rey Kou, demuéstrele a ese rey femenino que la luz del sol manda". "Hágalo rey", "Hágalo por nuestro bien".
Y ahí es cuando él tuvo que acceder, pactando una batalla dentro de una semana justo al amanecer.
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La rivalidad entre Kou y Mitsuba era tan antigua como los reinos que gobernaban, una enemistad marcada por el orgullo y la desconfianza. Sin embargo, detrás de la fachada de hostilidad, Kou y Mitsuba compartían un secreto que ninguno de sus súbditos conocía. En los momentos de tregua y privacidad, cuando nadie más los observaba, los dos líderes rivales se encontraban en secreto para compartir momentos de intimidad y pasión que iban más allá del conflicto que los separaba.
