Capítulo 15.

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—No entiendo como pude aceptar venir a comer un helado contigo Valerio —Se queja Leire, mientras come su helado de vainilla. 

Sonrió mentalmente ante eso, ¿En serio se queja mientras come helado que le compré?

—Mira Cariño, se podría decir que fue Matias quien aceptó y los niños mandan —Eso no tenía lógica y lo sabia, pero tenía ventaja de que Matías y Alison fueran amigos.

Le había dicho a Alison que podíamos ir por un helado y si quería podía llevar a Matias y a Thomas, también, todo es a propósito obvio. 

En fin. Tenia que acercarme a ella y si Matias ayudaba en eso inconscientemente lo intentaría. 

Lo intentaría tantas veces como fuera posible.

—Y no te ves tan molesta comiendo tu helado de vainilla, Cariño —Ella esta viendo a los niños jugar en el parque del centro, es de los más grandes de la ciudad—, al fin y al cabo yo fui quien lo pago.

—No está mal —La veo encogerse de hombros.

Ruedo los ojos por eso, un "Gracias" no hubiera estado mal. Pero estaba seguro que un gracias por parte de ella significaría un poco de debilidad de su parte, y ella no iba a mostrar dicha debilidad. 

Estoy seguro de que está agradecida de que le haya comprado el helado, me lo dijeron sus ojos en cuanto se lo entregue. 

—¿Que vas a ser en la vacaciones? —Colocó un brazo tras mi cuello—. Dos semanas enteras. 

Necesitaba saber que iba hacer estas dos semanas que nos daban de descanso. Podría buscarla y así no perder tanto tiempo.

—Nada, haré los mismos de siempre, las cosas que te conté —No parare de tan mal humor, lo más seguro es que sea por el helado—. ¿Y tu?

—Tal vez acosar a una chica pelirroja, con ojos hermosos y muy cortante. Pueda que sea mi meta de las vacaciones —Cierro mis ojos—, uno nunca sabe que pueda ocurrir.

Después me muerdo mis labios.

—Te deseo suerte con eso, va a ser algo difícil conseguir aquella meta —Ríe un poco sarcástica—, ni me imagino lo que tendrás que hacer para que ella por lo menos acepte ir a algún lado contigo.

Si tiene razón, va a ser difícil pero no imposible. Sus últimas palabras, me dieron un poco más de confianza, ya que jamás dijo que no iba a rechazar. Solo tengo que buscar algo que a ella realmente le encante y llevarla... Y tal vez sea difícil porque bueno... Solo se muy pocas que a ella le gustan, así que tendré que ingeniármelas bastante. 

—No creo que sea fácil —Trato de sonar algo poético—, pero si será posible.

Ella no responde.

—¿En que piensas? —Trato de buscar su mirada con la mía. Aunque no lo consigo, así que solo la observo.

—En nada —Se dedica a terminar su helado—, solo en el pequeño consejo que me diste el otro día, estuve pensando qué tal vez lo vaya a tomar.

Conociéndome hubiera dicho algo de mal gusto, pero ahora preferí callar, me hace sentir bien que ayudó en algo, que no sea cubrir en el Americano o besando a chicas. Jamás me habían dicho que tomarían un consejo, porque siempre digo tontearías y no me toman enserio.

—De nada —Supongo que fue lo más serio que se me pudo ocurrir decir—. Supongo.

Ya se acabó su helado al igual que yo.

—Me tengo que ir —Suelta ella sin más.

—Si quieres te puedo llevar —Me ofrezco, ya que trae a dos niños.

—No te preocupes, pero la casa de Matias no está muy lejos de aquí.

Asiento.

—¡Hey, espera! —Trato que se detenga un par de segundos más—. Antes de que te vayas dame tu celular.

Sonríe.

—Si vas a ser un acosador, se uno bueno y consigue mi celular por parte de alguien mas y recuerda que sigue pensando esa chica sobre ti no es nada bueno, te recomendaría estarte alejado —Se encoge de hombros y se va por Matias y Thomas a los columpios.

Se despide con una mano, mientras se sube a Thomas por los hombros y le toma una mano a Matias.
La veo irse.

—¿Te gusta la señorita Pond? —Volteo a ver a Alison un poco sorprendido.

—¿Por qué lo dices?

—He visto como la ves, tienes la mirada de como mi mamá ve a papá, ella esta enamorada de él , de hecho le pregunte como sabias cuando te enamoras.

Le sonrió.

—¿Que te dijo? —Alison es una niña muy inteligente, diría que es un poco madura para su edad.

—Cuando una persona, llega a ser mas importante para ti que tu propia vida, que darías todo por esa persona sin pensarlo dos veces, cuando la miras de una forma especial y cuando te sientes feliz sin ninguna razón estando a su lado. Sabes que es amor ─Responde una niña de tan solo siete años.

Suspiro.

—Eres una niña muy lista para tus siete años Alison —Sonríe y me abraza, presiento que va a querer que le compre dulces en el camino a casa.

—Algún día quiero mirar a alguien como tu lo haces con la señorita Pond.

—Y lo harás Alison, lo harás —Se lo deseo, la ventaja es que tendrá mucho tiempo por delante—, pero hay un problema Alison, a mi no me gusta la señorita Pond, solo somos compañeros del instituto. Y tenlo por seguro, de que no lo hará pequeña.

Ella ríe un poco, y no entiendo el motivo.

—Eso dices ahora primo —Entonces bosteza—, ya quiero ir a casa... y quería saber si me podrías comprar dulces, mi mamá no ha querido.

Entrecierro los ojos.
Sabía que quería algo más y estaba en lo correcto que eran dulces.

Suspiro y empezamos a caminar al auto.

Pero mi pregunta es ¿Cómo es que veo a Leire? Según Alison la veo de una forma especial. Pero no se, según yo no lo hago y mucho menos me gusta, ni un poco.

En fin, no entiendo cómo se supone que ves a una persona, simplemente la ves y ya.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora