Capítulo 11.

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—Señorita Pond, él es mi primo... —No fue necesaria terminar la frase porque Leire la interrumpió.

—Valerio —Dice cortante... Bueno por lo menos tenía excusa de verla hoy, la apuesta inicio el viernes. Y hoy es perfecto para tratar de intentar algo.

—Hola —Le sonrió, ella pone sus ojos en blanco, definitivamente ella no me lo va a poner fácil—. ¿Me extrañaste, cariño?

—Alison, ve a jugar, en unos minutos más empezamos con el cuento—Se dirige muy amable a mi prima.

Ella asiente y se va con el niño que creo que es Matías. El que la trato de abrazar y Alison no quiso. 

—¿Me estas siguiendo? —Directo al grano, ¡Si perfecto!, sarcasmo.

Pero me gusta que vaya al grano, y no quiera posponer sus preguntas, dudas o cualquier cosa que conlleve atacarme.

—No... —La verdad es que no sé cómo responder a eso—. Creo que tú me estas siguiendo.

—Yo trabajo aquí —Suspira—, ¿Te vas a quedar a escuchar la lectura o a tratar de ser tan Valerio?, porque si no es así te puedes ir por uno de esos pasillos y perderte. Por favor.

—A escuchar la lectura está más que claro —Intento poner ojos de ángel mientras le sonrió—, y por si no lo sabes yo no estoy tratando de ligar contigo.

—¿Ah no? —Ríe de una manera irónica—. Primer caso en la fiesta siguiéndome, segundo caso preocupándote por si llegue a casa bien, tercer caso hasta me querías invitar a salir, y si no recuerdo mal hasta me llamabas Cariño. ¿Eso no es tratar de ligar?

—No te llamaba, te llamo Cariño, Cariño —Pone sus ojos en blanco. Sonrío por eso—. Y dije que yo no trato de ligar contigo porque con la palabra "tratar" hay una posibilidad de fallar, y yo no fallo. Así que estoy ligando.

Rueda los ojos, mientras la veo morderse su mejilla. Lo mas seguro es que quiere gritarme, pero sabe muy bien que no puede, así que se contiene.

—Vete ahora mismo Valerio.

—No puedo —Chasqueo la lengua—, y me quedare a escucharte.

—Bueno, puedes ir a buscar un lugar —Se detiene antes de continuar—. O haz lo que se te de tu gana, no me importa que hagas la verdad.

Asiento de manera sonriente, y ella se va. Lleva puesto un vestido de flores.

Es bonita, lástima que es directa. Y lástima que también estoy dentro de esta apuesta. ¿En qué demonios estaba pensando el viernes? Ni idea la verdad. Las apuestas van bien conmigo, lo que no va bien es tener que enamorar a una chica, ¿Como se enamora a una chica? Yo solo sé llevármelas a la cama.

Y sin más llama a los niños, lo hace demasiado rápido que se me hace fantástico, a los niños les gusta, lo puedo notar, tomo una silla que esta junto a una pared de libros y me siento.

Empieza a leer el cuento de Hansel y Gretel.

En cuanto lo hace puedo ver porque a los niños les encanta, cuando habla lo hace ver divertido o triste dependiendo de la situación del cuento, hace gestos, se para, salta, pasa alrededor de los niños, convive con ellos mientras lee.

Ellos están fascinados con Leire. Y por alguna extraña razón me ha gustado su espectáculo.

Termina el cuento y ella les da dulces, tal cual como Alison me había contado.

—¿Te estas burlando de mí? —Me dice Leire, no había notado que tenía una gran sonrisa en mi rostro, fue casi inconsciente eso... De hecho, yo no recuerdo haber sonreído—, ¿Iras por ahí por el instituto a contarle a todos lo ridícula que me veo haciendo esto?

Otra cosa, desde que la vi no se me cruzo por la cabeza eso.

—No solo es que... Fue agradable, lo qué haces —Me encojo de hombros—, y no haría lo último, si me das un beso, cariño.

—Y aquí tenemos al verdadero Valerio —Hace una mueca de asco—. Y en efecto, ya que si lo harías, Valerio. Por el amor de Dios cualquier excusa para molestar a alguien en público la tomarías sin pensarlo dos veces, ni si quiera te bastaría un beso.

—Soy capaz de eso y de mucho más, es cierto —Me detengo un par de segundos—, pero no contigo. No a partir de ahora. Cariño.

Tiene que caer de alguna manera, y si necesito ser amable, y entre comillas, lo haré. Tengo que intentarlo, porque es cierto, no me gusta ser rechazado.

—¿Siempre tienes que actuar como un completo idiota? —Así nunca voy a lograr nada si ella sigue pensando eso de mí.

Tendré que ver poco a poco como cambiar mis estrategias para ver que es lo que le gusta.

—Creo que sí, así soy yo —Arrugo la nariz—, ¿Por qué trabajas aquí?

Suspira. No quitare de su cabeza la idea de que soy un idiota, mas si le puedo cambiar el tema de conversación.

—No te tengo que contar nada a ti —Rueda sus ojos.

—Oh vamos, simplemente suéltalo. No te besare si me lo cuentas —Le guiño un ojo—, o quien sabe.

Ella sacude su cabeza, después suspira, creo que se ha dado cuenta que si no me lo cuenta seguiré molestando, y sí que lo haré por una larga temporada.

—Mi primo Matías me lo pidió, hace un par de meses la Señorita Helen renuncio, y Matías se puso demasiado triste, ya que nadie quería este puesto, a él le encanta la lectura y todo lo relacionado con la literatura gracias a la abuela, y decidí trabajar aquí gracias a él —Se encoge de hombros—, creo que también me lo pidió porque a Alison le gustaba escuchar los cuentos. Creo que a Matías le gusta, en fin. Niños.

La observo por varios segundos, ha decir verdad ella parece incomoda con mi presencia y sin más suelto lo siguiente.

—Al parecer no eres tan fría como pensaba —Le digo con una sonrisa de lado.

Entonces Alison se acerca.

—¿Vamos por mi helado que me prometiste? —Me pregunta mientras me agacho.

—Si, solo dame un segundo —Se lo digo mientras hago un "Boop" en su nariz.

Ella asiente y creo que se va a despedir de Matías.

—Y tu al parecer no eres tan idiota con las chicas —Dice mientras señala con la cabeza a Alison.

—Es mi tesoro esa niña —Me le quedo viendo a Alison, porque es cierto—, ¿Y sabes también con quién podría no ser un idiota? Contigo Leire.

—Mejor así déjalo, no me interesas ya te dije no seré una pieza en tu juego retorcido—Empieza a caminar en dirección de Matías—, adiós Valerio, nos vemos en uno de tus próximos accidentes. O tal vez del mío.

—¡Tú eres la que caerá! —Le grito.

Si me pongo a pensar sería en ambos sentidos.

Caer al piso como de costumbre.

Y caer por mí.

Y sí que será otra pieza en mi juego, solo que de una manera un poco distinta a la acostumbrada.

Alison se acerca a mí con ojos de cachorro, me toma la mano, ya quiere su helado, está niña a veces es un poco manipuladora.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora