Capítulo 37.

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—¿Entonces me quedaría mejor la camisa verde o la azul marino? —Creo que me está preguntando Eduardo mientras bajamos las escaleras del Instituto.

Tiene desde el descanso preguntándome varias cosas, pero no le he estado poniendo mucha atención.

—La verde, le queda más a tus ojos —Supongo que es una respuesta, lo miró mientras me encojo hombros.

—Si tienes razón —Él jamás hubiera pensando algo como eso, de hecho ni yo sé cómo fue que yo también pude decir eso.

Estoy apunto de preguntarle para que me estuvo preguntando todo esto, pero por alguna extraña razón, estoy tambaleándome apunto de caerme, pero entonces Eduardo me toma de los hombros para volver a tomar equilibrio.

—¡VALERIO...! Con un demo... , ¿Tienes que chochar conmigo para llamar la atención? —Me pregunta Leire desde el suelo.

Me agacho al instante. Ayudándole a levantarse. De hecho no se porque termino chocando con ella, es como cosa del destino.

—Perdón, perdón Cariño, no fue mi intención —Le digo cuando ya está parada, pero mi brazo esta rodeando su cintura, ya que ahí se quedo al momento que le ayude a levantarse del suelo.

Ella se da cuenta de eso, y al instante se aleja de mi. Luego ella se nos queda viendo a los dos.

—Hola Leire —Le dice Eduardo a ella, bueno obviamente a ella porque no hay nadie más que tenga su nombre, que yo sepa, claro.

Ella se voltea.

—Eh... Hola Eduardo —Después le sonríe.

¿Le sonrió a Eduardo? Qué demonios. Tal vez fue una sonrisa falsa, si debió de haber sido eso.

Después se voltea a verme con la misma sonrisa.

—¿Por qué siempre tienes que chocar conmigo? —Me cuestiona al instante.

—No se, es coincidencia, tal vez el destino quiere que estemos juntos, para bien o para mal —Le digo mientras subo y bajo mis cejas algo rápido.

—No creo que sea eso —Entrecierra sus ojos, después suspira—. Ya me voy, sino llegare tarde a clases.

Yo asiento, y ella se va.

—La verdad es que yo solo he visto muy poco avance, creo que alguien más es quien esta en ese proceso de enamorarse —Dice Eduardo, mientras se quedaba viendo por donde se va Leire—. Si no es que ya lo está.

–Cállate —Es lo único que puedo decir y él se ríe.

—Lo bueno es que todavía te falta más de un mes, todavía tienes tiempo.

—Ya lo se, sigo al pendiente de la apuesta.

Ya no decimos nada más, caminamos a clases, y como era de costumbre siempre llego tarde.
La maestra de arte ya estaba hablando.

—Puede pasar señor Valerio, tarde como siempre —Me dice y entro a su clase, me siento en las butacas de al frente que nadie quiere ya que las de hasta detrás están ocupadas—. Como estaba diciendo hace unos momentos, el proyecto consiste en representar algo que te apasione, algo que disfrutes como una foto reflejada en pintura, en un gran dibujo, en lo que tú quieras... Simplemente hacer reflejar todo aquello que te gusta a lo grande —La veo reír a la maestra y ruedo los ojos ante eso—. Como es algo grande, será en parejas. Las parejas las van a escoger ustedes, así que... Empezamos a escoger las parejas, el primero en escoger será... —Ella empieza a ver a todos, y su mirada se detiene en mi, demonios odio escoger yo pareja—. Señor Valerio, nos haría el favor de escoger a su pareja.

Demonios, maldigo por lo bajo, odio en serio lo odio tener que escoger pareja y más si soy el primero, siempre cuando hay proyectos por el estilo me pongo con Dafne ya que ella hace todo el trabajado, me levanto de la butaca y visualizo todo el salón, veo a Dafne ella me ve al instante, ella sabe que siempre me pongo con ella, pero ahora no, observó todos mis compañeros, pero cuando me resigno a escoger a Dafne la veo.
¡Claro que idiota soy! Leire está aquí, era obvio que escogiera esta clase, ella esta acostada en la butaca tratándose de ocultar, o tal vez es que estuviera dormida, no se realmente el motivo por el cual está así, pero obviamente se que es ella ya que la reconozco por su gorra.

—Quiero como pareja a Pond —Digo en voz alta mientras apunto su lugar. Dafne se levanta.

—¿Qué? —Grita realmente algo fuerte—, ¿A la patosa?

—Más respeto con la señorita Pond, señorita Gomez —Ella no responde nada más, ni vuelve a gritar—. Muy bien, veamos, Valerio con Pond, el siguiente en escoger será Anderstood.

Y así, poco a poco todos escogieron su pareja.

—Chicos, ahora que ya están listos con su pareja, pueden reunirse con ella para ponerse de acuerdo. El proyecto se entrega en una semana, suerte —En su tono de voz hay emoción, y vuelvo a rodar los ojos por eso. ¿A quien le emocionan los trabajos de arte? Solamente a ella.

Y todos se paran para irse con la pareja que escogieron. Camino a la butaca de ella, cómo está en la esquina del salón me siento quedando recostado en la pared.

—¿Por qué yo? —Me pregunta sin levantar su cabeza, así que nunca estuvo dormida.

—Será divertido —Es lo único que puedo pronunciar. O eso espero.

—Dafne me va a molestar más, ¿No pensaste en eso? — Es cierto Dafne la molesta mucho y nunca he entendido el por qué.

—No te preocupes —Ella levanta un poco la cabeza para mirarme—. No te hará nada porque yo te cuidare. Mientras tu estés conmigo nadie te hará daño. Te lo prometo.

Ella vuelve a meter su cabeza al hueco que se originó en sus brazos.

—No deberías de ir tras de mi siempre —Murmura—. Para una chica es cansado tener un acosador.

Río un poco por eso.
Yo no soy un acosador.
¿O si lo soy? La verdad es que no lo sé, pero espero no serlo... tal vez lo sea un poco, pero no puedo perder tiempo. Para mi el tiempo es oro en esta apuesta.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora