Parte 17: Cita

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Ya no hay marcha atrás, estoy estacionándome en su garaje y me siento muy nervioso, ya no debería estarlo, de cierta forma he conseguido crear una cita con él, pero realmente tenía muchas ganas de verlo. Ahora mismo él me espera apoyado en el marco de la puerta que hay en su garaje, puedo verlo por el retrovisor.

Allan está sonriendo, parece feliz de verme, así que me apresuré en estacionarme con tal de bajarme y acercarme a él para saludarnos con un tierno beso en los labios, fue muy dulce, no había nada de malicia en el beso, sólo era tierno y su mano derecha se deslizaba por mi mejilla sosteniendo mi rostro.

Era tarde, él estaba con su pantalón de pijama y con el pecho descubierto, nosotros no tardamos en caminar hacia su habitación, además una vez me puse mi pijama nos metimos en la cama muy apegados mientras sus brazos me envolvían de forma gentil, cuidando de no aplastar mi herida de bala que en realidad ya no me duele.

La habitación estaba oscura, me sentía tranquilo y como habíamos pasado varios días sin vernos, comenzamos a charlar casi buscando ponernos al día, incluso nos besábamos sin sobrepasarnos, hoy parecía que solamente dormiríamos acaramelados.

—¿Dónde iremos mañana? —quise saber.

—Ya verás...—me dijo en un tono alegre.

—¿Habrá mucha gente? —quise saber.

—No, la mayor parte del tiempo estaremos a solas— me respondió— sólo así podré conocer más a mi novio— añadió haciéndome reír con timidez.

Me gusta que intente conocerme más, de hecho, gracias a eso me siento menos inseguro con respecto a sus sentimientos, ahora mismo muero de ganas de tener una cita con él, incluso puede que quizás logremos crear recuerdos muy lindos.

...Al otro día...

Wow, esto es increíble, Allan me llevó hasta un parque natural donde me sentía muy emocionado por recorrer la increíble naturaleza que el ser humano no ha sido capaz de destruir, además que preparó comida para tener un pícnic en medio de la naturaleza, asegurándome incluso que había un sitio en donde podríamos acomodarnos y charlar.

El auto obviamente se quedó estacionado en una zona apartada, nosotros caminamos por estrechos senderos y en ningún momento pensamos en regresar al auto, más bien, era al contrario, todo lo que necesitábamos estaba en un bolso que Allan llevaba en su espalda.

Parecía pesado, pero él me aseguraba que no lo estaba, hasta llegó al punto de ser todo un caballero dejándome con una sonrisa embobada cuando se comportaba de ese modo. Estaba siendo muy lindo conmigo, además las vistas eran preciosas.

Me estaba encantando caminar a su lado mientras conversábamos, en ningún momento nos quedamos en silencio, incluso nos reíamos por recordar momentos de nuestro pasado en donde ambos nos molestábamos, algo que nos hacía conocer la perspectiva del otro, además gracias a esto logramos llegar al sitio que él me había contado.

¡Era increíble! Llegamos a una explanada que tenía al fondo una casada espectacular, esta vez sé que no podemos meternos en el agua, aunque no podía evitar observar maravillado el lugar, además nos acomodamos en el pasto bajo la refrescante sombra de un árbol gigantesco.

Hasta ahora no sabía qué había preparado Allan para comer, así que tras ver como sacaba todas las cosas de la mochila, sentía mucha curiosidad por probar la comida que preparó, además trajo una botella de vino que podía beber mientras de un recipiente tomaba trocitos de queso.

—Trajiste demasiada comida— dije riendo, todo se veía muy delicioso, pero preparó más comida de la que podemos consumir.

—No sabía qué te podía gustar y qué no, así que hice de todo un poco— me comentó acomodando el postre en el típico mantel rojo de pícnic.

Cállate/Cállame BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora