Capítulo 4.

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Ella realmente es rara, ya que, si viniera con Román no se estaría yendo; y menos si ya está a una cuadra de la casa ahora mismo. Y caminando sola a estas horas.

Pero me estoy empezando a cuestionar quién es el loco aquí, quien se va sola a estas horas y caminado o quien persigue a alguien en silencio a una chica que no conoce.

Si bueno... A estas alturas creo que no puedo hablar mucho. Eliot rindete, no puedes juzgar a nadie a esta altura de la noche. Porque en efecto, has empezado a perder la cabeza.

—¡Deja de seguirme! —Grita mientras se para y voltea—. ¿Acaso tengo un letrero que dice "sigue a la pelirroja"?

Creo que ni en tan silencio la seguía al parecer. Trato de poner mi mejor sonrisa enseñando mis dientes con un deje de estar apenado, ¿Pero por que?.

—No, es solo que... —Empiezo a decir. Pero demonios, ni si quiera sé que decir para no parecer un completo loco.

—Es solo que... ¿Qué? —Dice, ella es muy cortante definitivamente.

Suspiro, ni si quiera sé porque no me salieron las palabras hace unos instantes. Que idiota Eliot. Ya ni sabes hablar con una chica.
Perfecto. Más que perfecto.

—Pues... No se tu nombre —Y en cuanto digo eso parece sorprenderle a ella.

Y después rueda sus ojos. Su cara de sorpresa no dura mas que un segundo y medio. Si, creo que yo soy el idiota por pidiendo eso. Ni si quiera se porque fue lo primero que salio de mi. La nueva frase de Eliot es "Hey, dime tu nombre nena". Estoy más que convencido que esto me llevara a la ruina.

—¿A eso vienes? —Pregunta algo confundida—, ¿A saber mi nombre?

—No estoy muy seguro pero... Pues si...  —Ella abre su boca, pero parece dudar, después empieza a negar con la cabeza, se voltea y vuele a caminar—. ¡Espera!, ¿Cuál es?

Y si definitivamente estoy perdiendo dignidad justo en este momento, y si, eso no se ve todas las noches.

Total, nadie más está viéndonos. Nadie hablara para juzgar por mi, en estos instantes nadie mas que yo puedo tomar mis propias decisiones sin que alguien juzgue lo que estoy haciendo. Sin que nadie se sorprenda que Eliot el chico guapo solio corriendo tras una chica. Sin que nadie rumoree que me hacen falta unos cuantos tornillos.

—Esto tiene que ser una broma —Murmura mientras se voltea—, ¿Lo es verdad?

—No, ¿Por qué lo seria? —Le pregunto serio.

¿Realmente parece una broma lo que estoy haciendo? ¿Así es también como me ven? ¿El chico bromista? 

¿Cuando podre ser alguien normal que le interesó alguien y salio corriendo sin tan si quiera pensarlo?

—Bueno, ¿será porque eres el chico que le hace bromas a las chicas que no están a tu "altura"? —Hablan con un tono de enfado o un tanto de menosprecio, en efecto así es como también me ven—, y no le importa en lo más mínimo sus sentimientos, ni en como provoca efecto en la sociedad para ellas.

Ella en serio es muy directa. Tal vez debería irme, esto ya no abarca mi conocimiento de ligue. Bueno en primer lugar es lo que quiero. ¿Ligar? No estoy muy seguro de ello para serme honesto. No se si es lo que busco en ella. No lo pensé mucho cuando salí de aquella casa persiguiéndola. Había algo en ella que me había atrapado, cosa que no aceptaría en voz alta jamás.

Y lo único que me queda en estos instantes es darle la razón, he intentado convencer a demasiadas personas que no soy lo que los pasillos dicen de mi, pero es en vano. Así que me he convencido que lo que la gente cree de mi no puedo cambiarlo.

—Si ese soy yo, pero no necesito confírmalo o negarlo, si ya lo sabes y es lo que tu crees —Le continuo diciendo seguro de mí mismo, porque en efecto ese soy yo o en todo caso es lo que mis compañeros ven en mi siempre —. Entonces, ¿Cuál es tu nombre? Me gustaría saberlo.

Y esa es la frase más cierta que pude haber pronunciado en esta noche. Quería saberlo. Quiero saberlo. Que no quiera decírmelo provoca que quiera saberlo más. Si bien dicen que entre más le prohíbas algo a un niño mas lo querrá. 

Ella duda, abre la boca, pero no sale ni una sola palabra de ella. Enarco una ceja. 

Hasta que...

—Si que eres bastante insistente —Dice fríamente mientras suspira—. Es Leire. Me llamo Leire.

—Yo soy... —En ese momento recuerdo que ella ya conoce mi nombre—. Que tonto ya sabes quién soy.

Quería que riera un poco ante mi comentario. Pero ni si quiera puedo lograr eso. Bueno puedo ver como uno de los extremos de sus labios se mueve hacia arriba por unos cuantos segundos, por lo que si pude conseguir que sonriera un poco por escasos segundos. 

—Si ya lo creo, bueno como dije hace rato... —Suspira de nuevo, aunque ahora ese suspiro se escucha a que está resignada—. Me voy, quiero alejarme de esa casa.

—¿Te vas sola? —Lo sé, una pregunta algo tonta.

—¿Qué crees que estoy haciendo?

—Cierto... —Recuerdo que la vi con Román y se lo recuerdo—. ¿No venias con Román?

—¡No me importa mi hermano yo me voy! No soporto seguir en esa casa.

Espera... ¿Acaba de decir que Román es su hermano? Si, realmente dijo eso. Tal vez estas un poco raro en estos instantes, pero no eres sordo.

Ella me conoce y yo no.

La verdad es que nadie sabía que Román tenía una hermana y menos de una edad similar a la de nosotros, no se parecen en nada, y nunca había visto a una pelirroja en el colegio.

Muy bien, puedo decir que estoy completamente perdido.

Quiero ir detrás de ella, pero Ed está bebiendo de más y la verdad no quiero que termine vomitando. Aunque lo más seguro es que lo hará.

—Si sigues siguiéndome, tu amigo Eduardo va a seguir tomando y esto no se pondrá nada bien —Vuelve a hablar ella, como si me hubiera leído la mente... Como si yo fuera fácil de leer y comprender—, lo vi tomando demasiado antes de salir. Deja de perseguir a la pelirroja y ayuda a tu amigo.

Suspiro.

No me queda de otra más que ir por Eduardo, esto ya se puso fuera de control, bueno para él. Regreso a la casa a buscar a Ed, pero no dejo de pensar en cómo jamás la vi en el instituto. No es como que se te pierda alguna pelirroja de vista. 

Me muerdo mi labio inferior, por alguna extraña razón hay algo de aquella chica que no me termina de convencer y me agrada por eso mismo, directa... Algo fuera de lo que estoy acostumbrado. No se quien seas realmente, pero algo me dice que sería interesante buscarte. Saber quien eres. 

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora