Los meses y semanas habían pasado con rapidez, las temporadas de invierno llegaron pronto, y con ello, nuevos comienzos.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
-¿Que será que habrá pasado con el Sr. China?
-No lo sé...ultimamente se ve más desarreglado, incluso no se afeita, es una lástima, se veía tan guapo...
-Lo sé, ¿Será que el dinero lo han vuelto loco?
Conversaban aquellas oficinistas, susurrando a escondidas aunque, eso no pasaba por desapercibido por el argentino, quién, como cada día, estaba trabajando en su pequeño escritorio.
China había ascendido como director de la empresa, le iba bastante bien, el dinero no le faltaba ni los pedidos de hacer una colaboración con otras marcas pero...últimamente ya no se lo veía como antes.
Ya no iba con su ropa planchada y bien arreglada, con su corbata ajustada o su cabello bien peinado y aromatizado, incluso una notoria barba se hacía cada día más presente.
Claro que, muchos se preguntaban que había sucedido, si era motivo de estrés, cansancio o simplemente la codicia de tener tantas oportunidades y estatus por su nuevo puesto de trabajo.
-Cariño, ven, ya es hora de almorzar.
Al oír aquella voz el menor sonrió ampliamente, acomodó su escritorio y se levantó para acercarse al mayor, viendo como él le tomaba su mano y le daba un pequeño beso en su frente para empezar a caminar juntos rumbo a aquel ascensor.
ESTÁS LEYENDO
My young boy.
RandomArgentina, tras vivir tantos años de soledad y tristeza, decide por fin acabar con todo, terminar con su pareja, aquel hombre empresario que es mucho mayor que el, irse de la casa en donde vivió más de 7 años, dejar de pensar en que dirán los demás...