Argentina tarareaba una suave canción mientras ponía un vaso y un platillo en una bandeja, llevaba jugo de naranja y galletitas para la merienda de su pareja, ya había perdido la cuenta de los días que seguía esa rutina pero...estaba feliz.
Todos los días veía al chino, todos los días estaba en casa, metido en su oficina trabajando, cenaban y almorzaban juntos y...en noches especiales, en aquellas en que el mayor parecía tener pesadillas, lo abrazaba y acurrucaba en su pecho, el latino sabía que el asiático aveces era conciente de lo que sucedia, era algo que ninguno hablaba, como si fuera un secreto entre ambos, uno que ninguno quería admitir que sucedia.
—¡Oh! Faltan servilletas
Dijo el menor con una dulce sonrisa en su rostro, poniendo dicho objeto a un costado del platillo para así, agarrar la bandeja y subir rumbo a la oficina del mayor.
Hacia ya unos pocos meses que el argentino poco a poco fue acostumbrándose a vivir dentro de aquella casa, ciertamente, los comentarios que su pareja le hacia sobre lo olvidadizo que se había estado volviendo, le provocaron temores en su vida cotidiana.
Aún no recordaba como poco a poco se estaba volviendo cada vez más olvidadizo, ¿Acaso era el hecho de que estaba envejeciendo? ¿O era por que no ejercitaba su mente?.
Trató de no pensar en ello, solo se dispuso a tocar la puerta, esperar el permiso de su pareja para así, entrar a aquella linda y ordenada oficina.
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My young boy.
RandomArgentina, tras vivir tantos años de soledad y tristeza, decide por fin acabar con todo, terminar con su pareja, aquel hombre empresario que es mucho mayor que el, irse de la casa en donde vivió más de 7 años, dejar de pensar en que dirán los demás...