Parte 7: No me vuelvas a besar

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Pete vivía en un sitio demasiado sucio, cuando irrumpimos en su casa había de todo, menos una buena higiene, sin duda era asqueroso estar allí, todos mis ánimos por molestar a mi compañero desaparecieron, no podía creer que alguien pudiese vivir en un sitio tan asqueroso, incluso una habitación la usaba como basurero, ¡había muchas bolsas repletas de basura!

Olía muy mal, no deseaba pasar tanto tiempo en aquella pocilga, por ello me apresuré en buscar algún dato que me diera su paradero actual, pero algo no cuadraba, en su habitación, la cual por cierto estaba igual de asquerosa que toda la casa, había bajo la cama una caja de cartón con mucho dinero.

Él parecía haber huido, con la ayuda de nuestro reloj supimos que el idiota no había entrado a su casa por alrededor de dos meses, no había ropa, no había documentos personales, no había armas, cualquiera deduciría que se había marchado, pero ¿marcharse sin dinero?

No tenía sentido, seguramente el sujeto ya está muerto e intentan que creamos que ha huido, así perdemos el tiempo en tratar de buscarlo y ellos tienen cierta ventaja para moverse, sin duda es un buen plan, sin embargo, aquí lo relevante es, ¿Allan lo sabe? ¿Qué tal si él planeó esto para que investiguemos sobre este sujeto?

No sé si puedo confiar en él, aún tengo muchas inquietudes con respecto a su posición en todo esto, no sé si está o no involucrado, además, ¿Qué era ese sobre que le entregó Lucy? ¿Y qué clase de relación tienen? Lucy dijo que son socios, pero ¿socios de qué?

Tengo muchas ganas de llegar al fondo de todo esto, si él no fuese mi compañero de trabajo, no esperaría demasiado para interrogarlo, sin embargo, el punto de toda esta investigación es que Allan no se entere.

Por otro lado, como en la casa no encontraríamos nada importante, decidí escanear la zona por fuera, incluso mi reloj detectó huellas de un vehículo, así que tomé una muestra de la tierra para más tarde enviarlo al laboratorio, si tenemos suerte encontraremos otro vehículo.

Lo bueno es que podía tomar aire fresco mientras que Allan escaneaba la casa por dentro, sin duda agradecía el hecho de no hacer ese trabajo, aunque al cabo de unos cinco minutos recibimos nueva información que nos obligaba a regresar a la agencia.

Todos los agentes fuimos citados en la sala de reuniones 27, esta se encuentra en el nivel -3, por ello, me bajé en el -2 para así entregarle la muestra a los chicos del laboratorio. Por supuesto que Allan me acompañó, si bien le dije que podía ir solo, él decidió acompañarme usando la excusa de que "somos compañeros".

Una vez cuando estuve allí, hablé con Ariel, un omega que al nada más verme se sonrojó y como era de esperarse, coqueteé con él poniéndolo cada vez más nervioso.

—Venga Ariel, ya lo has hecho antes— le decía mientras acercaba mi mano a su rostro— es importante, ¿puedes hacerlo?

—La última vez casi me descubren— decía nervioso, tratando de no mirarme a los ojos.

—Venga, te compensaré...—susurré en su oído logrando que se estremeciera.

Allan me miraba a lo lejos, un vidrio era lo único que nos estaba dividiendo, sin embargo, podía notar lo fulminante que era su mirada. Se suponía que debía estar allí de pie junto a él, no tenemos permitido entrar al laboratorio, pero le dije que vigilara por si venía alguien mientras yo conseguía lo que deseaba.

—E-Está bien...—respondió Ariel con las mejillas sonrojadas, recibiendo la muestra que necesitaba.

—Muchas gracias— dije robándole un apasionado beso en los labios.

Mi forma de recompensarle fue esa, era evidente que le gustaba, además a través del beso me estaba dejando sentir sus dulces feromonas, sin duda adoro el olor de los omegas, no se compara al de Allan, aunque el suyo tampoco me desagrada.

Cállate/Cállame BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora