🍷Cap. 9

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—¡¿No lo entiendes Perú?! ¡No sé por qué carajos me dejó! Todo iba tan bien...¡Todo iba tan malditamente bien! ¡Y el simplemente me dejó sin dejar rastro solo por "No querer seguir con alguien como yo"!








Perú miraba con cierta tristeza el estado del surcoreano, hacia días que había empezado a beber por las noches...

Desde que volvió de su viaje de trabajo sólo estaba peor cada día, durante el día su rostro era cada vez más deplorable, recibía regaños por dar malos informes o hacer malos cálculos, y, aunque quisiera ayudarlo no podía, él mismo se torturaba bebiendo u embriagandose en busca de algún alivio para su dolor sentimental.

Y si, a pesar de los pocos meses que Corea del Sur había pasado con el argentino sintió un gran alivio...sintió que había encontrado a su persona, aquella que lo acompañaría hasta envejecer...había sentido tanto amor, afecto, diversión y momentos únicos que le era imposible sacárselo de la cabeza..

Intentó llamarlo, enviarle mensajes, incluso rogarle por correo de voz que se vieran para hablarlo mejor pero...no hubo resultado alguno, incluso se hostigaba a si mismo por haberse ido, él había notado el comportamiento extraño que tenía el latino el día en que se fue de viaje..estaba nervioso, él lo sabía muy bien y eso solo confirmaba que..tal vez, solo tal vez...el argentino ya había planeado irse desde ese día aprovechando que el no iba a estar presente para detenerlo..










Todos esos besos....todas esas hermosas palabras...todas esas caricias y detalles...todo fue...una vil mentira...








Susurró apretando el mango de la botella mirando hacia el suelo hasta bajar su cabeza apoyando su frente en la barra del bar, maldiciendo haber tenido otra vez los recuerdos del argentino rondando en su cabeza...

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USA suspiraba con pesadez al mirar una carpeta entre sus manos, cada tanto, debía ir a la oficina de su reciente jefe para dar informe de su sección de empleados, las ventas y demás detalles sobre el marketing, algo que....ciertamente odiaba hacer, desde hace muchos meses que había dejado hablar con el asiático, después de ver lo que fue capaz de hacer no quería volverlo a ver.

Aún así, para su mala suerte, debía hacerlo cada dos semanas por obligación a su trabajo, así que, indignado pasó su mano por su rostro hasta llevar los flecos de su cabello hacia atrás, ya sabía lo que iba a ver, al abrir la puerta iba a estar la japonesa comiéndose a besos al chino en el escritorio e iba a crearse otra incomodidad.

My young boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora