Capítulo 69.

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Leire's POV.

No podía seguir corriendo, mis piernas temblaban mucho como para poder lograrlo, mi corazón estaba al cien.
Simplemente ya no podía hacerlo más, tarde o temprano iba a parar porque mis piernas se congelarían y no porque hubiera frío, ni mucho menos, al contrario hacía mucho calor esta noche, pero se congelarían porque mi cuerpo quedaría inmóvil tarde o temprano ya que nada en mi estaba reaccionando como se debía.

—¿Por qué siempre me persigues? —Le grito enojada, estaba harta de que siempre hiciera eso, estaba harta de todo esto.

No soportaba que estuviera cerca de mi, no después de enterarme de la apuesta.
Ya no se que creer, pensaba que al final si fui un peón en su juego.
Y ahora... Él cantó para mí, lo hizo enfrente de todos, ¿Qué era lo que debía creer?

Estaba harta de todo esto.
¿Qué era lo que realmente sentía él?
Aparte todo fue una apuesta, ¡Fui su jodida y maldita apuesta!
Y aún así lo hizo. ¿Por qué?

—Tu sabes muy bien porque —Responde con un tono de tristeza.

No me importaba si estaba triste, ¡Yo estaba rota!, ¿Como pudo hacerlo y después querer intentar algo?

—¡Quiero que te detengas! —Freno en seco, empecé a correr pero ni yo sabia a donde iba, aparte mis piernas ya no podían, me pesaban mucho—. ¡Tienes que detenerte en hacer todo esto Valerio! Me complicas la vida.

Me complicaba mi existencia en estos instantes, no me encontraba cuerda por el momento, y todo gracias a que estaba realmente confundida con todo.

—Disculpa... ¿Qué? Tú eres la que me complica la vida Leire —¡Ja!, que buena broma, él era quien me estaba complicando todo.

No le respondo, me dedico a observarlo.
¿Por qué se esforzaba por qué creyera en él?
¿Por qué simplemente no molestar a otra chica? Al cabo ya me había roto.
¿Acaso es cierto lo que decía la letra de aquella canción?
¿Realmente se había enamorado?

—¿Por qué la canción? —Me encontraba completamente vencida, no podía correr más, no era una chica deportista y los tacones no me ayudaban en nada.

—Te dije que si alguna vez mi vida dependería de cantar, lo haría —Sonríe tristemente—. Y necesitaba una forma de que me perdonarás, lo único que se me ocurrió fue escribirte una canción para que vieras que si me importas.

—¡Eres un idiota! —Le suelto enojada.

¿Por qué a mí?

Él no me responde, simplemente agacha su cabeza.

Él no me puede hacer esto.
Mi vida era más sencilla cuando no estaba él, Valerio llego a darme una vuelta de 180 grados a mi vida, era algo que yo no buscaba.

Yo no buscaba enamorarme por segunda vez y lo conseguí.
Yo no buscaba que me rompieran el corazón por segunda vez y lo conseguí.
Y ahora estoy aquí... Y tengo que decidir entre lo que siento o en lo que me hizo sentir: enamorada o humillada.

—Fuiste una apuesta, si es lo que quieres saber —Confiesa Valerio de nuevo y me sorprende que lo diga—. Al inicio no la iba a aceptar, pero... Te vi... Y quería conocer más de ti. Tú eres la única que me conoce como realmente soy, me ensañaste como eres... No eres tan fría como todos pensaban, y yo te enseñé mi lado vulnerable, te enseñe que también yo me puedo enamorar.

No sé qué responder ante eso, tengo una batalla en mi mente.
Creerle o no creerle, dos opciones tan parecidas y a la vez muy difíciles.

—¿Recuerdas nuestro primer beso? —Pregunta mientras levanta su cabeza y después se da un golpe con la palma de su mano en la frente—. ¡Qué idiota! Claro que no lo recuerdas... Nunca te conté como me hizo sentir ese beso, cuando te bese cerré mis ojos, y quiero aclarar que nunca hago, pude sentir tranquilidad y en ese momento me di cuenta que había caído por completo ante ti, supe en ese momento que no tenía que buscar más porque por fin te había encontrado. Cariño, no te pido que me perdones en estos momentos, pero quiero que te des cuenta que no eres un juego para mí y que no lo serás, solo necesito una segunda oportunidad para arreglar todo esto, porque... Como decía en la canción "Nunca te defraudaré, si te sostienes a mi". No hoy, no nunca más. No lo voy a volver a hacer porque no quiero volver a verte sufrir por mi. 

Le empiezo a pegar dándole palmadas como una loca, él no tiene el derecho a venir y cambiar mi mundo como así y después destrozarlo para al final tratar de arreglarlo, no debería de ser tan fácil.
Le sigo pegando, pero mis lagrimas empiezan a brotar de nuevo.

Al final, nadie puede ser tan fuerte como para no destrozarse.

Me había enamorado, de esa sonrisa, de esos ojos tan profundos, de sus chistes malos, de la forma en como se preocupaba por mí, de todo de él, me había enamorado complemente de él.
Lo estoy.

Él no trata de detenerme, como si supiera que se lo merece.
Pero lo que sí hace es tomar mis brazos y abrazarme.

No me resisto, ya que estoy cansada, cansada de luchar contra él.
El problema es que... Aunque me hizo sentir humillada, me hizo sentir que solo fui otra más, yo lo quiero, realmente me gusta.
Pero si le permito regresar, sé que sufriré, sé que me volverá a hacer daño, porque yo no nací para esto.
Yo no nací para el amor.
El amor me odia.

—"So make a deal darling. I'll never let you go if you, you stay." —Canta uno de los últimos pedazos de la canción que me escribió.

Sonrío tristemente.

—¡Te amo! —Empieza a gritar una y otra vez.

—¡Cállate! —Le digo molesta, aunque me gusta que lo diga.

—No, jamás me cansaré de decirlo — Dice con entusiasmo—, ¡Te amo!

Y aunque me hubiera hecho daño, sabia una cosa, yo también lo hacía.

Fue ahí cuando me di cuenta, que no quería que se fuera, lo odiaba, pero no podía dejar que se fuera.

—Perdóname —Continua él—. Fui un idiota, no debí apostar para conocerte, pero si no hubiera sido por esta apuesta jamás te hubiera conocido como realmente eres y no me hubiera enamorado. Porque tú eres la única y siempre lo serás chica Pond.

Me aferro a sus brazos.
Hay algo en sus palabras que provoca que le crea.
Y no quiero dejarlo ir.

—Te amo —Me susurra una vez más.

Y mi mente se fuerza mucho para responder, pero al final lo hago.

—Yo también —Susurro con toda la verdad del mundo.

Él me abraza más fuerte, como si fuera a huir de él, pero sé que no lo voy a hacer, nunca podría huir de él, no más.
¿Como podría?
Él me quería, y yo también lo hacía.

Y algo en mi decía que nos íbamos a aferrar por mucho tiempo.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora