Unión sexual latinoamericana

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Siempre fue un sueño hacer el sexo en el hostal, eso porqué es un lugar donde yo pienso que sea un “fetiche”, eso me pasa en la cabeza siempre que viajo y de esta ves en Bogotá, iré hacerlo ni que sea una orgia o algo así. Entro en el taxi en dirección al hostal.

Viendo las calles no tan distintas que mi ciudad en Brasil, pienso que quizá toda Latinoamérica sea igual; o eso es solamente algo de mi cabeza, bueno, no sé, solo me parece que Bogotá es una ciudad maravillosa. Estoy albergado en el barrio La Candelaria del centro.

Llego al lugar; casi son las veintiuna horas, estoy muy cansado, llevo mi maleta y mi mochila a la habitación.

Arreglo todo, pongo mis cosas en los armarios que hay en la habitación. Salgo de la pieza y me siento en el pasillo central del hostal, donde hay un sofá muy largo y ancho donde puedo acostarme o hasta dormirme sin que moleste a nadie.

Saco mi celular del bolsillo y acostado empiezo a ver las noticias, las redes sociales y a hablar con mi mama. Parece que estoy dentro de la pantalla y no más en un hostal en Bogotá.

Alguien se acosta a mi lado, vuelvo despacio mi ojo para ver mejor quien es; no identifico muy bien, pues está muy a mi lado, no dejando manera de verla por entero, solo si giro la cabeza a la derecha, algo que no quiero dejar enseñado, pues no sé que va a pensar.

Miro un poco su cadera y las piernas a muestra, los muslos grandes y musculosos, la cadera me parecía ser muy grande, pues creo que solo logro ver uno de sus culos.

Después de un lago tiempo viendo la pantalla del celular con esa persona a mi lado, otra se siente a mi frente y empiezan a hablar de alguna cosa, que no estoy muy seguro.

De la nada siento una mano en mi pierna.

— ¿Y de dónde sos? —Saco el celular de mi cara y miro a una chica flaca y de cabello corto mirándome.

— Soy de Brasil.

— Mira, estamos pensando acá, viendo que hay en latinoamericanos, yo conocí un chileno que está en la cocina y ella esa colombiana. —Me muestra con la mano a la chica que estaba a mi lado ya hacia algún tiempo, como ahora puedo girar la cabeza, lo hago y veo sus grandes ojos negros y el pelo rubio cubriendo sus hombros.

— Si soy colombiana bebe, pero vine de Medellín, Antioquia. Vine conocer a la capital. — Dice ella mirándome y jugando con su pelo, con el típico acento colombiano. Que, para ser sincero, para mi es muy sexy.

— ¿Qué parce a vos si hacemos un juego?

— ¿Un juego?

— ¡Sí! — La argentina se acerca a la colombiana, que está ahora sentada a mi lado, puedo ver sus hombros fuertes, los brazos y uno de los senos grandes apareciendo del lado de la camiseta sin hombro, mostrando que estaba sin sostén.

Ellas se miran rápidamente ojo en el ojo, sin mirarme; yo viendo todo lo que pasa, sin decir nada y acostado. Me arreglo y me siento, para ver mejor que va a pasar.

La argentina, con sus brazos finos y delgados, los dedos delgados con uñas grandes se ponen en su quijada. Se acercando aún más. Las dos abren la boca, veo sus lenguas empezaren a entrar una en la boca de la otra. Las dos bailando, entrando y acostando los labios. El juego no se interrumpe muy pronto y empiezo a acercarme.

Las ganas se me levantan el pene, mientras las veo haciendo un beso muy largo, las manos vuelven los cabellos una a la otra, la mano de la argentina pasa por detrás de la cabeza de la colombiana.

Me pongo detrás de la argentina y le saco la camiseta, mostrando sus pequeninos senos y linditos. Le beso la nuca y acaricio sus senos, apretándolos y pasando los dedos en los pezones.

La colombiana me sujeta por el cuello, hacia la boca de las dos, saco mi lengua y las tres empiezan a jugar y bailar afuera de las bocas. Me sacan juntas la ropa, ya estamos todos en el sofá sin ropa, pero acariciándonos y besándonos. Me acuesto con el pene con una erección más dura que una piedra. Ellas la sujetan juntas mirándome a los ojos, sacando las lenguas casi enteras y pasando las acariciándolo con ellas, dejando sus salivas en el cuerpo del pene, para que quede bien mojado.

Ponen mi pene entero en la boca casi tragándosela, cambiando de turnos como si estuvieran en una competencia de grupo. Jugando tan bien que me hacen temblar las piernas de excitación. Dejo de mirarlas y mira para arriba, viendo las luces del pasillo. Parece que voy al cielo.

Siento una de ellas con la mano en mi pene, después entrando en él, algo mojado y caliente, muy rico, sin duda.

Levanto la mirada y veo el culo grande de la colombiana moviéndose como si estuviera bailando funk carioca o reggaetón, moviendo para todos los lados, como una profesional, con la argentina dándole unos cachetazos y mirando junto conmigo.

Sin decir nada, la argentina sube sobre mí, pone la pequeñina vagina sobre mi cara. Yo saco mi lengua, paso por toda la parte de al frente, acariciando levemente, mientras siento el culo de la colombiana pegar en mi barriga y la ricura de su vagina mojada.

Paso la lengua por el coño con movimientos circulares, siempre con toda tranquilidad, mismo debiendo tener más concentración, por mi pene estar ocupado. Siento el jugo de su vagina saliendo y mojando mis labios, paso la lengua para secarlos y vuelvo a mi trabajo.

Pongo las manos en las tetas de la argentina, que ahora escucho su respiración mas profunda. La colombiana está gimiendo muy algo y creo que ha cambiado su posición.

Abro el ojo, veo arriba mío al chileno, con una erección y la argentina chupándole. Él no parce ni se importar que estoy a bajo de él y chupándola.

Sale la argentina de mi cara, para sentarse en mi pene, arriba mío, mirando con su cara linda a la mía; hace señal para que el chilena vaya detrás de ella. Siento su pene dentro del ano de ella, su cara ahora está más sexy, con una excitación que nunca imaginaria. La colombiana se sienta en mi cara, para probar también. Nos que damos así en una orgía muy rica.

Él chileno empieza a gritar y coge dentro del ano de la argentina. Yo me levanto pido para que las dos se arrodillen y les cojo en la cara, dejándolas todas mojadas con la cara con mi semen.

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