Parte 48: Bajo nuestras propias leyes

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Las presentaciones son tan fastidiosas, a la mañana siguiente cuando Allan y yo nos acercamos al comedor para desayunar, varios de mis familiares estaban allí reunidos para conocer la noticia de mi relación.

Es obvio que yo no deseaba estar allí, mi familia es molesta en ocasiones, además no son agentes, de hecho, a excepción de mis padres, el resto cree que soy policía de investigaciones.

Ellos no saben la clase de trabajo que tengo, tampoco deben saber, eso es algo casi secreto entre mis padres y yo, de todas formas, fueron ellos quienes me inscribieron a una edad temprana a un colegio de este rubro, allí había niños de diversas edades, perdí la mayor parte de mi infancia en un sitio donde me entrenaron para convertirme en lo que soy.

La agencia es lo único que conozco, mi vida giraba alrededor de ella y sabía que seguramente no obtendría una vida normal, sin embargo, gracias a Allan en ocasiones tengo aquello que anteriormente creía que jamás llegaría a tener.

Con él me siento normal, tenemos un hijo, somos como cualquier otra familia, aunque no estoy interesado en casarme.

–Muy bien, habla de una vez– comenzó diciendo mi abuela materna con aquella voz rasposa que la caracteriza– ¿Quién es tu acompañante?

Todos nos miraban expectantes, Allan estaba nervioso, este simplemente me miraba esperando ser presentado, mientras que yo deseaba desayunar tranquilo.

–Mi pareja– respondí revolviendo mi taza de café.

–Ethan– me nombró mi madre, casi exigiéndome continuar.

–También es policía– agregué desinteresadamente.

–Y tiene un hijo con él– habló mi madre mientras que yo simplemente soltaba un suspiro cansado.

–¿Es un omega? –preguntó otro familiar.

–No– respondí.

–Ethan, habla sin rodeos– me exigió mi abuela.

Éramos alrededor de treinta personas y todos nos miraban como si fuésemos algo que satisfaciera su curiosidad, no quería estar allí, sabía lo que vendría, por ello miré a Allan y respiré hondo antes de hablar con claridad.

Todos estaban sorprendidos por el hecho de que se tratara de un alfa, aunque no revelé secretos de mi intimidad, de todas formas, ellos deseaban saber quién dio a luz a mi hijo, casi como si fuéramos un mono de feria.

–Entonces deben casarse– dijo más tarde mi abuela paterna.

–Claro que no– dije riendo– ya saben mi opinión con respecto a eso.

–¿Y esa sería? –preguntó Allan por lo bajo.

–Que no estoy interesado en casarme– le respondí viéndolo a los ojos– ni contigo, ni con nadie.

Allan y yo mantuvimos la mirada en el otro un largo instante, pero no dijo nada, simplemente me miró, no lo hacía con enfado, simplemente parecía entender la situación o deducir mis razones.

–¿Cómo que no quieres casarte? –preguntó otro familiar– tienes un hijo, ya conoces las tradiciones familiares.

–¿Y? –pregunté como respuesta– nunca dije que estaba de acuerdo, además no es algo que los concierne.

–¡Ethan! –me nombró con enfado mi abuela materna.

–Lo siento, pero es así– dije mirándola.

–¿Ahora que eres policía crees que te puedes saltar las tradiciones? –me cuestionó.

–No soy como ustedes– dije observándolos en el proceso a cada uno de ellos, quienes me miraban con enfado– no fui criado de la misma manera, ¿verdad, padres? –pregunté a medida que observaba el enfado en sus ojos, de todas formas, ellos tienen esa responsabilidad, fueron ellos quienes tomaron la decisión de apartarme de lo que normalmente se conoce como "lo normal".

Cállate/Cállame BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora