El pozo profundo

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¿Alguna vez has sentido tanta desesperación que sientes que caes en un pozo profundo pero no logras nunca llegar al fondo?, es exactamente así como me siento ahora mismo.

Nací en el año de 1967, ahora con casi 18 años de edad pienso terminar con mi vida. Miro las luces de los autos que pasan debajo de mí. Tengo miedo de estar sobre este barandal pero el miedo de no saber que hacer con mi vida es aún peor. ¿Acaso alguien me extrañará cuando ya no exista?. ¡Aah!, hace demasiado frio como para seguir pensando en tonterías. Es de noche y llueve bastante, por eso no habrá persona que me detenga cuando me tire de este puente.

-Uno, dos, tre...

-¡DETENTE!

Cuando estaba a punto de saltar alguien sujetó mi brazo y enseguida, con un fuerte tirón logró bajarme del barandal haciéndome caer en sus brazos, aunque él también cayó por la fuerza de espaldas al suelo.

-¡No hagas esto, por favor!. - Me dijo el hombre con una voz muy alterada, pero no lograba verlo por que el agua caía en mi rostro.

-¡Suéltame! - Le grité mientras intentaba liberarme de sus manos.

-¡No mueras por favor, tu vida es muy valiosa como para que la termines así!- El hombre con voz joven me sujeto aún mas fuerte.

-¡Que te importa lo que a mi me suceda!- grité llorando. -No me conoces, a nadie le importo. Todas las personas que yo amaba me dejaron sola. No tengo dinero, no tengo casa, no tengo nada.

-¿Y tu bebé? ¿No puedes matar a tu bebé también o si?

¿Qué? Como sabe este hombre que estoy embarazada. Miré sorprendida y con mas detalle a aquel hombre. Es un chico que aparenta mi edad. Presiento que lo conozco de algún sitio pero no logro recordar de donde.

-¿Quien eres tú? ¿Cómo sabes que estoy embarazada?.- Le pregunté extrañada.

-¿No me recuerdas?- Peguntó como si nos hubieras visto antes y al fin soltó mis brazos. Hice un poco de memoria y al fin recordé.

-Ah... eres el chico del minisúper.

-Ahh!.. si.. el chico del minisúper.

-¿Que estas haciendo aquí? ¿Acaso me seguiste? ¿Eres un acosador o algo así?.- pregunté, mientras me sobaba los brazos que comenzaban a dolerme.

-Ah.. no, no. Yo vivo en la vecindad que esta por allá, acabo de salir de trabajar y voy para allá.- Me dijo un poco nervioso.

-Esta bien, te creo. ¿Podemos levantarnos? Me siento muy incomoda.

-Ah claro..

El chico se levantó rápidamente y me ayudo a levantarme.

-¿Te sientes mejor? - me preguntó con voz preocupada

-Un poco

-¿Me refiero a si ya no estas triste?

-¿Acaso crees que por tirarme al piso iba a estar feliz? Al contrario, creo que ahora estoy demasiado enojada.

-Ah, no....es solo que...

-¿Es solo que, qué? Dilo....

-No vas a intentar saltar de nuevo ¿verdad?

-Acaso, ¿Tu me dejarías hacerlo?

-¡No!

-Entonces no. ¿Feliz? Yo mejor me voy.- Me di la vuelta y comencé a caminar.

Si no me amas, no importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora