—"El amor no mira con los ojos, sino con la mente, y por eso Cupido alado es representado ciego."
William Shakespeare
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ADVERTENCIA: Contenido altamente sexual y mal vocabulario, lee bajo tu propia responsabilidad. (Se los advierto, en éste sí me mamé, JAKAKQKJQJ).
DESDE AQUÉL INCIDENTE EN LA MAÑANA, Kou había permanecido pensativo, aún no creía que aquello acabara de pasar hace sólo unas horas; ni siquiera sabía por qué diablos debió haberle gustado ese "masaje". Sin embargo ahora estaba metido en ese embrollo y no podía borrar el pasado o al menos no como quisiera.
Se quedó en el salón varios minutos más, tratando de calmar su acelerado corazón. No podía decirse si el calor que corría por sus venas era producto de la vergüenza o de la excitación. Su mente era un caos de preguntas y todas ellas daban como única respuesta el nombre de un ser humano: Mitsuba. Pero vamos, ¿Mitsuba acababa de confesarle que le gustaba? Eso sí que había sido algo irreal.
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—¡Vamos!—exclamó, tirando de su mano con firmeza.
Kou se dejó llevar, sin oponer resistencia. Las preguntas en su mente fueron reemplazadas por la curiosidad por lo que sucedería a continuación.
—¿A dónde vamos?—preguntó mientras caminaban por los pasillos de la escuela, ahora vacíos.
Mitsuba no respondió, manteniéndose en silencio durante todo el camino. Finalmente, llegaron a una puerta que conducía al auditorio de la escuela. Allí, Mitsuba giró el cerrojo y empujó a Kou hacia el interior oscuro.
Al no ver nada, el rubio hizo una mueca de sorpresa. Y cuando Mitsuba lo empujó contra una de las paredes del auditorio, su mente empezó a alborotarse con ansiedad. Allí, mientras estaba siendo acorralado por el peli-rosa, sintió cómo su cálido aliento chocaba cerca de su oído.
—Ya llegamos—susurró mientras apoyaba las manos en su pecho.
Kou sintió su riñón queriendo salir por su boca y el corazón casi expulsado por el culo. "¿Así es como te sientes cuando estás nervioso no?"
Tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo sus defensas empezaban a desmoronarse ante la situación. No estaba seguro de si estaba preparado para lo que estaba a punto de ocurrir, pero la curiosidad y sobre todo el deseo de probar aquello empezaban a tomar el control de su mente.
Mitsuba notó la expresión de Kou y sonrió con malicia, aprovechando su ventaja. Acercó aún más su rostro al de Kou y comenzó a dibujar pequeños círculos en el costado en su abdomen por dentro de su camiseta, haciéndolo suspirar con vergüenza.
—¿Uh? ¿Ahora te da vergüenza? En el baño eras una perra en celo.
A el ojiazul se le aceleró la respiración tras aquellas palabras de Mitsuba y, sin poder decir nada realmente, sus ojos eran los únicos que podían expresar por lo menos lo mucho que estaba poniéndole todo eso. Observó a Mitsuba como si buscara que fuera una broma, pues ya había tenido su pequeña humillación y no quería repetirla, pero el rostro de chico lucía sereno, aunque si tuviera que describirlo, aquel definitivamente era muy serio.
